Tengo un vecino
capaz de prescindir de todo , menos de
un ritual mañanero que le da sentido a sus días: La compra del pan fresco y de un ejemplar del periódico Q´hubo, un tabloide
especializado en el registro de los hechos violentos acaecidos en la ciudad de
Pereira y su área de influencia : Suicidios, asaltos, asesinatos, violaciones y
agresiones entre parejas son parte de un
amplio compendio de ese lado oscuro de
la existencia que tanto nos atrae, por
la razón más simple de todas: Es parte de nuestra propia condición, aunque algunos logremos domesticarla o
disimularla mejor que otros y a su vez otros nos adelanten en la tarea no siempre
afortunada de apaciguar la bestia que nos habita.
Pero el cuento
no para allí. Tal como un sacerdote hace
la exégesis del evangelio leído en la
jornada, mi vecino Aurelio no descansa en paz hasta encontrar un prójimo-
niño, joven , adulto o anciano-
dispuesto a escucharlo. Conseguido el
objetivo, se consagra con asombrosa minuciosidad a relatar los detalles del episodio
registrado en la primera página del mencionado periódico. Quién era la víctima, quién es el principal sospechoso,
dónde ocurrieron los hechos, cuales
pudieron ser los móviles, si tenía hijos,
si sus gustos sexuales encajaban dentro
de la norma. Acto seguido, procede a la parte más sustanciosa del asunto: La
interpretación de los acontecimientos,
no exenta de algunos apuntes sobre las posibles explicaciones sociales,
económicas o antropológicas. Al final, como en una buena corrida de toros,
viene la estocada : Una moraleja contundente , que bien puede solicitar el fuego eterno para el asesino
o convertir a la víctima en responsable de lo sucedido. Es
bien jodido este Aurelio.
Ah, olvidaba un
detalle esencial : El periódico citado, como todos los de su género, reserva un
regalo para el final : La estampa de una mujer de grandes pechos y amplias caderas, casi siempre en ropa interior, que se ofrece como una recompensa frente a los horrores de la primera página.
Aunque andemos con cuidado . Mi
vecino tiene su propia teoría moral
sobre esa parte : Un alto porcentaje de
los crímenes reseñados en la publicación tiene móviles sexuales. El
tópico es bastante conocido como para redundar en él : El sexo, la violencia y
la muerte son vecinos que a menudo se enfrascan en contiendas irremediables.
Los encuentros
con Aurelio me remiten siempre a una vieja idea del escritor argentino Ernesto Sábato. Para el
autor de Sobre héroes y tumbas, la
diferencia entre una crónica judicial y una novela como Crimen y Castigo reside
en dos únicos puntos: El estilo y la capacidad para darle la vuelta a los
pliegues del alma humana como si se
tratara de un guante donde se esconden
las claves de la existencia. Ustedes recordarán sin duda la anécdota de la
novela de Dostoievski: Un estudiante pobre
mata a una vieja usurera, es decir, el titular de un periódico como
Q´hubo. De ahí en adelante el genio del ruso nos lleva de viaje hacia el
corazón de las tinieblas, es decir, de nosotros mismos. Por supuesto, los
redactores del tabloide no son Dostoievski, ni tienen pretensiones de serlo.
Tampoco la publicación aspira a inscribir sus páginas en la historia de la
literatura universal. Pero sospecho que,
acaso sin saberlo, en el ritual matutino de mi vecino alienta algo más que el mero instinto de devorar
historias truculentas o de ver una muchacha bronceada con las tetas al aire :
Al fin y al cabo las dos cosas abundan en
los medios de comunicación. En mi
pálpito, Aurelio no compra un
periódico si no el boleto de ingreso a
un teatro donde reinventan cada mañana
la antigua puesta en escena de la muerte y la vida instaladas en
habitaciones contiguas. Con una diferencia, claro : En este caso los
personajes pertenecen a nuestra propia dimensión. Es más: En cualquier momento
podemos pasar de la butaca al escenario, por obra y gracia del azar que todo lo
gobierna. Ese azar que algunos , menos
escépticos o más supersticiosos , llaman destino. No sé si a Aurelio le sirva de algo saberlo, pero dicen que
Shakespeare madrugaba todos los
días a los mercados, no tanto para hacer
la compra como para escuchar los relatos
turbulentos de verduleras y matarifes.
Luego se encerraba a escribir esas historias terribles que
hoy nos ayudan a conocernos y a soportarnos un poco más . Debe ser por
eso que miro cada vez con mayor respeto a mi vecino.
Lo que pasa mi querido hermano, es que la página judicial, es la página social de los pobres.
ResponderBorrarBrillante columna.
¿Puedo subirla a mi blog?
Besos
YO
Por respeto a mis decentes lectores- ellos sí lo son- omito los términos de la respuesta a su pregunta. Por lo demás, cuando los ricos se suicidan o se despedazan entre ellos, la noticia sale en las páginas de interés general, bajo el encabezado de " Sensible fallecimiento".
ResponderBorrarUn abrazo,
Yo
A mi me gustaba leer el Q'hubo hasta que salió la foto de un amigo al que mataron a tiros cerca de Frailes. Ver la foto ahí me impactó más que el hecho mismo de su asesinato. Desde eso entiendo que la muerte tiene más de compromiso que de espectáculo, aunque la mayoría quiera asumir siempre la segunda acepción precisamente para eludir la primera: el compromiso de todos con ella algún día. El sentimiento extraño que nos acomete cuando sabemos de una muerte cercana es, justamente, el sentimiento de estar vivos. Pasando a otro tema, creí, en un destello de de irracionalidad, que ese vecino era Aranguren.
