lunes, 27 de septiembre de 2010

Dentre sin gorpeal



Hace  un par de semanas circuló a través del correo  electrónico  una curiosa  convocatoria que  en principio parecía redactada en  una mezcolanza de idiomas, cuyo encabezamiento rezaba así :  “ A todos los interezados en participar del projecto  de  intercambio cultural Alados pueden consultarnós  a la dirección electrónica aladossiglo XXI@yahoo.es allí les informaremos sobre nuestras targetas virtuales”.
Lo primero  que se nos ocurrió  a quienes  revisamos la sintaxis y la  ortografía de la  frase fue pensar que la invitación  de marras  había sido formulada  por una congregación de borrachos o disléxicos empeñada en adaptar la  estructura del castellano a la medida de sus limitaciones cognitivas. Pero no, el asunto era más simple y más grave, según  nos lo hizo saber una profesora de español que se redondea el sueldo dictándoles clases privadas  a  universitarios reprobados y ejecutivos en apuros.  Resulta-declaró compungida- que a todo el mundo, sin distingo de edad , sexo o religión, le dio por creerse el cuento de que los computadores son inteligentes y por lo tanto son ellos y no los usuarios los que deben preocuparse por la calidad y  el sentido o , mejor dicho, la  ausencia  de sentido de lo que se está  escribiendo. De otra manera no se  explica que en una convocatoria de índole cultural un párrafo compuesto por menos de  treinta  palabras no solo presente problemas de cohesión, si no  que exhiba con impudicia  nada menos que cuatro errores ortográficos. Dos de ellos  tienen   sus raíces  en una descuidada asimilación de la grafía anglosajona, originada en los vocablos   target y   project. Otra, la que habla de consultarnós al  parecer fue  tomada, sin fijarse en gastos, de la pronunciación propia del español hablado en el  río de La Plata. Y la  otra, interezados con zeta… bueno debe  ser que la  pereza o la premura le impidieron al autor del texto fijarse en el subrayado  de distintos colores que el programa utiliza para  señalar los errores. Para completar el panorama, al final resultó que el nombre del tal proyecto no era  Alados, si no Ala Dos, con lo cual cambiaba por completo el sentido del mensaje, pues no es lo mismo hablar de una criatura alada que, digamos, del ala número dos de un avión  o un edificio.
Por supuesto, la responsabilidad no es del computador, un aparato que, con todo y su carácter  prodigioso, no deja de ser una herramienta, cuyo buen o mal aprovechamiento depende en todo de las competencias de quien   la  utiliza. Después de todo, la máquina  no puede discernir   cuando encuentra en su memoria  la frase  “ Paco y Mariana se fueron a cazar”, si la  pareja en cuestión  se dirigió hacia un  juzgado a  legalizar su relación   o si partió a exterminar conejos en algún bosque del vecindario. Es en este punto donde  debemos centrar la reflexión sobre un problema que está empezando a arruinar el lenguaje  y por lo tanto  nuestra capacidad para comprender el mundo. Obnubilados por la sensación de poder que da la inmediatez de la comunicación digital   muchos acabaron por pensar que lo importante es la velocidad   con la  que se transmite el mensaje y no la calidad, la precisión y la claridad del mismo, que dependen en su totalidad del buen uso del lenguaje. A ese ritmo de vértigo acabaremos por forjar una legión de ciudadanos tan informados como confundidos, gravitando al filo de un analfabetismo progresivo que  puede  llevarnos un día a redactar avisos como aquél  fijado con una puntilla en la puerta de la   casa de Condorito, el inolvidable  personaje de la cultura popular latinoamericana , en el que se advertía al visitante, así sin más : “Dentre sin gorpeal”.

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