La conversación
se la escuché a dos periodistas deportivos de la nueva era, es decir, mejor
enterados de los avatares de las ligas europeas que de las peripecias de los
equipos locales.
- ¿Qué será del destino de Frank Rijkaard? Preguntó el más veterano, con
la sobradez de un curtido profesor dispuesto a pillar a su pupilo en una
incongruencia.
- Hmmm ¡Murió para el mundo! Replicó, lapidario,
el muchacho, orgulloso de sus rápidos reflejos.
Aguijoneado por
la ambigüedad de la respuesta me di a la tarea de buscar en Internet la fecha
del deceso de ese rendidor mediocampista y entrenador, responsable en buena medida de la gestación del más
glorioso ciclo del Fútbol Club Barcelona en toda su historia.
Encontré muchas
cosas, entre ellas asuntos relacionados con la vida privada del futbolista que
no nos conciernen. Lo más parecido a una muerte era su destitución como
entrenador de la selección de Arabia Saudita, en un desenlace apenas
comprensible : algo va de la magia de Ronaldinho a la rudeza secular de los
nómadas del desierto. Leí acerca de sus orígenes en el legendario Ajax y de su
paso por clubes modestos hasta arribar
al no menos célebre Milán de Arrigo Sacchi. Supe de la resistencia
inicial por parte de la fanaticada del
Barcelona hasta su entronización en los altares después de conquistar dos ligas y una copa de campeones.
Rijkaard está vivo. Maltrecho, pero vivo,
quise advertirles a los discutidores. Pero, por lo visto, andaban bastante ocupados confeccionando una larga lista de muertos
vivientes en el mundo del deporte. En ese
curioso obituario destacaban los nombres del brasileño Adriano- el
goleador, no el defensor- el argentino Ariel Ortega y el colombiano Giovanni
Moreno- Gio le decían, con exceso de confianza para mi gusto-. También
nombraron al boxeador Mike Tyson y al ciclista Santiago Botero. En un salto mortal pasaron del deporte al cine y
entonces la pregunta fue dirigida a los
fantasmas de Al Pacino, Robert De Niro y
Sigourney Weaver juntos.
Por lo
visto estos tipos no saben que la gente
envejece, se cansa y, para acabar de completar, muere, musité para mis
adentros. Que el suyo era un diálogo meramente retórico resultaba secundario. Me inquietaba más constatar, por enésima vez, lo
que filósofos, poetas y ensayistas
vienen advirtiendo desde comienzos del siglo pasado: los medios de comunicación acabarían muy
pronto imponiéndole a la vida de todos los días una realidad fabricada
con recortes de periódico, noticias de radio, imágenes de cine y televisión,
portadas de revista y cables oficiales. Desprovistos de sentido crítico, los
consumidores de información no dudan así en mudarse a un mundo diseñado de antemano que si bien les arrebata cualquier indicio de identidad personal los recompensa con la
tranquilidad de no tener que formularse preguntas. Dentro de esa lógica quien
no aparece en el mundo forjado por los medios está muerto. Peor aún: no ha
existido nunca, como el pobre Rijkaard, despojado de su gloria virtual y luego desterrado a un olvido real.
Al más mediático
y artificioso de los artistas modernos, el norteamericano Andy Warhol, se le
atribuye una perturbadora profecía: un día, cada habitante de este planeta
tendría derecho a sus quince minutos de fama. El anuncio ya se cumplió con
creces. De hecho, hoy se fabrican inmortalidades por encargo a la medida de los
sueños y frustraciones de los
demandantes. Una ronda por YouTube nos revela
la existencia de una curiosa fauna: cantantes sin voz, bailarines sin
sentido del ritmo, pianistas incapaces de diferenciar una nota blanca de una
negra o realizadores de cine sin idea de
cómo contar una historia. Todos a una se la jugaron a esa
nueva forma del paraíso perdido que es el reconocimiento... o la burla
ajena. No importa si eso nos garantiza la exposición a una cámara o un micrófono, formas supremas de la
eternidad en el reino de lo deleznable. La moda doméstica del Karaoke es una de
las variables de esas prácticas. Privados de cualquier posibilidad de realizar en el anonimato nuestros más
secretos anhelos parecemos condenados al simulacro. A esa caricatura de
existencia que se enciende y apaga en una frontera donde ya no es posible
identificar dónde termina la farsa y dónde empieza la vida.
