Quienes
los eligen viven su propia agonía en las salas de espera de clínicas
y hospitales... si lograron superar la cadena burocrática instaurada
por los carteles que se lucran con el negocio de la salud en
Colombia.
Por su
lado, esos mismos carteles que financiaron sus campañas para
llegar al congreso urden toda suerte de maniobras dirigidas a
reducir a su mínima expresión una reforma a la salud viciada desde
un comienzo por conflictos de intereses.
Son los
descarados, el grupo de congresistas colombianos tan cercanos a los
apetitos de las EPS como ajenos a las tribulaciones de sus
electores, esos que la letra muerta de nuestras normas invoca como
“el constituyente primario”. Durante la campaña política le
prenden, como quien dice, “ una vela a Dios y otra al Diablo”.
Al tiempo que recorren barrios y veredas solicitando el necesario
voto ciudadano, se reúnen con los dueños de la chequera para
definir el tamaño de sus compromisos en caso de alcanzar un escaño
en los órganos legislativos.
Cada vez
que alguien quiere ilustrar a un auditorio sobre el monto de
utilidades de un negocio invoca siempre ejemplos tomados de las
economías ilegales : los más lucrativos son el tráfico de drogas,
de armas, de personas o la prostitución, nos dicen los expertos.
Por alguna razón omiten la mención del sector de la salud,
edificado sobre la más inalienable de las expectativas humanas: la
de vivir bien y mantenerse, en la medida de lo posible, alejado de
las enfermedades y sus secuelas. Para alcanzar ese grado de bienestar
y el de los seres amados, todos estamos dispuestos a hacer lo
imposible. Es allí donde empieza a funcionar a todo tren una caja
registradora en la que meten la mano legisladores, gobernantes,
jueces, laboratorios, industria farmacéutica, centros de
imagenología, radiología, clínicas , hospitales y, cómo no, las
todopoderosas y siempre quejumbrosas Empresas Prestadoras de
Servicios en Salud. A nivel global existen casos ejemplares: la
facilidad con que un ejecutivo pasa de ocupar una silla en la
Organización Mundial de la Salud a hacer lo propio en la junta
directiva de una corporación de la industria farmacéutica nos da
una idea de lo complejo y peligroso de la madeja.
Pero lo
asombroso viene después: a pesar del rápido crecimiento del sector,
verificable en la multiplicación de clínicas, laboratorios ,
intermediarios y distribuidores de medicamentos, a la hora de hacer
balances y revisar las cuentas todos dicen estar en quiebra. Raro y
atractivo negocio este en el que muchos quieren invertir mientras
proclaman en público que el sector entero va a la ruina.
Es
entonces cuando el mismo Estado que se muestra incapaz de reformar
a fondo el sistema, aparece como salvador. Tal como acontece con el
sistema financiero cuando los ciudadanos acabamos pagando las
fechorías de los banqueros, en el caso de la salud ya se insinúa
que el déficit acumulado por los hospitales ante el no pago de las
EPS podría ser cubierto con recursos provenientes del Fondo de
Solidaridad y Garantía, es decir, con dineros que en últimas
provienen de los mismos ciudadanos.
Estaríamos
entonces ante una revalidación del viejo y pernicioso truco de
privatizar las ganancias y socializar las pérdidas. Los dineros
desviados hacia manos particulares serán suplidos con recursos que
en sociedades menos turbias- si es que existen en algún lado-
deberían destinarse a atender otro tipo de situaciones.
En este
punto empiezan a desempeñar su papel los congresistas que, solo en
teoría, llegaron a esas instancias para defender los intereses y
suplir las necesidades de quienes los eligieron. En teoría, porque
en la práctica operan al modo de un Doctor Jekyll que una vez
logrado su propósito inicial se desdobla para dar paso a un Mister
Hyde cocinado en las tinieblas. A esa altura del camino, la salud,
ese derecho consagrado como fundamental en la constitución política
se desvanece para dar paso al puro y duro mandato de un mercado
para el que la vida humana es apenas otro eslabón de la cadena
productiva. No por casualidad en el texto de la reforma a la salud se
contempla que los aspectos protegidos hasta la fecha por el recurso
de la tutela estarían supeditados al mandato del Ministerio de
Hacienda, por encima de los criterios médicos y jurídicos
invocados por los jueces para defender la vida. Descarados que son
estos fulanos a los que, por alguna absurda razón, muchos se empecinan
en llamar “Padres de la Patria”.
