Lo leí en un
tratado de sicología clínica: las personas depresivas tienden a convertir su
mal en una seña de identidad. Si comprendí bien, el razonamiento funciona así:
me deprimo, luego existo. Atendiendo a esa lógica un alto porcentaje de
mortales buscaría en el entorno un motivo
para deprimirse. Y si no lo encuentran, pues lo inventan: para algo
habrá de servir la imaginación. Por ese camino acaban equiparando la noción de goce a un bajonazo
mental. Dicho de otra manera, se
enamoran de la depresión. Eso explicaría, según el texto, la frecuencia
con que los pacientes en tratamiento
abandonan los medicamentos: necesitan volver a ser ellos mismos.
No vamos a
detenernos mucho en la definición filosófica de
la felicidad. Unos cuantos grados de más o de menos, todos la resumimos en
una especie de acuerdo con el mundo dirigido a la satisfacción de los
deseos. Las unidades de medida son tan variadas como distintas las expectativas
humanas. La gratificación sexual, la conquista del poder, el reconocimiento
público, la paz interior o una mínima dosis de seguridad frente a las
incertidumbres del universo se cuentan entre las más socorridas. A su vez,
lo más austeros la definen como ausencia de dolor.
“La felicidad es
una pistola caliente”, escribió John Lennon, un depresivo famoso. Ustedes
conocen bien la materia de que estaban hechas sus canciones. Desemboqué en el Beatle leyendo en
los periódicos la reseña de una
encuesta donde los colombianos se muestran como los seres más felices del
planeta. Tocado por el tono del informe leí el
periódico desde la primera hasta la última página- incluidos los avisos
sobre líneas calientes- en busca de las razones para semejante dosis de euforia
colectiva. “La reforma tributaria golpea aún más a las clases medias”. “Masacre
en finca de Envigado deja una decena de
personas muertas”. “Antitaurinos protagonizan gresca a la entrada de la
Monumental” “La fiscalía abre proceso contra el ex presidente Uribe por
presuntos vínculos con paramilitares”. “Aumenta la violencia contra mujeres,
niños y jóvenes”. “Nuestro sistema vial, entre los peores de América Latina”.
“Incremento del salario mínimo no alcanza ni el cinco por ciento”. Salvo el
viejo cliché acerca de la belleza de nuestros paisajes, la eterna
juventud de la diva Amparo Grisales o el más reciente sobre la perfección
futbolística y humana de Radamel Falcao
García, no encontré razones de peso para tamaña dosis de paroxismo.
En ese
momento lo comprendí de golpe: como
somos depresivos buscamos en el afuera razones para alimentar nuestras manías y
entonces nos sentimos felices. De allí el lenguaje hiperbólico de un pueblo tan
atormentado como el paisa, por ejemplo. “Estoy demasiado bien”, me dijo en la
calle una antigua amiga al cruzarnos en una calle de Medellín. De inmediato
pensé en la fascinación de los habitantes de esa región por el tango y sus variaciones, entre ellas la
llamada música de carrilera o despecho, todas ellas plagadas de relatos sobre
abandonos, penas y olvidos Algo no
encajaba en esa exagerada declaración de principios bastante próxima a un
manual de auto ayuda ¿Cómo carajos puede
uno estar “demasiado bien”? ¿No debe darse
por satisfecho con estar bien a secas? Pero claro: la pobre se sienta a ver el noticiero
de la noche y ante semejante recuento
de infamias no puede menos que sentirse bien en grado superlativo. Tan bien
como Mark David Chapman, el tipo que
vació la carga entera de su pistola sobre el cuerpo de John Lennon a la entrada
del edificio Dakota en Nueva York. Para Chapman el mundo era demasiado bonito
con el músico paseándose por el vecindario. Por eso desenfundó su pistola caliente. Ante la
visión del cadáver de su ídolo las cosas
volvieron a la normalidad: el asesino pudo al fin sentirse exultante.
Tanto como los colombianos que
ante las preguntas calculadas de los
encuestadores dicen sentirse exageradamente felices.
PDT: les comparto enlace a la canción citada
http://www.youtube.com/watch?v=xTU2Y0VFH0E
Gracias por la nutritiva lectura, amigo Gustavo. No soy muy fan de los Beatles, por lo que desconocía esa canción que nos trae a colación. En lo que estoy de acuerdo es que Lennon era un genio, musicalmente hablando. Tanto que, aparentemente escribió que la felicidad es una pistola caliente, como una irónica premonición de su muerte. Tal parece que la felicidad de otros nos molesta sobremanera, es insoportable, o como usted apunta es una anormalidad, de ahí que hagamos todo lo posible por sabotearla. ¿acaso no lo vemos a diario en los culebrones de tv?
