¡Allah- Taala!, tenemos un yanqui en la Casa Blanca! Exclamó un
ciudadano sirio mirando hacia La Meca.
Y ahora ¿Quién podrá defendernos? Clamó una verdulera en el mercado de Tepito, en la Ciudad de México.
¡Fidelito mío, sal de tu mutismo y manda a los yanquis go home! Imploró un cubano postrado ante la estatua del Ché Guevara.
¡Señor, señor¡ ¿Por qué me habéis abandonado? Preguntó al cielo una guatemalteca indocumentada en un arrabal de Los Ángeles.
¡Plop! Exhaló, antes de desmayarse, un titiritero chileno residente en Pereira, educado por la revista Condorito.
¡Recórcholis! Blasfemó un sexagenario, devoto lector de la historieta Goofy, o Tribilín, como la conocimos en América Latina.
¡Ñññññññerdaaaaaa! ¿Y ahora quién me explica qué coños va a pasar? Preguntó mi vecino, el poeta Aranguren, blandiendo un ejemplar del periódico El Tiempo con la estampa de un Donald Trump triunfante en la primera página.
Calma, calma, le dije, recordando una vieja viñeta de Mafalda que discurría más o menos así:
Un anciano bien trajeado se
indigna ante la visión de un jipi en versión
bonaerense y masculla :
-¡Esto es el acabóse!
La criatura de Quino, que
contempla la escena, lo tranquiliza:
-No es para tanto. Esto es
apenas el continuóse del empezóse de ustedes.
Bueno, la llegada de Donal Trump a la Casa Blanca es el continúose de una historia que
podríamos titular de esta manera, evocando
una película de Sergio Leone:
Érase una vez en América.
Érase un país hecho por inmigrantes, que eligió a un
presidente sobre la base del miedo a los
extranjeros.
Pero ese es el epílogo del cuento.
En realidad las cosas empezaron con el mito del destino manifiesto:
un país elegido por la providencia para defender al mundo de los enemigos de la
democracia y la libertad. No importa si con ese noble pretexto invadieron territorios lejanos, torturaron prisioneros,
patrocinaron dictaduras, derrocaron
presidentes y destrozaron con Napalm los bosques de las antípodas.
Un país en cuyos billetes aparece la frase In God we trust, como una
declaración de principios sobre sus auténticos valores.
Un territorio de personas
educadas por la radio, el cine y la
televisión, convencidas de que Hollywood, la Columbia Broadcasting,
Disneylandia y los centros comerciales son algo así como templos de una nueva
era.
En ese santoral. Rico Mc Pato funge
como una divinidad de la cual Popeye the sailor, Bugs Bunny y Mickey Mouse son sus sumos sacerdotes.
Con las mentes licuadas de esa
manera, ya estaban listos para lo peor. Por ejemplo, para poner las riendas de
su país en manos de un avatar salido de
un reality show.
Pero antes de llegar allí
habían adelantado sus ejercicios de
preparación.
Por ejemplo, eligieron como presidente
a un pésimo actor de películas de pistoleros llamado Ronald Reagan. Quizá
alentaban la esperanza de que, como un Billy the Kid redivivo, los salvara de
los malos comunistas, que en su última pataleta amenazaban con tomarse lugares
tan estratégicos como Nicaragua.
Más tarde, los californianos, que
en la práctica están entre las ocho más grandes economías del planeta,
escogieron como su gobernador al mismísimo Terminator
en persona. A lo mejor esperaban que con
sus armas del futuro espantara a los incómodos orientales y mexicanos
que son la base de la mano de obra agrícola en ese Estado.
¿Notas que nada fue improvisado?
Le pregunté a mi vecino Aranguren, preocupado
por el tono bilioso de su tez y
por el incontrolable temblor de sus
manos.
-Mmmmm, ejjjjjjteee, ajaaaa, fue su única respuesta.
Ante tamaña dosis de elocuencia,
di por terminado mi relato y lo llamé a la sensatez.
Después de todo, quiéralo o no,
al nuevo presidente le tocará descender
de su tinglado mediático y enfrentarse a la política real. Y esta última tiene
unos códigos que ni un personaje tan pintorescamente tétrico como Donald Trump puede eludir.
PDT : les comparto enlace a la banda sonora de esta entrada
Lo curioso, don Gustavo,es que sea quien sea el President en los USA, la política nunca cambia. Puro circo.
ResponderBorrarCami.
No puede cambiar, apreciado Camilo, porque se derrumbaría el sistema entero y el propósito es, como lo sugiere el personaje de El Gatopardo, "cambiar todo para que todo siga igual".
BorrarBueno, mi querido Gustavo, habrá que tomárselo con calma, el mundo siempre está al borde de algo y yo ahora de la depresión. Han sido muchas derrotas para un solo año: Plebiscito, las supuestas cartillas de ideología de género, la cultura, Trump y en fin... pero tienes razón, es el resultado de una cadena de acontecimientos históricos que siguen tumbando las fichas infinitas del dominó universal desde que nos inventamos esa vaina de los reinos. Trump en mi concepto es un pistolero con el botón en el misil nuclear y en Korea del norte hay otro con el mismo ego, esperando la señal. Pero existe gente sensata en cada bando, gente sensata que nos defraudó cuando lo eligieron a él. Esa es la cuestión, pero habrá que tener calma.
ResponderBorrar¿y dónde está esa gente "sensata", que nunca aparece cuando más se la necesita?
BorrarSi tiene alguna pista, por favor me cuenta, Carlos Vicente.
