DEL CUERPO
Ah… cerrar los ojos
y abandonarse al silencio
hasta escuchar el rumor
de los pueblos que nos habitan
cuerpo adentro.
Son hijos del albor y la tiniebla
marineros que van por nuestras venas
en busca de su Ítaca.
Buscadores de oro
que cavan cada hueso
cada músculo
cada linfa.
Relámpagos y truenos
en el horizonte infinito
del cerebro.
En el sueño o en la vigilia
se agolpan a las puertas del corazón
y nos llaman a gritos en nombre del deseo
del miedo
del ansia
del hambre
de la dicha.
Tienen nombres bellos estos pueblos:
enzimas
neuronas
glóbulos
hormonas
Son un ejército de gnomos incansables
siempre a nuestro servicio.
Pero eso sí:
a la hora de la muerte
nos abandonan en tropel
como los ocupantes de un barco que naufraga.
Pereira, septiembre de 2020- Año de la Peste.
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