Lo que cuentas sobre estos historiadores modernos refleja uno de los innumerables trucos de la memoria. Casi siempre recordamos y tenemos por relevantes los hechos que dicen o parecen decir algo que nos gratifica, o que coincide con nuestros prejuicios y/o intereses. Sobre el paso de Mourinho por el Real Madrid unos recuerdan sus groserías y fracasos mientras que otros juran por sus triunfos y sus monerías. Otra cosa que desconcierta a esta gente, como bien dices, es el envejecimiento: para ellos es un fracaso; olvidan o no consideran relevante todo lo anterior. A ver. Rijkaard tiene 50 años y ha sido un triunfador casi toda su vida profesional. Incluso como entrenador, a pesar de que no tiene los espolones de carácter que al parecer se debe tener para sobrevivir entre tantos tiburones. Cuando mencionas la frase de los 15 minutos de Warhol describes con precisión el lapso de atención de tanto analista moderno: 15 minutos, o 15 centímetros.
ResponderBorrarCreo que la ecuación es 15 centímetros en 15 minutos, mi querido don Lalo. En el fondo de todo esto subyace el profundo malestar de una sociedad empecinada en borrar el fracaso como parte esencial de la vida. Solo queremos ver el "éxito", es decir , la foto de portada de revista, sin fijarnos en la cuota de sangre, sudor, lágrimas y desencuentros indispensable para conquistar aunque sea un modesto lugar en el mundo.
ResponderBorrarNo resisto la tentación de pasarte un link con el diálogo epistolar entre Camilo José Cela y Alfonso Canales, en el que éste le cuenta del caso del famoso y nunca bien ponderado Cipote de Archidona. Cela utilizó la información en su Enciclopedia del Erotismo. Nunca supe si el caso era real o inventado. Merece ser una fábula, pero Cela juraba que era cierto. Recordé esto contestando no sé qué a un común amigo, José, sobre las cosas que antes ofendían y ahora nos dejan indiferentes. Advierto a los lectores que el tema, que para mí es erótico/cómico, para otra gente roza lo obsceno, de modo que no se asomen si tienen recelos.
ResponderBorrarhttp://www.trazegnies.arrakis.es/index28b.html
Bueno, mi querido don Lalo: en Cela, como en Pietro Aretino y otros autores procaces, la obscenidad es una categoría estética.
ResponderBorrarMil gracias por el enlace.
Un abrazo,
Gustavo
El triste papel de los famosos, aunque hayan sido muy exitosos, es ser considerados como fracasados o inservibles al poco tiempo, cuando merma su rendimiento. Rijkaard siempre me ha parecido un señor, dentro y fuera de la cancha, pero tal parece que ahora eso no se aprecia. Vivimos en tiempos donde la estridencia se admira . A propósito, bien recuerdo que aquí en Cochabamba, había un político famoso por sus intervenciones y combatividad en el parlamento. Fue varias veces diputado y cuando perdió algo de notoriedad porque empezó a ser considerado un dinosaurio político, para conseguir que volvieran a hablar de él se ponía a trotar por una avenida céntrica y muy concurrida a la espera de algún medio le hiciera una entrevista. Un deportista conocido, decía que, la gente (incluyendo famosos) se inscribe en las maratones solo para exhibirse porque las cámaras de tv están presentes, y se preguntaba cuantos correrían si el evento no fuera tan publicitado..¿han visto a Marcello Tinelli participando en la maratón de Nueva York solo por dar el cante?
ResponderBorrarA los lectores, tampoco pude resistir la tentación de compartirles el soneto en cuestión, escrito a cuatro manos entre Luperco Leonardo de Argensola y el muy procaz don Camilo José Cela. Aquí va:
ResponderBorrarSONETO
Claro cipote, cuya frente altiva
cubre de nubes tan tupido velo
que nos hace creer que en ella el cielo
y en sus cojones su razón estriba.En ti mostró su boca vengativa
el gran león, forzado de su celo,
y en ti de voluntad empieza el vuelo
del goterón de leche en lavativa.
Hoy proclama la gloria de Archidona
que anegas con tus huevos a su gente
por tu fluidora pija perseguida.
Hoy el mundo en tu justo honor pregona
que salvo incordio, chancro o accidente,
no hay pija cual tu pija en esta vida.
En mi ciudad, apreciado José, tenemos ahora un político medio olvidado a quien, para hacerse recordar, le dio por festejar, con música y pastel incluidos, el cumpleaños de un edificio abandonado ¡tanto pesa el olvido entre nosotros los mortales!
ResponderBorrarEn su Enciclopedia Erótica, Cela cita los testimonios de expertos en limpieza en seco y de coroneles de artillería para averiguar sobre sistemas de limpieza y trayectoria balistica de la sustancia ofensiva, que según los testimonios cayó copiosamente sobre el alcalde y sus paniaguados, así como las esposas de los notables del pueblo, Archidona, que se asoma en la costa mediterranea, para envidia de los marroquies que contemplan el espectaculo. Es un tour de force cómico. Mucho lamento haber dejado esa Enciclopedia en otro continente.
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