Sospecho que la sensatez es tan escasa a este lado del universo como el tan mencionado " sentido común ".
Uno de los sabelotodos que publican en los diarios, creo que el historiador Niall Ferguson, escribió antes de las elecciones que sus amigos chinos (por supuesto que personajes importantes, ya que él no conoce a gente como nosotros) le habían dicho que preferían a Trump antes que Clinton, porque ella era bastante dogmática mientras que Trump era "un hombre de negocios con quien nos podemos sentar a negociar". Bueno, eso es casi seguro, pero quedan pendientes otros problemitas que afectan a medio mundo y que Trump podría pasarse por el forro de los pantalones. Una tradicional maldición china es desearte que vivas "tiempos interesantes". Se avecinan tiempos interesantes, sin duda.
ResponderBorrarQuien se codea con gente " tan importante", tarde o temprano acaba metido en problemas, mi querido don Lalo.
BorrarPor eso, cuando Trump intente aplicar a rajatabla el viejo lema de "business is business" tendrá que vérselas con forajidos tan temibles como él. El problema reside en que, de una manera u otra, la mierda nos salpicará a todos.
Ya sugería alguien, en alguna columna periodística, que el problema no era Trump, sino lo que representaba, una suerte de proyección de toda esa gente “blanca, con pocos estudios y enfadada con el sistema”. A la lista de héroes podríamos añadir a un tal Jesse Ventura, un corpulento luchador profesional además de actor que casualmente fue compañero de reparto de Schwarzenegger en la icónica “Predator”. Gracias a su fama, Ventura fue como un precedente de Trump, solo que a menor escala, presentándose como candidato alternativo al establishment, logrando ser elegido como gobernador de Minessota, a finales de los años noventa.
ResponderBorrarMil gracias, José, por ayudarnos a recuperar la memoria. Claro, lo del apellido Ventura- con seguridad un seudónimo- fue utilizado como señuelo para decirle a los electores que con su gobierno llegarían días bienaventurados- una palabra cara al lenguaje calvinista, tanto como predestinación-.
BorrarAl final, enfrentado a la política real, pasó por su cargo con más pena que gloria.
Cuando alguien dice que prefiere a Trump que Hillary me hace recordar a William Ospina cuando dijo que prefería a Uribe que a Santos y la cosa le salió mal, muy mal, tan mal que Santos se volvió Nobel de paz, estuvo a punto de firmar la paz y ha tenido que resistir los golpes bajos de Uribe... No es que no haya de qué hacer un caldo, lo que pasa es que no hay quien se tome ese caldo por allá en USA. Y por acá también.
ResponderBorrarBueno, a veces la gente quiere provocar, y termina ahogándose con su propio bocado.
BorrarBush, Clinton, Bush, Obama. Desde la Guerra en el Golfo Pérsico hasta la mayor deportación de migrantes. Clinton fue quien levantó ese muro que veo todos los días al ir a la universidad acá en Tijuana, maestro. Lo reforzó la Doctrina Bush, esa política exterior de seguridad nacional de Bush Jr. Y en el gobierno de Obama se han registrado los mayores indices de deportación. Por una puertecita de la llamada Línea (La frontera) cada día llegan migrantes latinoamericanos a Tia Juana, decían los periódicos gringos de principios del siglo XX.
ResponderBorrarEl destino manifiesto fue una publicación de un periodista en el siglo XIX. No podemos pensar que desde que desembarcó el primer colono en el territorio que ahora es Estados Unidos, ya venía con él la idea imperialista y expansionista. El destino manifiesto, como doctrina, podría verse en las intervenciones de Estados Unidos en Panamá o en Cuba, cuando pasaron a involucrar el ejercicio militar, dejando de lado los fundamentos reales de la Doctrina Monroe,"América para los americanos". que ni escribió Monroe. Después del New Deal, tras la crisis de 1929, luego de la segunda guerra mundial, ese Destino manifiesto y la Doctrina Monroe se contruyen, lo vemos ahora, en expansión, imperialismo. Es una construcción histórica, hecha por una historiografia y un periodismo muy nacionalista y un nivel de producción de la industria cultural impresionante. El discurso de Trump, entonces, no es algo nuevo. Hay que criticarlo, problematizarlo, hacerle oposición, pero no ha sido el único. Obama fue parte de la firma del TLC con Colombia. Y con la conceptualización de la palabra terrorismo, tras el 11 de septiembre, el gobierno estadounidense encuentra más excusas para la intervención. pareciera que la disculpa actual, para ello, es el medio ambiente, ya no los derechos humanos.
Apreciado Eskimal, mil gracias por su detallado y valioso aporte a esta reflexión, ahora que la paranoia de Trump y sus seguidores se ha trasladado, casi por ósmosis, a sus opositores.
ResponderBorrarRecordemos la idea aquella de que uno no puede luchar mucho tiempo contra un contendor poderoso sin acabar paraciéndose a él.
La verdad es que muros- símbolicos o materiales- hemos levantado los humanos, como quien dice desde el comienzo de los tiempos.
Y también desde el comienzo de los tiempos solo la lucidez y la solidaridad han conseguido superarlos.
de personaje mediatico, pasa a ser titere de la élite mundial quienes gobiernan y hacen lo que se les da la gana en el mundo. Y si este pintoresco personaje no les hace caso, lo borran del mapa.
ResponderBorrarEs el mundo hecho reality, amigo de radiomierda. En ese nuevo escenario creado por los medios de comunicación, las personas apenas sí llegamos a comparsas.
ResponderBorrarCon todo, aún quedan resquicios para la lucidez... y eso ya resulta esperanzador.