ResponderBorrarEstuve sondeando el significado de Happiness is a Warm Gun y me he quedado con la boca abierta por las diversas connotaciones que tiene. Realmente no tenía ni idea de esto. Se me ocurrió averiguar porque en inglés la palabra warm, que tú traduces como “caliente”, es más amplia en el sentido de que abarca una escala más ancha de temperatura, también puede significar “tibio”, pero “tibio” en español es muy débil, por eso tú usas “caliente”. Me encuentro con que Lennon tuvo la idea cuando el productor musical (el célebre George Martin) le mostró la página de una revista de armas, con la publicidad de nadie recuerda qué pistola, conteniendo esa frase, Happiness is a Warm Gun, que es un derivado publicitario derivado de una famosa historieta americana, Peanuts, de Charles Shulzs, que había popularizado la frase “Happiness is a Warm Puppy”, es decir la felicidad es un cachorrito, un perrito tibio. Dicen que Lennon pensó “qué disparate y cuántas posibilidades”. Porque un perrito caliente, y mucho más que eso una pistola caliente tiene una carga sexual de lo más evidente. Por esa época el propio Lennon estaba de lo más caliente con Yoko Onno y la carga sexual le pareció un buen complemento. También puede significar una dosis de droga, claro. Lennon por esa época se narigueteaba con heroína (sí, la olfateaba en vez de inyectarla, según leo) y esa era una tercera capa de significado. Por supuesto que la BBC prohibió la difusión del disco.
ResponderBorrarJa . Qué gran invención ese verbo nariguetear , mi querido don Lalo. Me recuerda el alacranear de Cien Años de Soledad. Este último alude a la muchacha consagrada con ahínco a arañar la espalda de su contertulio sexual. Tiene toda la razón con lo de los múltiples sentidos del vocablo Warm, pero tibio es algo medio caliente o medio frío, es decir nada. Muchas gracias por sus descubrimientos.
ResponderBorrarApreciado, José Martín Emilio Rodriguez, más conocido como Cochise, un brillante ciclista nacional de los años sesentas y setentas , declaró una vez que los colombianos no nos morimos de infarto o de cáncer, sino de envidia. Creo que esa premisa puede aplicarse a la humanidad entera, desde los días de las cavernas hasta los tiempos de la Intenet.
ResponderBorrar"El sueño de la razón produce monstruos"... es verdad Maestro Gustavo, es algo muy extraño que constantemente los Colombianos nos vivimos diciendo mentiras como: " somos un país rico", "somos los mas creativos del mundo", "tenemos malicia indígena", "somos muy vivos", "somos los mas felices del mundo" ... Pues no se que pensaran los demás lectores de su editorial pero la verdad este país es muy pobre y no porque no tenga "dinero" sino porque la pobreza es mental y espiritual lo que hace que la riqueza sea mal distribuida y por lo tanto suban los indices de pobreza, desigualdad y desdicha, -nO SOMOS CREATIVOS, ser "copion" no es ser creativo, si verdaderamente el pueblo colombiano fuera creativo ya hubiera dejado esa vorágine de guerras sin fin y tendria una estructura social mas alla de capitalismos y socialismos pues todo giraría entorno a la "creación" y no habria tiempo para "destruir" al hermano,- me pregunto en que consiste "la malicia indígena"...?? en ser ladrón? en ser corrupto? en ser amiguero e hipócrita?... y pues hoy día los indígenas son una minoria, un grupo social que se cree el cuento que todo el mundo les "debe" porque su "cultura" quedo "truncada": no fueron capaz de defenderla que es otra cosa.-Que somos muy "vivos": otra mentira nacional: si fueramos "vivos" nuestra economía no estaría basada en el narcotrafico y la guerra y nuestros dirigentes serian PERSONAS VIRTUOSAS y no los mas brutos de la sociedad,... y esta esa rara obsesión: "somos los mas felices"... a quien se le ocurre invertir una millonada en una encuesta para saber quien esta "contento",quien "feliz"...?? ... TIENE UNO QUE ESTAR MUY ABURRIDO PARA PONERSE HACER UNA ENCUESTA DE LA FELICIDAD...JA!... Si fuéramos felices no tendríamos que demostrarlo estadisticamente: El fondo puede ser: ¿que se pretende con ese tipo de programación/neurolengúistica? Obligarnos a ser "Felices"? porque? para que crear esa ilusión de que estamos bien?...
ResponderBorrarLo preocupante puede ser que nos digamos todas esas mentiras todos los días y que en realidad sea como si habláramos a la inversa y la realidad fuera lo totalmente opuesto. Y finalmente que nuestro estado natural sea la depresión y la tristeza: LA DESESPERANZA QUE GENERA LA IMPOTENCIA DE NO PODER HACER NADA.
Un abrazo Maestro, desde las fronteras utópicas de los sueños y la razón.
http://www.ivoox.com/ciencia-ficcion-nuestro-futuro-audios-mp3_rf_363701_1.html
Creo que ha dado usted en el clavo, amigo Trejos: vivimos tan aburridos que no encontramos alternativa distinta a la diseñar y responder encuestas sobre cuanto embeleco se cruza en el camino, empezando por el de la felicidad ¿ Quién define eso? ¿ Cuál es la unidad de medida? ¿Es en realidad un estado o una ilusión ?
ResponderBorrarPasando a otro asunto, entiendo que lo de "malicia indígena" fue una especie de estigma arrojado sobre los aborígenes americanos por los invasores europeos , desconcertados ante el inagotable repertorio de argucias utilizado por los primeros para eludir su aparato de poder burocrático, religioso, económico y militar.