En la novela de
Bram Stoker y en las sucesivas películas protagonizadas por Béla Lugosi, Peter
Cushing y Cristopher Lee, el conde Drácula sale de su sarcófago
a la hora del crepúsculo- momento temible en la cosmovisión de los
ocultistas - para consagrarse, como buen
viejo verde, a la búsqueda de jóvenes doncellas . Necesita alimentarse de
sangre en su esfuerzo por mantenerse en la
difusa frontera donde la vida y la muerte se tocan. Estamos, no lo olviden,
en los rezagos de la era victoriana, cuando el puritanismo y la doble moral eran ley. Es decir, como hoy . En esa manera de ver las cosas, el concepto
de pureza jugaba un papel central. Es decir, igual que hoy. Por eso el narrador
utiliza la metáfora de la sangre para no mencionar la palabra sexo. El viejo Drácula se cuela en
esas mansiones decadentes en busca de
la dosis de caos y vitalidad
necesarias para soportar el absurdo de
su existencia. Una vez saciado, poco
antes de la llegada del día,
regresa a su ataúd. En otras palabras,
vuelve al orden establecido.
La aventura del conde rumano viene a cuento por dos
razones. La primera, la presencia de la noche como protagonista de
buena parte de los cómics, ese híbrido donde confluyen los lenguajes de
la literatura, el dibujo, la pintura , el cine y la televisión. Es importante
fijarse en ese detalle: la noche no es el escenario, es la protagonista, como
antítesis del día, vale decir, la vieja parábola de la lucha milenaria entre
luz y tinieblas. Segunda clave : recorriendo las calles donde
viven sus peripecias los personajes de V de
Venganza,la historia concebida
por Alan Moore y David Lloyd, este
último invitado a la muestra de
cómic 2012 organizada por el Cine Club
Borges, me tropecé con un cartel cuyo mensaje puede traducirse así: “ Fuerza a
través de la pureza/ Pureza a través de la fuerza”. Uno relee la frase y se
siente invitado a un rito de iniciación . En el caso de los cómics, desde los tiempos de Batman y Dick Tracy, la
iniciación propuesta se refiere a los códigos
del poder. De eso se alimenta
este género: De códigos para acceder al poder o
para escapar a sus efectos devastadores. Por eso su reino preferido son
las sombras. En ellas pueden ocultarse por igual perseguidores y fugitivos. Y
ya sabemos que el poder es el verdadero monstruo de las mil caras: El sexo, la
religión, la política, las finanzas, la familia, la escuela, las artes son
apenas algunas de sus muchas manifestaciones.
No sé si los creadores de estas historias perturbadoras sean conscientes de
ello. A lo mejor ni les interese, pero en esos hombres arrodillados lamiendo
los pies de una mujer empeñada en ignorarlos, en esos campos de readaptación
donde lo humano es apenas una masa de despojos, en esos refinamientos que
elevan la violencia a la dimensión de
categoría estética aflora siempre
una afirmación de índole política
: "Toda lucha por la dignidad de los seres humanos es, en últimas , una lucha
contra el poder en cualquiera de sus manifestaciones". En esos relatos, siempre hay alguien tratando
de aplastar a otro. En la contracara
están los que se niegan a aceptar esa voz del destino con la que empieza
el primero de los libros de V de Venganza titulado, no por azar, Europa después
del reino. A modo de respuesta, los rebeldes ensayan una suerte de salmodia : “
Dices que quieres liberarme y me confinas en una prisión”. La prisión del
amor, las ideologías, los dogmas, las
promesas incumplidas.
Debe ser por eso
mismo que a cada paso se encuentra uno con
tantas personas a la espera de un
juicio: Mientras transitaban por la larga noche de su desventura omitieron
un código, olvidaron hacer una
genuflexión. Y en estos mundos el poder
no puede permitirse el lujo de la
indulgencia: perdería credibilidad. Por eso destierra a sus marginales al reino
de la noche que es, por definición, el terreno donde se pueden hacer las cosas prohibidas de día :
salir a la caza de doncellas, traficar, robar, matar, intrigar. En este punto,
a despecho de quienes ven en ellos una
propuesta de índole libertaria, en los cómics
aflora un talante conservador. Glorifican la noche como puesta en escena de lo prohibido. Si durante el día se
trabaja, se pagan los impuestos, se almuerza en familia, se pronuncian
discursos edificantes y se reproduce el
sistema, cuando llegan las sombras las buenas conciencias , al igual que el conde Drácula, salen de
sus sarcófagos, intentan vivir la parte
reprimida de su existencia y vuelven a
su ataúd al rayar el alba. Solo entonces el orden establecido podrá
dormir tranquilo.
