El escritor Lisímaco Salazar pasó
por la vida envuelto en llamas. Las llamas del deseo apagadas a medias en el
barrio de las putas de su naciente aldea. Las
del hacedor de caminos, aprendiendo el sentido de la existencia en esa
suerte de metáfora de la aventura que es el oficio de la arriería. Las del alcohol que lo acompañó durante interminables jornadas de bohemia. Las de la
indignación política ante las injusticias
cometidas por el poder contra los despojados de todo, incluso de sí mismos. Las
de la indolencia de un hombre llamado José Ríos, que sin consultarle le prendió
fuego a los papeles dejados bajo su
custodia, que contenían parte de la obra escrita de Lísimaco.
Si vemos la vida como libreto, no
ofrece muchas novedades: nacer, morir y en el intermedio una suma de
malentendidos: el amor, la paternidad, los credos políticos y religiosos, la
creación artística el ejercicio del poder, las ilusiones perdidas.
De esos malentendidos se ocupa
Lisímaco Salazar en las quinientas páginas de su libro Con arrestos de guapo, título
tomado de uno de sus poemas, en una atinada decisión de los
editores. Desde su nacimiento en las
frías tierras de Laguneta hasta su muerte en una Pereira que crecía al
ritmo de la llegada de los desplazados por la violencia y de quienes buscaban oportunidades
de trabajo y estudio para los hijos, el autor nos comparte su mirada de los acontecimientos que
marcaron el ritmo del siglo XX en el país
y en el mundo. Temprano lector de
cuanto periódico y libro llegaba a sus
manos, fue testigo de los coletazos de la Guerra de los mil días, de la
forma como sus paisanos recibieron las
noticias de la primera guerra mundial,
del arribo de los primeros adelantos
tecnológicos como la radio, los
automóviles, la imprenta y el cinematógrafo, de
la llegada de los bolcheviques al poder en la Rusia de los soviets, de la sacudida planetaria
conocida con el nombre de segunda guerra mundial y, sobre todo, de esa
sangrienta etapa de la historia de Colombia que fue la violencia entre
liberales y conservadores.
Empujado por la curiosidad que lo
condujo desde muy joven a los terrenos de la política y la estética, Lisímaco
Salazar fu él mismo un colonizador. En busca de tierras baldías que le permitieran garantizar el sustento de su familia, viajó a
los límites entre Valle y Chocó, lugar de refugio de muchos campesinos
liberales que huían de la violencia,
para ser desterrados después por
quienes avanzaban desde otra dirección Antes había liderado
movimientos de resistencia campesina en el municipio de Montenegro, en lo que
hoy es el departamento del Quindío.
Anduvo por Cali, trabajando en cuanta
imprenta o periódico le daba la oportunidad. Como si no bastara con eso fue
peón de haciendas, aserrador,
comerciante, tipógrafo. En ese tránsito se hizo amigo de poetas, políticos,
periodistas, chulos y malandrines. Leyó a Víctor Hugo y a Lenin.
En su momento compartió tribuna con los líderes socialistas María Cano e Ignacio Torres Giraldo. En las pocas treguas que le dejaba
tanto ajetreo asaltó más de una virginidad, según cuenta con delicioso tono
procaz.
De todo eso están hechas las
páginas de Con arrestos de guapo. El
descubrimiento del “sabor de
pecado dulce”, como llamara el poeta
Luis Carlos González a las delicias y tormentos del sexo. La visión fugaz del cadáver
de un hombre devorado por los perros
como símbolo del horror de la violencia política. Las pugnas por el poder
político, aliado desde siempre con los intereses económicos vinculados en este
caso a la propiedad de la tierra. Y
sobre todo de poesía. Enormes dosis de poesía nutrida con las visiones tempranas de la
infancia, las convicciones religiosas y
la voluntad de luchar contra toda forma de arbitrariedad. Así fue llenando
cuadernos redactados a mano y cuartillas
escritas en una máquina Underwood donada por un amigo y cómplice.
Esos cuadernos vagaron durante décadas como almas en pena, hasta que la
voluntad de su familia y de personas
como José Fernando Marín y el poeta Mauricio Ramírez permitió el rescate y
divulgación de algunas de sus obras.
Pedacitos de Historia es una de ellas. A modo de complemento tenemos
ahora entre las manos estos arrestos de guapo
que nos devuelven de golpe a lo mejor- y lo peor- de nosotros mismos.
PDT: les comparto enlaces a la banda sonora de esta entrada y a un vídeo sobre el autor en mención.
https://www.youtube.com/watch?v=8uOaM3lL0Js
https://www.youtube.com/watch?v=nWKgWbx1xm4
PDT: les comparto enlaces a la banda sonora de esta entrada y a un vídeo sobre el autor en mención.
https://www.youtube.com/watch?v=8uOaM3lL0Js
https://www.youtube.com/watch?v=nWKgWbx1xm4
Magnífica y divertida reseña, amigo Gustavo. Zigzagueante aventura de un andariego, que, como lo describe, vivía en el frágil equilibrio entre la vida real y la ficción. Pero este hombre hecho a sí mismo ni siquiera hacía falta que escribiese, su misma trayectoria vital (suma de malentendidos, deliciosa ironía) suena tan “literatosa” podría decirse. Ah, y eso de “con arrestos de guapo” me suena tan colombianísimo como “mamando gallo”, no sospechamos de semejantes metáforas por estos lares. Diferencias de clima, supongo.
ResponderBorrarAndariego, qué bella y rica palabra, apreciado José. Llena de matices y sugerencias. A mi modo de ver, el andariego resume el sentido de aquella recomendación de uno de los personajes de la serie Viaje a las estrellas : "Curiosidad, Mr. Spock: insaciable curiosidad".
ResponderBorrarLos guapos de antes siempre se nos aparecen más guapos que los de ahora. ¿Por qué será? Supongo que a pesar de todas las cosas que tanto nos afligen y de las que tanto nos dolemos, antes era más duro, había que poner un poco más de huevos. El andariego, como lo quiere Jose, es siempre un pionero, está abriendo caminos. Y envuelto en llamas, como tú dices, que buena imagen.
ResponderBorrarYo diría que había que arriesgar los huevos enteros, mi querido don Lalo. Por lo demás, no deja de parecerme significativo que la palabra guapo, cuyo significado equivalía a bravo, valiente, haya quedado reducida a uno de sus sentidos: el de bonito, atractivo, glamoroso. El lenguaje no falla.
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