Para alias Matador
Hace años
No sé cuantos
A la sombra de un árbol de guayabas
Lo comprendí:
Para ser dichoso en este mundo
Me bastan tres cosas :
Un camino
Una gorra
Un palito para apoyar mis huesos
Y de paso ahuyentar a los perros energúmenos.
Lo demás son máscaras para sobrevivir en la jungla.
Pero aclaro:
No me interesa vender la idea:
Los caminos podrían llenarse de gente ruidosa
Y proclive a sembrarlos de basuras.
Además
La oferta y la demanda
Encarecerían los precios de gorras y palitos.
Eso sí:
A quienes en busca de su dicha
Cruzan fronteras
Y viajan a remotos confines de la tierra
Les agradecería me enviaran a vuelta de correo
O a su regreso a casa trajeran:
Mate de la Argentina
Ron de las Antillas
Rock de Londres y Nueva York
Cuartetos de Mozart desde Viena
Mulatas de Brasil
Jamón serrano de España
Libros de todas partes
Amaneceres del Titicaca
Mezcal de México
Vino tinto de Chile o Francia
Bailarinas de papel de China
Y camisas floridas de Nigeria.
A mi pequeño camino,
Gracias por los cantos rodados.
A los viajeros, buen viento y buena mar
Aunque al final se olviden de mí y no me envíen nada
Amén.
!Qué maravilla! Y que junto con el mate, el ron y el vino tinto, también llegue la música de Piazzolla, Buarque, Zitarrosa y el que gusten. Y con las mulatas la sonrisa de la mujer. Y con el jamón serrano, el genio involuntario del pueblo. Nuevamente, gracias por la belleza.
ResponderBorrar¡Mea culpa, mi querido don Lalo! Con Balada para un loco y Oh ... que será, tengo para sobrevivir un buen trecho. Sobre el genio involuntario... y voluntario del pueblo, ni sé diga : Nada como él para ejercitarse en el bello y difícil oficio de vivir.
ResponderBorrarUn abrazo,
Gustavo
Sí señor, no hay como un aroma intenso de un guayabero en una noche estival, o la perfumada brisa que llega del arenal, como dice una canción popular del oriente. Mucho temo que ya no queda eso de “caminante no hay camino/se hace camino al andar” que canta Serrat y no recuerdo a quién pertenece los versos. Todo sendero está trillado, señalizado en distintas lenguas como el camino de Santiago en España, donde un viajero inglés (viendo un documental) expresaba su desencanto tirando su brújula: “ya no hay descubrimiento ni posibilidad de perderse” decía decepcionado.
ResponderBorrarLa sensación es la misma en todas partes, el mundo se queda chico y la gente estropea el paisaje con su ubicua presencia y su ropaje chillón. Ciertamente, ese intenso azul del Titicaca con ese fondo de montañas nevadas no tiene casi parangón aunque, lamento decepcionarlo, es el equivalente de Machu Picchu para nosotros, todo el mundo lo visita (peregrinación de Copacabana) y lo ensucia, lo llena de basura y de lanchas que rompen su quietud. Preferiría trocar su amanecer por esta postal oriental: “en las playas desiertas del Beni/ un viajero de pálida faz/ al mecerse en su hamaca pensaba/ en su amor y su tierra natal…” (o no me haga caso, es una debilidad personal).
http://www.youtube.com/watch?v=L_wWx_CpF2s&feature=related
El poema musicalizado por Serrat es de don Antonio Machado, estimado José. Y tiene usted razón : el viajero murió hace mucho tiempo, para ser reemplazado por el turista, un depredador que va en manada sembrando los caminos de basuras, y armado de cámaras fotográficas y de video para compensar su incapacidad de recordar nada. Recuerdo una frase de Ray Bradbury en ese sentido : " Los hombres ya no tienen tiempo de conocer nada. Lo estropean todo.Lo ensucian todo. No han plantado puestos de salchichas y Coca cola en el templo egipcio de Karnak, porque les queda a trasmano y no sería buen negocio..."
ResponderBorrar¿Mezcal de México? Gustavo. Claro que sí, todos queremos una gorra, un palito y un largo camino de viajero, porque hay otros caminos maestro, bueno, eso creo.
ResponderBorrarSi quiere más información sobre los poderes iniciáticos del mezcal, puede preguntarle a El cónsul en la novela de Malcom Lowry, apreciado Eskimal . Me refiero, claro, a Bajo el volcán, esa forma suprema del delirio lúcido(y respondo por el oximoron).Por lo pronto, como ya tengo el camino, la gorra y el palito, el mezcal puede esperar.
ResponderBorrarUn abrazo.