Vaya Gustavo, entonces podría decir que la noche nos descarga, está hecha para que mostremos lo que realmente somos: humanos, pregunto, pues sin ello, sin tener el sentido de lo prohibido, sin hacerlo, digo, sin eliminar por unos momentos las etiquetas y las buenas conductas que dice la sociedad en sí; el poder en todos los sentidos, nos perderíamos en el orden. Caray, Gustavo, este texto nos lleva a otro suyo que está en el blog. Y bien por la Muestra de Cómic en Pereira, se ve que andan haciendo grandes esfuerzos.
ResponderBorrar“En este punto, a despecho de quienes ven en ellos una propuesta de índole libertaria, en los cómics aflora un talante conservador.” Te refieres al tratamiento de los personajes nocturnos, a las fantasías tipo Drácula y similares (¿con sus equivalencias de sadomasoquismo, tal vez?) pero yo creo que el concepto se puede extender a gran parte del universo de los comics y otros relatos de fantasía, porque el anhelo y el objetivo comunes de “combatir la injusticia” son arbitrarios: debemos aceptarlos como legítimos porque el autor así lo presenta. Así como es fácil imaginar que Batman lleva a las jovencitas (o jovencitos, según una interpretación que en su momento tuvo bastante aceptación) más atractivas a su cueva por la noche, para agasajarlas (es un decir), casi todas las aventuras de los héroes diurnos también pueden ser interpretadas como una fantasía de reafirmación reaccionaria del poder. La maquinaria de la justicia, la investigación, la consideración ecuánime de las pruebas, siempre desaparecen (es algo complicado y demasiado oscuro para los libretos) y la maldad y/o culpabilidad del personaje señalado se da por cierta desde el comienzo. A veces hasta me parece una conspiración criminal entre el “héroe” y el guionista, para incriminar a un personaje que tal vez… pero ya desvarío. Borremos este último cuadro de la historieta, para no complicar las cosas.
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ResponderBorrarComo para quitarse el sombrero que no usamos y dar la vuelta al ruedo, son los resultados del esfuerzo descomunal de los "muchachos" del Cine Club Borges, apreciado Eskimal. Ahora, en lo tocante al texto, no olvidemos que para distintas formas de pensamiento la noche es la metáfora de la parte de nosotros reprimida por el proyecto de civilización. De noche se hacen visibles los fantasmas, es decir, la faceta temible de nosotros mismos. Es un poco el papel jugado por los prostíbulos en las épocas que sancionan el libre ejercicio de la sexualidad: De día somos intachables padres de familia y de noche nos vamos de putas. Y esa es una fórmula de raigambre profundamente conservadora y cavernícola.
Ja. Que no lo vaya a pillar el justiciero de V for Vendetta, mi querido don Lalo. A lo largo del cómic en general y de V de Vendetta en particular, fluye un halo de fatalidad que paraliza de entrada cualquier intento de rebelión. A mi modo de ver , no es casual que el primero de los textos de la trilogía abra con un llamado de " La voz del destino" a los habitantes de Londres y a la humanidad en general. Como si fuera poco, usted sugiere una idea todavía más perturbadora: El poder, o en este caso el formato del cómic inventa una forma de rebelarse, igual que durante los tiempos de la amenaza comunista, la iglesia y los empresarios se adelantaban a crear sindicatos patronales fáciles de controlar . Si no me equivoco, en la misma dirección apuntaba el corporativismo de los fascistas.
ResponderBorrarNo sabía de su debilidad por los comics, amigo Gustavo. No soy muy conocedor de ellos, porque apenas he tenido acceso a su influencia, por razones materiales. Gracias por la lectura, he aprendido mucho de su interpretación acerca del mito de los vampiros, yo no lo había visto de esa manera-ni recuerdo haber leído en alguna parte-, como metáfora sexual de la siempre reprimida época victoriana. Si algo recuerdo de mis lecturas, a tono con su texto, es la de Dante que para escapar de la censura religiosa nos habla de “la puerta estrecha que conduce a la ciudad doliente”. Por otro lado, la noche como escenario de las más grandes y bajas pasiones, como reino de los marginales, como sustrato de las historias más “negras” de la literatura, donde la diferencia entre el bien y el mal es apenas una línea difusa, ha alumbrado lo mas exquisito del cine, a mi gusto, el cine negro. O los versos más inquietantes: “Una vez, en una taciturna medianoche, mientras meditaba débil y fatigado/sobre un curioso y extraño volumen de sabiduría antigua….”
ResponderBorrarEn realidad no soy tan apasionado del comic, apreciado José.Llegué a él por la vía de las tapas de los discos de rock que empecé a comprar en mi adolescencia. De entrada, me inquietaron esas historias oscuras, tan cercanas a los relatos de hombres como H.P Lovecrat. Desde entonces, le he seguido la pista a esa universo profundamente conservador que subyace en las historietas anglo sajonas y japonesas. Porque las latinoamericanas son otra cosa : Festivas, constestatarias, irónicas y salpicadas por el espíritu de la vieja picaresca.
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