En Colombia pasan cosas muy raras:
desde amantes de los animales dedicados
a organizar marchas para reclamar por la cacería de un hipopótamo que
representa un peligro para los campesinos, hasta desfiles de mujeres ataviadas
con trajes rosa en protesta por la que
consideran estigmatización de sus congéneres oriundas de Pereira. Lo curioso es que a estas últimas les importa un rábano
el asunto.
Lo sucedido en el mes de marzo con un video promocional de la cerveza
Póker, con motivo de la celebración del llamado Día de los amigos, resultó una singular muestra no solo de
nuestra predisposición para el absurdo sino de la capacidad de las redes
sociales para provocar y multiplicar la
histeria colectiva.
El contenido del video en
cuestión es bien conocido: un tipo llega a cumplir una cita con sus amigos con
una enciclopedia como regalo. La
decepción de los compinches no se hace
esperar, hasta que descubren que dentro del mamotreto hay una cerveza. Entonces la felicidad se desata y las cosas vuelven a la normalidad.
Por el momento todo tranquilo... hasta
que se multiplicaron los mensajes de protesta
emitidos por quienes consideraban el
comercial como una afrenta al libro y a la lectura, al punto de que la
empresa cervecera, en un inusual acto de autocensura, decidió retirar de circulación el video de marras. Bueno,
retirar es un decir: en Internet, luego
de puesta en marcha una información se
desata una reacción en cadena que ya nada puede detener.
“Bueno es culantro pero no
tanto”, sentenciaba mi abuela Ana María con su lapidaria sabiduría de
campesina. “No se puede ser más papista
que el papa" , afirman otros para prevenir sobre
los riesgos del exceso de celo. Creo que por ahí va la cosa.
En realidad no hay incompatibilidad alguna entre la lectura de un buen libro y el disfrute de una cerveza o de cualquier otro trago. Es más: los dos actos pueden ser complementarios. Un goce acrecienta el otro. En mi caso prefiero un ron doble o un buen vino tinto. Si hubo alguna falla debemos buscarla en la pobre imaginación del diseñador de la campaña que hizo de la bebida y la lectura hechos antagónicos. Pero de ahí a justificar semejante zafarrancho media un trecho muy largo.
Somos un país que no lee y cuando
lee lo hace mal. Los más recientes
estudios indican que no comprendemos los textos más elementales. Esa carencia
se refleja en nuestra incapacidad para
pensar en metáforas y por la tanto para comprender o emitir
conceptos. Ese es un problema de nuestro modelo educativo o incluso de nuestro proyecto de sociedad como un todo. No
por casualidad en las aulas se idolatra
al patán y se somete a escarnio al estudiante aventajado. Por alguna especie de tara de
origen bíblico experimentamos un temor ancestral ante el conocimiento.
Y eso no vamos a resolverlo con
una pataleta por una campaña publicitaria. Mejor haríamos en revisar el modelo educativo
completo, empezando por el de la
formación en casa, hasta llegar a
los niveles superiores. Solo así podríamos
formar individuos críticos, reflexivos y autónomos, capaces de decidir entre cosas complejas o simples, como la
lectura de un buen libro o el disfrute de un trago de licor. O las dos cosas juntas, para que la dicha sea completa.
PDT : les comparto enlace al video en cuestión.
http://cerosetenta.uniandes.edu.co/%C2%BFun-libro-el-pais-segun-poker/
PDT : les comparto enlace al video en cuestión.
http://cerosetenta.uniandes.edu.co/%C2%BFun-libro-el-pais-segun-poker/
Usted lo ha dicho, estimado Gustavo, no hay mejor placer que redondear una lectura con un buen trago, el que se nos antoje o el que tengamos a mano, especialmente cuando arrecian las noches de invierno y es menester calentar el cuerpo, por lo menos a mí se me ocurre tomar una leche calentita con un chorrito de pisco. Ahora sobre el video que nos comparte, denota una pobre imaginación, ni siquiera es original, bien recuerdo haber visto una escena similar en una película donde el protagonista escondía un pequeño pico dentro de una biblia voluminosa para cavar un túnel y poder huir de una prisión.
ResponderBorrarEn todo caso es más ingeniosa la idea del pico escondido en el libro, apreciado José. Eso revela solo uno entre muchos beneficios de la palabra impresa.
ResponderBorrar¡ Salud!
Cuernos, pardiez, Júpiter, recórcholis (así juraban en los libros que leía de chico), me encanta el aviso de la cerveza. Si de mí dependiera, daría un premio al redactor, por ingenioso y provocador. La gente que ha protestado está protegiendo su propia falta de imaginación, su falta de respeto por la inteligencia: no hay libro que pueda ser ofendido por el humor, ni siquiera el procaz. No se trata de algo superficial, porque esta gente es la que termina controlando los medios de comunicación, si no se les pone coto. O es que ya los controla?
ResponderBorrarMe temo que ya los controla, mi querido don Lalo. Por lo demás, usted ha dado justo en el blanco: la falta de humor es hija natural de la ausencia de imaginación. Ese tipo de pataletas desmedidas es una clara muestra de ello : ante la imposibilidad de la ironía queda la histeria como única salida.
ResponderBorrarGustavo, acá salta una pregunta que se puede formular luego de leer esta entrada en su blog: ¿Qué habrían dicho los críticos del comercial (que además fueron de editoriales independientes) si la cervecera, en vez de contraponer la cerveza y el libro, los pensara como una combinación ideal?.
ResponderBorrarAbrazos.
Blanco es, apreciado Eskimal : se habrían desbordado en elogios hacia la cervecera, proponiéndola como modelo a seguir en materia de apoyo a la cultura. Así somos de hipócritas todos.
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