“Qué tal, chinos y chinas. Les habla su diyey Paco, aquí desde los estudios de la rechimba emisora que sabemos. Hemos madrugado a las diez aeme, para hacerlos felices con nuestro espais de entretenimiento. Ya saben : los que no nos escuchan mueren de pura jartera. A lo bien, si o qué. Bueno, sin mas pre…pre…pre ámbulos abrimos nuestra sección de sexología, consultorio sentimental y otros consejitos útiles ¡Su nombre, mamita! Hola Connie ¿Cómo estás? ¿Por qué esa voz tan aburrida, mami? ¿Tu machucante no te echó ni uno anoche? ¡Pues levántate otro que en la olla hay más! Bueno, chao, preciosura…muuaaaahhh. Seguimos con nuestro espais de socio… perdón, de sexología ¡Tenemos otro oyente en la línea!"
Si usted es uno de esos idealistas que todavía creen en la radiodifusión masiva como una posibilidad de contribuir a la educación de la gente, le recomendamos que si va a navegar por el dial tome las precauciones de un moderno Ulises y se haga amarrar muy bien a su silla, ojalá con cadenas de acero inoxidable, si no quiere sucumbir a la indignación o a la pesadumbre sin remedio y acabe destrozando contra el suelo el entrañable aparato heredado de generación en generación desde que su tatarabuelo lo importó de contrabando por las rutas del Urabá antioqueño.
Porque lo que va a encontrar será un escenario de pesadilla donde, con unas pocas y honrosas excepciones, el lenguaje agoniza en medio de una especie de suplicio de Tántalo, como si en lugar de ser un vehículo de comunicación y comprensión entre los humanos, se hubiera convertido de repente en un aparato ortopédico, imperfecto para acabar de completar, que no dice lo que pretende decir y acaba por expresar lo que nunca se propuso.
Si aterriza en un espacio periodístico de los llamados “serios”, es probable que un periodista que en noches de luna llena se convierte en tecnócrata, lo abrume con una jerga en la que a duras penas el oyente puede identificar términos como cluster, commodities,broker, gobernanza,resiliencia o leadership,sin que nadie se tome la molestia de contarle qué quieren decir esos vocablos en castellano
En el caso de que se le cruce un programa deportivo , los responsables de su conducción lo trasladarán a un universo hiperbólico donde todo es “impresionante” o “espectacular”, aunque se trate del humilde acto de amarrarse unos botines. Para la muestra, les cuento que hace un par de días le escuché decir a un comentarista de cuyo nombre no quiero acordarme, que " al arquero del Deportivo Pereira le duelen las pelotas abajo". Eso para no hablar de un extraño virus todavía no identificado, causante de una al parecer irreversible atrofia de las palabras que los lleva a referirse al director técnico de un equipo como el “deté”.
Y si por uno de esos insondables designios de la providencia va a usted a caer donde los sexólogos y consejeros sentimentales de marras, mejor encomiéndese a James Clerk Maxwell, el físico inglés que con sus teorías sobre el electromagnetismo previó la propagación de la energía en el espacio , que finalmente dio lugar al descubrimiento de las ondas de radio , aprovechadas en principio para ayudarle al lenguaje a circular, sin sospechar que con la colaboración de algunos “profesionales del micrófono” se estaba sembrando el germen de la propia destrucción.
Dicho de otro modo, el lenguaje es el instrumento que utilizamos para confundirnos, no para comunicarnos, más o menos la idea de George Bernard Shaw cuando dijo eso de “Inglaterra y Estados Unidos son dos países separados por el mismo idioma”. Tu parodia del locutor es una joya, la he disfrutado mucho. De todos modos, el locutor de marras y gente de su laya por un lado, y los escritores de buen gusto por el otro, son los crisoles en los que se forma el idioma. Tu vigilancia y exigencia es el catalizador del estofado, si puedo decirlo así.
ResponderBorrarMi querido, don Lalo. A esta altura del camino dan ganas de volver , como si fuera un mantra, a los versos certeros del poeta ruso : "Decidle a mis hermanas Edna y Ariadna/ que yo ya no tengo donde esconderme".
ResponderBorrarComo siempre, muchas gracias por el diálogo y por la lucidez de sus reflexiones.
Un abrazo,
Gustavo
Pues me ha divertido un monton su articulo amigo Gustavo, y sería mas "espectacular" todavia oir esos dialogos que cita. Siguiendo con la afortunada cita de nuestro estimado Lalo, hace algunos años conoci a un compatriota suyo, era de Cali, entenderlo era un dificil ejercicio, no solo por las expresiones coloquiales como "guayabo" o "dar papaya", sino por la forma de entonar, amen de la forma acelerada de hablar. Seria cansarlo contarle acerca del suplicio que significa escuchar la radio aqui, salvo algunos informativos, y la television no es la excepcion. Con escuchar a periodistas, expresiones como "la calor en Santa Cruz" "el gobierno aún todavia" o "tenemos menos 2 grados bajo cero", es mas que suficiente para menear la cabeza.
