Es curioso constatar la manera como los expertos, que se cuidan tanto de hacer énfasis en el carácter preciso y taxativo de sus análisis y diagnósticos, suelen ser tan laxos a la hora de utilizar palabras y conceptos sin detenerse a pensar en su sentido y menos en su contexto, de modo que muchas veces acaban por comunicar lo contrario de lo que pretenden decir.
Ahora les dio, por ejemplo, por utilizar la palabra apuesta cada vez que aluden a un propósito o, peor aún, a un proyecto o decisión administrativa que se supone, deben ser el resultado de un juicioso análisis acerca de los antecedentes, el presente y el futuro del campo que se quiere abordar. “El Departamento le apuesta a la educación”. “El país le apuesta a la tecnología”. “La región le apuesta al turismo”. “La ciudad le apuesta a la seguridad” son frases que se volvieron de uso común para la gente, entre otras cosas como resultado de esa manía de los medios de comunicación, consistente en replicar a pie juntillas la letra de los comunicados de prensa emanados de los grandes centros de poder. Por ese camino resultamos legitimando ideas tan atroces como esa de que un crimen cometido por agentes del Estado puede ser reducido a un concepto tan inocuo y ambiguo como el de “Falso positivo”, para citar solo un caso.
¿ A cuento de qué- puede preguntarse un ciudadano desprevenido- gastar tiempo y dinero en el diseño de planes estratégicos, planes de acción, matrices de diagnóstico y todos los demás aspectos inherentes a la formulación de un proyecto, si al final vamos a hacer apuestas como cualquier adicto al juego del chance o a las carreras de caballos?
Hasta donde alcanzo a entender lo que me explica mi gurú de cabecera en esas lides, se planea para identificar escenarios precisos de acción, partiendo del estudio de todas las variables posibles, de modo que se pueden potenciar las ventajas y minimizar los riesgos, empezando por ese tan frecuente de despilfarrar enormes capitales humanos y financieros para acabar descubriendo que el agua moja. Y no estoy exagerando: hace poco leí en una revista especializada sobre los resultados de una extensa investigación de campo y un no menos riguroso estudio de indicadores, que finalmente condujeron a demostrar ¡que los niveles de pobreza de la gente tienen su raíz en la difícil situación económica!
De modo que resultaría muy saludable para todos pensar mas y apostar menos cuando se habla de futuro, porque no a pesar, sino precisamente por el carácter impredecible de este último es necesario que se apliquen todas las herramientas disponibles para construirlo. Al menos es lo que nos han dicho siempre: que en el terreno específico de la planeación hay que adelantarse, antes de que dios decida jugar a los dados. Conocer el patrimonio, hacer el balance de los caminos transitados, comparar experiencias ajenas, saber con qué recursos se cuenta, adelantarse a las consecuencias positivas y negativas que pueden derivarse de las decisiones son, entre otros, buenos instrumentos para saber cuándo y donde puede ser más fructífero invertir los bienes intangibles y materiales que una comunidad ha forjado a lo largo de su historia. Todas esas cosas me vienen a la mente, ahora que en la ciudad región se habla cada vez con más insistencia de prospectiva con movilización social como factores de desarrollo, asuntos estos sustentados en un ejercicio racional y por completo ajenos a la idea de juegos de azar implícita en la palabra apuesta que esos mismos expertos, con la complicidad de los medios, convirtieron en el incierto pan de cada día.
Hola, Cristina. Muchas gracias por el mensaje. por supuesto que me interesa estar en su directorio. Cuanto más se pueda ampliar el esapcio de diálogo y enriquecer así la discusión, mucho mjoer para todos.
ResponderBorrarGustavo Colorado G.
A lo dicho, tocaría sumarle el hecho de que se le apuesta a tener más empleo, de mod que seguimos jugando para ver is bajamos las altas estadísticas y no para generar un bienestar. Gustavo ¿no será que vivimmos de puro azar en Pereira y de estar azarados por las situaciones?
ResponderBorrarHola, John Harold.Por ahí va la cosa. Como la estadística dejó de ser un medio de análisis, para convertirse en un fin político, entonces se juega al azar, a ver si las cifras suben o bajan, de acuerdo a las conveniencias.
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