miércoles, 17 de febrero de 2021

La vacuna clientelista



 Primera llamada:


-Buenos días, doptor. Necesito pedirle un empujoncito: ¿será que usté me puede ayudar con la vacuna del Covid-19 ese? En mi casa somos diez , no más . Hágale doctor y en las elecciones lo llevo en la buena con los voticos

- Claro mijo, cuente con eso. Deme los números de cédula y listo.  Eso si : si en la próxima campaña no aparecen los votos lo llevo en la mala.


Segunda llamada:

-Hola, mi querido ministro ¿ Cómo van las apuestas?. Yo aquí en Miami haciendo las mías. Lo llamo para recordarle todas las palancas que moví para su nombramiento. Ahora  necesito un favor suyo. Es pequeño: un lotecito de vacunas para la covid-19. Es para mi  familia ampliada, usted comprenderá: padres,  hermanos, suegros, cuñados, nueras, yernos, socios, mayordomos, choferes, mozas. No es mayor cosa. Espero que  esté usted a la altura, mi querido ministro. Unas por otras.

- Se le tiene, apreciado  inversionista. De inmediato me pongo en esa.


Tercera ( y no última) llamada:

-Tosqué papi.  Me acaba de llegar un lote de vacunas para la Covid- 19 ( Al fin qué : se dice el covid o la covid? Qué  maricada con eso) fabricadas en Marinilla, tan buenas que resultaron  mejores que las originales. Como usted ha sido tan buena flecha en  el negocio del gota a gota, del  Chivas chiviao, de la venta de pepas truchas en la Zona rosa   y de la campaña de vacuna a los tenderos, lo  acabo de escoger para que distribuya la primera tanda a un precio de ganga ¿Me copia?.

-De una papi.  Ya me pongo en esa vuelta. Tengo unas flechas para hacer la distribución súper rápida. Aquí desde el patio quinto le manejamos eso.


Como ustedes bien saben, aguar fiestas es una de las cosas que mejor me sientan. Y algo me dice que diálogos  como los anteriores deben estar multiplicándose en todos los rincones de Colombia  desde antes del primer anuncio de la llegada de la vacuna contra la Covid-19.

Con sus  idiosincracias y variantes regionales, claro. Después de todo, la constitución  política nos reconoce como un país de regiones . La corrupción y el tráfico de influencias los venimos perfeccionando desde hace  cinco siglos, de modo que esta emergencia no nos agarró por sorpresa.

Miro a mi madre dar gracias al cielo por la llegada de las vacunas, convencida de que ya se puso a salvo del más reciente disfraz de la muerte. La escucho hablar con sus amigas por teléfono en un tono de tal regocijo que anula de entrada mi intención de decirle que no se haga ilusiones. Al fin y al cabo la esperanza, fundada o no, cierta o falaz, es una de las cosas que nos mantienen vivos.

Sólo que, como nos lo han advertido desde hace tanto tiempo, un pesimista  no es más que un optimista bien informado. Y los informes no son alentadores: años de saqueo al sector de la salud por parte de poderosos clanes políticos y mafiosos en las regiones no   ayudan a pensar que las cosas puedan ser distintas en esta ocasión.

Para colmo, las noticias que llegan del mundo no dan pie para tanto entusiasmo : a la feroz carrera de las corporaciones    farmacéuticas por fabricar primero la vacuna, se suma la caída de ministros y funcionarios de menor rango por traficar con influencias para beneficiar en primer lugar a los suyos y a sus clientelas personales, dejando por fuera  a  grupos enteros que la necesitan más.

Esas prácticas no son exclusivas del Tercer mundo, como quieren hacernos creer. Pero sucede que entre nosotros no sólo campea la impunidad, sino que los corruptos alardean    de su condición.

“El vivo vive del bobo”. Cada vez que pueden recitan esa frase que en la práctica constituye una suerte de código ético al revés.



Mientras la gente alienta sus ilusiones siguen llegando novedades sobre ese tráfico : de Europa, de  Norteamérica, de Asia y,  por supuesto, desde esta América Latina tan predispuesta a los hábitos cortesanos.

De África no tenemos noticias.  Han sido tan saqueados y olvidados esos pueblos, que la vacuna les llegará cuando ya sean presa de una peste peor.

Razones de sobra para ser  pesimista. Esas son las secuelas de estar bien informado.


PDT. les comparto enlace a la banda sonora de esta entrada

https://www.youtube.com/watch?v=-rnlA1VOuT4






2 comentarios:

  1. Hace cuatro años un gobernador de Veracruz suministraba tratamientos de quimioterapia gratis a niños con cáncer. Hasta ahí todo bien, el problema, el agujero que todo traga, era que esos tratamientos eran agua destilada. Esos actos sacuden algo. Pareciera que para ser funcionario público es necesario persignarse, saludar en fotografías y decir que todo va bien con guiño de ojo porque así son y no importa pagar unos años de cárcel si el dinero robado, porque saben lo que hacen, estará al salir. Saludos tocayo.

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  2. Usted lo ha dicho, apreciado Eskimal: la máscara de filántropo es el camino más expedito para delinquir en completa impunidad "¿ cómo alguien tan bueno podría engañarnos?" parece ser la percepción más común.
    No por casualidad, ya empezaron a caer vacunas de contrabando y, peor aún, falsificadas.
    Un abrazo y mil gracia.
    Gustavo

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