El paradigma de que la salud es un gran negocio privado lo constituye el caso de los EEUU. Michael Moore, a pesar de su metodo sensacionalista, nos ilustra muy bien el panorama. Es inconcebible quie el pais mas rico del mundo no tenga un sistema de salud cubierto pòr el estado, como sucede en las democracias europeas. Dice usted muy bien que en el meollo del asunto estan los votos, y eso explica muy bien las trabas que ponen los republicanos a los planes de Obama de instaurar un sistema de seguridad social. Los republicanos temen que los blancos mas pobres (tradicionales votantes a favor de ese partido)se vuelquen en futuras elecciones si los democratas les conceden estos beneficios. Respecto a nuestra America, por demas sucede lo mismo en Bolivia, calcado a su pais: los
ResponderBorrar"padres de la patria" jamas se hacen atender en hospitales públicos.
Como quien dice , sálvese quien pueda, apreciado José. Las tristemente célebres " Leyes del mercado", acabaron imponiéndose sobre el que , se supone , es el más inalienable de los derechos : el de la vida.
ResponderBorrarNo hay ninguna actividad humana que no genere dinero para los corruptos. Ya hemos visto que la integridad, o supuesta integridad, del Banco Vaticano, ha servido de tapadera para asuntos… no muy espirituales, turbios, por no decir otra cosa. Y en cuanto a la salud, bueno, algo conozco de esto, por los relatos de mi hermano médico y muchos de sus colegas, a quienes visité como representante de un importante laboratorio internacional en una de mis diversas encarnaciones laborales. Estaba el famoso ana-ana, la versión médica del “yo te rasco si tú me rascas”, que tocaba a numerosas actividades en mayor o menor medida. Todo esto, por supuesto, sin perder de vista a los numerosos profesionales de admirable integridad que tuve el placer de conocer. A lo que voy es que no hay actividad que esté exenta de la corrupción. Es algo hasta normal, ¿no? ¿O vamos a creer que la normalidad es la asepsia total, para utilizar un término apropiado?
ResponderBorrar" La corrupción es inherente a la condición humana", dijo un célebre delincuente colombiano metido a filósofo, mi querido don Lalo.
ResponderBorrarCon eso queda resumido todo.
Es un negocio, y saben que con la salud se puede hacer ya que ninguna persona, creo, escatima en ello. Bueno, ahora hasta nos tocará pensar en economizar Gustavo en algo tan valioso gracias a los precios de los medicamentos, de los tratamientos. Hasta llegaremos a pedir un crédito a los bancos para pagar una cirugía. Hace poco leí que una gran farmacéutica, no recuerdo su nombre, intentó patentar dos genes humanos tras el caso de la mastectomía de Angelina Jolie. Y los congresistas, quienes defienden las leyes y las hacen cumplir, se entregan al soborno u otro estímulo. Nosotros en menor medida también entramos en la corrupción. He escuchado que aquí en México el personal del Seguro Social, acá, que todavía funciona, no muy bien, pero funciona, y hay medicamentos gratis para quienes los necesitan, se roban las drogas para luego venderlas por otro lado.
ResponderBorrarEste juego es parte de una novela de ciencia ficción que habrá que escribir. No nos vamos a joder por culpa de las máquinas, sino por el sistema de salud del mundo con el Big Brother OMS. En todo caso, máquinas o salud, también la falla es nuestra.
... O imitar a los sabios elefantes´, apreciado Eskimal. Según entiendo, cuando se sienten desfallecer, estas lúcidas criaturas buscan un lugar del bosque o la pradera para morir sin importunar a nadie o para no caer en las redes de alguna mafia de la salud elefantíasica. Si ya existe una consagrada a lucrarse con el recién descubierto fetichismo humano con las mascotas, nada raro sería que otra hicera lo propio con los animales de la selva.
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