Como pertenezco al grupo de los mortales que ya no podremos recibir una pensión y, por lo tanto, nos entrenamos para trabajar hasta la hora de la muerte, envidio hasta lo indecible a esos hombres que pueden sentarse la tarde entera en un café a ver girar el mundo… y a disfrutarlo cuando este adquiere la forma de unas carnes firmes de mujer.
Cada vez que puedo me uno a esas tertulias donde se habla de lo divino y lo humano, pasando- cómo no- por las mil maneras posibles de arreglar un país. La última ocasión fue el viernes 17 de Septiembre, víspera del que los gremios del comercio llaman “ Día del amor y la amistad”. Los anfitriones eran Gildardo y José Ramón, dos profesores de la vieja guardia, de esos acostumbrados a enderezar estudiantes díscolos a reglazo limpio, si era necesario
- Es curioso - dijo Gildardo- observar como los contenidos del amor han cambiado en pocos años, al punto de que los muchachos primero se van a la cama y después, si el polvo estuvo bueno, preguntan por el nombre del otro. Sin embargo, en las formas hay cosas que permanecen, como eso de llevar serenatas, regalar flores o paquetes de chocolatinas. Parece que la gente necesita creerse el cuento de que no solo va en busca de sexo.
- Hombre, acabas de anotarte un punto- le respondí- Todavía no se han hecho estudios juiciosos sobre la contribución del mito romántico al desarrollo de la floricultura, de la industria de chocolates y a la supervivencia de los músicos callejeros. En ese momento, invocado por la conversación, pasó por la acera de enfrente un joven con la mirada extraviada portando una rosa roja en la mano izquierda y… adivinen qué: una cajita de chocolatinas Jet en la derecha.
- Es más- continué, animado por la visión - Creo que en realidad el enamoramiento es un pretexto noble para dar rienda suelta a la verdadera pasión : llenar el álbum de chocolatinas Jet. Al fin y al cabo, el álbum puede durar toda una vida, mientras los romances nacen y se extinguen a una velocidad que espanta.
- Tienes razón, cabrón- sentenció José Ramón- En mi casa, por ejemplo, tenemos un álbum en el que los seres vivos todavía no se habían trasladado del mar a la tierra. En cambio, mi nieta Natalia, ha tenido siete novios durante su primer semestre en la universidad, algo asombroso, si nos atenemos a que ella no es Britney Spears.
- Eso no es nada- intervino Gildardo, hiperbólico como siempre- Una hermana de mi mujer guarda un álbum donde las jirafas todavía no habían evolucionado :aparecen todas con el cuello cortico, disputándole la hierba a las ovejas.
Por la calle pasó una camioneta llena de muchachas que cantaban a gritos canciones de Pipe Bueno, con el corazón temblando detrás de su fortificación de pechos operados. En el tocadiscos del café sonaba un acetato con la voz de Alfonso Ortiz Tirado intacta desde el fondo de los años. Gildardo y José Ramón seguían la tonada con monocordes movimientos de cabeza. Abrumado por tantas sensaciones encontradas crucé la calle hasta el puesto de dulces, donde compré con descuento media docena de chocolatinas Jet tamaño económico que repartí a partes iguales entre las dos mujeres con las que comparto mi vida, alentando la esperanza de que, esta vez sí, saliera la maldita lámina que todavía no he podido conseguir.
jAJAJAJAJAJA. ¡Qué humor! Y cierto es que así se dan las cosas.
ResponderBorrarHola Amarillo blanco. Muchas gracias por el mensaje. A propósito : ¿ usted también contribuirá hoy al desarrollo de la floricultura y la industria de chocolates?
ResponderBorrarMientras allá celebraron el día del amor y la amistad aquí se derrochaba dinero y entusiasmo en la patria... y por cierto ese J0sé Ramón es mexicano o por qué te dijo cabrón? espero que hayas encontrado la laminita que buscabas. Un abrazo!
ResponderBorrarHola, Carolina. No estoy seguro, pero supongo que me dijo cabrón... pues será por cabrón.
ResponderBorrarSaludos ciberneticos!!!... Pues le cuento mi querido maestro que el álbum ese ya evoluciono y es virtual...o sea que se llena por internet...mmj! así que para encontrar la laminita que le falta le va tocar conseguir un "Ipad"... jeje!...
ResponderBorrarPor otro lado... falto algo... como seria el desdichado día de amor y amistad del pobre Emo de barrio... ??? se intoxicaría con con una tonelada chocolatinas por desamor???
He vuelto a leerlo después de mucho tiempo para enviárselo a la mujer que ahora llena mis sueños (o pesadillas) y encuentro de nuevo que es uno de los mejores textos que le he leído. Delicioso, como las chocolatinas. A propósito, ayer ella me regaló chocolates, aunque no era día del amor y amistad.
ResponderBorrarSaludos Don Gustavo.
Cami