ResponderBorrarGus, por no hablar de las calidades intelectuales y destrezas verbales de un insigne economista egresado de esa lugar donde se prepara toda la burocracia local y que desde hace décadas funge (o finge?) como director de un espacio noticioso en una emisora local. Hasta tiene club de detractores en esa selva que se llama Facebook. Le dicen "el hombre de la papa en la boca".
ResponderBorrarQué viva la radio... difusora nacional de Colombia!
nuestro idioma llamese español o castellano ha sufrido en muchas variaciones que para nada ayudan en la comunicacion, igual le pasa al ingles con las abreviaciones cada vez mas sonsas y sin sentido sobre todo en la parte oral, y escrita, entonces como buenos latinos nos montamos en ese bus de abreviar y simplificar de esta manera hemos llegado a una barbarie, secundada tambien por la chabacaneria y zafia influencia de las novelas de narcos y prepagos que son del consumo diario de no solo adultos sino de nuestra juventud, se limitan a repetir las expresiones estupidas usadas por radio y television sin darse cuenta estamos en una involucion del idioma, creo que un ciudadano de hace cincuenta años no entenderia para nada el español que hablamos en este momento
ResponderBorrarEstimado José.Creo que todos días estamos reinventando la Torre de Babel, en el peor sentido que se le pueda dar a ese viejo símbolo. Porque también está el positivo, desde luego: el de la multiplicidad de lenguas que nombran de mil maneras el milagro de estar vivos.
ResponderBorrarQuerido Abel : Ya nos pusiste a transitar en terreno minado. Para muestra, te cuento que el personaje de marras una vez pronunció la siguiente perla : " Los animales del zoológico viven en condiciones infrahumanas".
ResponderBorrarNi un ciudadano de hace cincuenta, ni de hace cinco años, estimado anónimo.
ResponderBorrarEl lexicógrafo como Tántalo, es el título de un artículo de José Antonio Millán cuyo vínculo agrego a continuación de estas líneas. Tiene que ver con el asunto que tocas en tu entrada y que es una de tus constantes preocupaciones, la nobleza del lenguaje, su evolución, el respeto que merecen los escritores que velan por su pureza pero que deben incorporar los aportes populares. Un libro de Manuel Seco, el lexicógrafo del que habla Millán (su diccionario de dudas y dificultades), me ayudó a conservar y pulir mi modesto castellano durante una prolongada estancia en el extranjero.
ResponderBorrarhttp://www.elpais.com/articulo/cultura/lexicografo/Tantalo/elpepucul/20111206elpepicul_2/Tes
Muchísimas gracias por compartir esa fuente, mi querido don Lalo.
ResponderBorrarSaludos desde los lugares recónditos del Universo!... La radio es una de esas tecnologías que nos hacían soñar con un mundo mejor... con una revolución de los alternativos y subterraneos desadaptados... pero ahora es solo un aparato lleno de ruido y de lenguaje narcoguerrillerotraqueto... es lamentable el bajo nivel de creatividad y de expresión cultural de los que hacen radio... yo he conocido gente , comunicadores y periodistas que tienen el conocimiento y la cultura para dirigir programas entretenidos, educativos y mejoradores del alma... pero lamentablemente no están donde deben :(
ResponderBorrarSaludos maestro... muy buena editorial :)
Muchas gracias, amigo Trejos, donde quiera que esté.Usted que habla el lenguaje del cómic,sabe que en su momento la radio también tuvo un lugar para la historieta de gran nivel. Por desgracia, este se fue degradando hasta alcanzar el pobre panorama que hoy presenta.
ResponderBorrarLa radio atraviesa tiempos difíciles. Oírla no tiene sentido, esos locutores que hablan en la Mega o en las 40 principales nunca dicen nada, quizá esa sea la intención de esas emisoras, no decir nada. Pero bueno, la W y la FM también cabrían en ese saco, son simples programas de entretenimiento que se disfrazan de noticiero y así nos venden la idea de que nos están "informando". Es mejor apagar la radio...
ResponderBorrarSteven Morales
Me encanta la radio, creo que es un medio bastante versátil que crece junto a la tecnología. Es natural que si usted escucha emisoras para adolescentes se encuentre con conversaciones como las que narra, pero es público al que se dirige el que pide y reafirma ese "germen de la propia destrucción". Pero sería bueno que dirigieran su oído a nuevas emisoras, nuevos programas diferentes a los que critican sistemáticamente. Emisoras fuera de los diales de su radio, que al ser emisoras jóvenes, virtuales o alternativas, no les falta audiencia, fuerza y excelente contenidos. Expandan su mirada.
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