En los diccionarios
caseros y en los manuales de educación cívica nos dicen que, en su
sentido literal, democracia quiere decir “gobierno del pueblo”.
Por lo visto antes, durante y después de las elecciones del 9 de
marzo, entre nosotros ese ejercicio parece más bien un recetario
para poner en práctica en las cocinas del infierno.
Belisario, un vecino de
la vereda donde vivo, me contó que le pagaron cincuenta mil pesos
por su voto. Incluso me mostró con orgullo el billete, acompañado
del respectivo certificado electoral. No quiso decirme quién le
pagó, pero da igual : pudo haber sido cualquiera. En Colombia esas
cosas son parte de la rutina. “ No tengo pensión, ni trabajo, ni
familia que me ayude, así que esa platica me cayó del cielo”,
añadió el viejo a modo de justificación. De esas necesidades
elementales se alimentan los políticos a este lado del mundo.
Doña Clemencia, aseadora
de una oficina pública, me dice que en los dos meses previos a las
elecciones la amenazaron con despojarla del puesto si no recogía
al menos cinco votos : los de su núcleo familiar más cercano. El
domingo 9 de marzo a las ocho de la noche deambulaba presa de la
angustia, ante la inminente derrota de su candidato.
“ Fue una fiesta de la
democracia” dicen los voceros del gobierno cuando termina una
jornada de estas. Por lo pronto, quienes hacen la fiesta son otros.
Por ejemplo, María Irma Noreña, formada a la sombra del clan
Merheg, celebra la llegada de su esposo Mauricio Salazar a la
Cámara de Representantes. Pero además, se habla de su eventual
aspiración a la alcaldía de Pereira. No importa que su paso por
la gerencia de Aguas y Aguas haya estado rodeado de denuncias sobre
nepotismo e irregularidades en la contratación pública. Después
de todo, el olvido es uno de nuestros deportes favoritos.
A propósito de los
Merehg, antes de de refugiarse a toda prisa en el Líbano de sus
ancestros, el ex senador Habib le endosó la clientela electoral a
su hermano Samy, hoy flamante senador por el partido Conservador.
Un astuto manejo de la televisión por cable y de millonarios
recursos económicos nunca explicados del todo permitieron forjar
esta empresa familiar y política que se inició en el Partido
Liberal, mutó hacia un engendro conocido como Colombia Viva, antes
de deslizarse hacia el Partido Conservador, un movimiento
especializado en negociar sus casi extinguidos principios a cambio
de un lugar a la sombra de quien detente el poder.
En el café donde suelo
perder el tiempo, Argemiro Campos, un abogado y economista
especializado en chismografía política, afirma a toda voz que el
ex alcalde Israel Londoño le endosó a última hora sus votos al
mencionado Samy Merheg, a pesar de haber hecho campaña al lado del
senador Soto, un cacique ahora en apuros. Ese deslizamiento sería la
causa de las angustias electorales de este último. “ Y faltan
datos de otras cabeceras”, grita levantando el dedo índice con el
aire de un ángel exterminador.
Por supuesto no estamos
hablando de nada nuevo. Es como escuchar al ex presidente Uribe
perorar sobre la ilegitimidad del Congreso : como si él mismo no le
hubiese dado carácter institucional a la corrupción y las
componendas. Solo que es inevitable escribir sobre estas cosas para
no olvidar que la democracia, al menos entre nosotros, es en realidad
el gobierno del diablo.
Lo que me enerva de todos los políticos, "columnistas" y opinadores, sobre las elecciones, es que partiendo de la misma premisa suya, no llegan a una conclusión tan obvia.
ResponderBorrarResulta que todos reconocen -de Roy Barreras a J.Robledo o Uribe- que el sistema electoral está podrido. También con esas tasas de abstención, votos nulos y blancos, elige la minoría. Pero a nadie se le ocurre deducir que esa mierda no es democracia, como dice una canción de Reincidentes.
Saludos, Cami.
Ay, Camilo. Estamos jodidos, pero que no lo sepa el enemigo.
ResponderBorrarCalcadito, calcadito, a lo que sucede en mi pais: prebendas, coerciones, bonos y otros regalitos. Aqui se llega al extremo de jugar con la ignorancia y supersticion de los campesinos, a quienes los dirigentes sindicales amenazan que tienen que votar sí o sí por el "hermano" Evo, "en la computadora sale quien no ha votado por Evo" les dicen y ese artefacto tiene ese poder tremendo de intimidacion. A proposito, he leido que en las ultimas elecciones colombianas hubo un empate tecnico entre uribistas y santistas, ¿como afecta a la gobernabilidad y la situacion social? ¿se da una especie de polarizacion o la "vaina" está mas bien tranquila? Un saludo.
ResponderBorrarJosé: Santos y Uribe son harina del mismo costal, como dice don Gustavo. Pero pasando a la todología y al análisis político, a Uribe lo están inflando -desde El País hasta CNN- hace una década, elevándolo casi a la categoría de semidios. No hay tal, ahora está casi reducido a sus justas proporciones, sólo falta que le quiten los votos comprados (ya le quitaron los prestados en 2002 y 2006 por los partidos tradicionales).
BorrarPero los noticieros, afectos al servilismo, lo siguen inflando. Tanto, que lo pusieron como vencedor de la elecciones, donde es evidente que perdió: 6% no es mayoría en ningún lado, pero en Colombia alcanza para torpedear y dinamitar la paz en el Congreso.
Le comparto, Don José:
http://iniciativadebate.org/2014/03/12/resaca-electoral-tamales-democraticos/
Saludos, cami.
Apreciado José : la verdad es que- al menos eso pienso- salvo algunas diferencias de forma, Santos y Uribe son la misma cosa. Para ser precisos, no se puede hablar de " empate técnico" cuando , sumadas, las huestes de Santos superan a las uribistas en al menos 1.500.000 votos. Pero , como le digo, eso solo afectará la forma de repartirse el poder.
ResponderBorrarTodos los sistemas de organización política funcionan con diversos grados de corrupción. Esto es inevitable, como las mareas y los crepúsculos. En nuestros países la clase política se especializa en mostrar descaradamente las lacras del sistema como virtudes; en otros países afortunados tienen más pudor. Ese descaro hace doblemente necesarias las denuncias, como las de tu blog. El silencio, la tolerancia, la resignación, son los requisitos de la omerta que exigen los corruptos.
ResponderBorrarLo que pasa en Colombia es resultado de la peste del olvido, la indiferencia maligna, la ignorancia desmedida, o todas las anteriores juntas. Es por ello que nuestra historia parece girar en un interminable círculo vicioso; así es como seguimos eligiendo a los mismos de siempre con las mismas artimañas: los Santos, los Samper, los Pastrana, los Gaviria... Y en el ámbito local, el asunto no es menos dramático el asunto...
ResponderBorrarMi querido don Lalo : no solo los sistemas de organización política: todas las expresiones del poder - religiosas, sociales, culturales, familiares, sexuales- están soportadas sobre alguna forma de corrupción. Constatarlo no implica aceptarlo, porque eso sería, en palabras de su paisana Mafalda : " el empezóse del acabóse".
ResponderBorrarUsted lo ha dicho, apreciado Wilson : " la peste del olvido" es quizá la peor de nuestras lacras. Peor incluso que los demenciales niveles de corrupción alcanzados. Tanto, que uno de los raponeros Nule, convertido de repente en filósofo, trató de justificar sus delitos diciendo que " la corrupción es inherente a la condición humana"
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