ResponderBorrarTengo varios vecinos en distinto grado de lucidez... o de alucinación, depende desde donde se mire, apreciado " anónimo" que, supongo, es Camilo. Ese es el problema del estilo: Siempre lo delata a uno. Aranguren debe estar a estas horas ebrio de ron y de sol en algún rincón del mar Caribe. Volviendo a los tabloides como el Q´hubo, se me ocurre que una de sus virtudes curativas es esa : Ayuda a Comprobar que el muerto no es uno.
ResponderBorrarSi, eso mismo le iba a decir, que el asunto principal del culto a la muerte es eso de que el muerto no es uno. Insisto en ello porque es la sensación similar de cuando voy a velorios (he ido a muchos) o cuando me dicen que fulanito o sutanito se murieron. En el fondo hay un egoísmo, un miedo egoísta, de temer la muerte pero sentir la fortuna de no ser su víctima. Creo que quizá explotando ese miedo egoísta es que los períodicos amarillistas hacen tan buen negocio. De hecho le oía decir a un tipo de El Diario del Otún (tan católicos y piadosos ellos) que sin el períodico paralelo dedicado a asesinatos se quebrarían. Puede que sean exageraciones. En cualquier caso, tengo un tío -es una frivolidad- de 86 años que disfruta como nadie cuando algún conocido se muere, tanto que se encarga de llamar a todos los aledaños a avisar... Quizá sea el goce morboso de la vida que se le escapa.
BorrarCamilo.
Tal vez existen periódicos como el Q'hubo porque son necesarios, porque quizá debamos ver la muerte de una manera cruda, tan cruda y objetiva que no es sensible y busca encapsularnos en contra de lo que en esas páginas se relata: el otro rostro humanos, uno más iiracional e inocente ante la sociedad, porque el dolor, el morbo y la violencia han de estar presentes para suponernos como posibles sujetos atroces. Abrazos Gustavo.
ResponderBorrarApreciado Eskimal : No cuestiono la existencia de esos periódicos. Así como otros se especializan en economía, política, farándula o deportes, alguien tiene que ocuparse de las muertes violentas que, en muchos sentidos, nos definen como sociedad.
ResponderBorrarComo no podía ser de otra manera, la industria del morbo vende más que todos los periódicos serios juntos, estimado Gustavo. Además está el curioso añadido del culto a la muerte que se hace en algunas sociedades, seguramente ya venimos programados desde los genes con esa fascinación por lo macabro, por los detalles sórdidos de nuestra existencia. De lo contrario, no me explicaría como en mi país el DVD más vendido en los puestos piratas, es aquel que lleva por título “mil formas de morir” que es una compilación de las muertes más absurdas o estúpidas y que el narrador de los videos califica de darwinismo social. Confieso con algo de vergüenza, que he visto alguno de estos videos que ahora los pasan por la tv. abierta, aunque he caído en la trampa atraído más por la curiosidad que otra cosa. Lo peor de todo, es que esas historias ya ni conmueven al espectador (da la impresión de que estuviéramos viendo el resumen de goles de la semana) porque son lejanas a la realidad de su entorno próximo..
ResponderBorrarTu vecino Aurelio es un pregonero moderno. Lo suyo no me parece morboso, porque comunica, lo saca afuera, en vez de regodearse con los crímenes y las tetas en la soledad de su casa. Si el hombre tuviera espíritu de empresa y dispusiera de unos pesos, lo imagino abriendo un periódico o sitio de internet, aunque queda por verse si su nivel de crímenes y vello púbico alcanzaría las mismas cotas de Q’hubo. Lo que dices de Shakespeare y los mercados me hacen pensar en las caminatas de Dickens, que hacía todos los días y muy pocos amigos podían estar a su altura. Millas y millas, 10, 15 o 20 millas todos los días, más cuando se sentía con humor. Y en esas caminatas observaba, escuchaba, descubría personajes, inventaba situaciones. No conozco ningún otro caso de un creador que haya encontrado tanta inspiración caminando por la enorme ciudad, llena de misterios y crímenes, con y sin caderas.
ResponderBorrar"El solitario es un caminador", escribió Rigoberto Gil Montoya, un novelista y ensayista de Pereira, mi querido don Lalo. Dudo mucho que alguien que no camina tenga algo interesante para contar. Dicen que Kant lo hacía con la puntillosidad- en el sentido literal- de un relojero.
ResponderBorrarY cómo se nota que usted ya está más allá del bien y del mal, don Lalo : La estética de la pornografía hace años desterró el vello púbico de la entrepierna de los mortales.
" Live and let die", es el título de una vieja película de la saga del Agente 007, apreciado José. La canción homónima de la banda sonora es de los Wings de Paul Mcartney
ResponderBorrarhttp://www.youtube.com/watch?v=JK2hKzZss5Y
Creo que viene al dedillo para ilustrar el sentido de su reflexión.
¡Ja! Me permito recordarte, Gustavo, que fui yo quien te alertó epistolarmente sobre este acicalamiento posmoderno de las partes pudendas. (Fijate como se puede oscurecer algo que es tan simple.) Y si lo descubri no fue gracias a la experiencia personal, siento decirlo, sino a la observación de la realidad.
ResponderBorrar¡Lalo dixit!
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