viernes, 9 de mayo de 2025

Lo clásico y lo popular: un viejo tópico

 



Toda frontera real o simbólica enuncia una intención de poder y dominación. Por lo tanto define zonas de exclusión. Eso explica que los mapas expresen, en últimas, realidades de tipo geopolítico. Basta con seguirle el rastro a lo que pasa hoy en Ucrania, en Gaza, en Pakistán o en la zona fronteriza entre Estados Unidos y México para hacerse una idea clara del asunto.

En el campo cultural los conceptos de clásico y popular trazan un mapa imaginario que define criterios, valores, herramientas de análisis y zonas de exclusión. En esa medida lo clásico se asimila a lo perdurable mientras lo popular es confinado al territorio de las cosas efímeras. Poco importa en realidad si la democracia   y los medios de comunicación de masas- una de sus expresiones visibles- han desfigurado esas fronteras. Contra todo pronóstico, el viejo tópico persiste. Las producciones denominadas clásicas se asimilan a lo canónico mientras las populares  se presentan  revestidas de una condición gaseosa imposible de asir.


                                                 Seurat, Tarde de domingo en la isla de la Grande Jatte

Por fortuna, en los territorios reales del arte y la cultura las cosas están llenas de matices y nos ofrecen un panorama colorido y muy diferente al monocromo paisaje de blancos  y negros que se nos quiere ofrecer desde algunos centros de poder. Para empezar, clásico es lo que tiene clase, no en el estrecho sentido socio económico sino en el de calidad, valor. En esa medida, una pieza sinfónica, un coro griego o el canto ritual de un pueblo africano pueden ser clásicos y hacer parte de un canon; es decir, de un listado o catálogo de los valores representativos de una comunidad que puede ser local universal, concepto este último problematizado por la llamada globalización.

Justo al lado de lo clásico- no al frente ni en el polo opuesto- florece la cultura popular. Ambos echan raíces en el mismo suelo y proyectan hacia las alturas ramas y frutos que pueden diferenciarse en texturas, olores y colores, pero que igual  enriquecen la vida de quienes se alimentan de ellos. Así las cosas, resulta ineludible que esas raíces se junten y se hagan una sola en un tejido que es el de la vida misma. Si en un momento determinado las aristocracias y la naciente burguesía  pretendieron apropiarse de lo clásico como elemento de diferenciación, eso no pasó de ser una veleidad sobrepasada por el ímpetu de formas de vida dotadas  de la suficiente potencia para desdibujar las fronteras. Basta mencionar los nexos entre la gran ópera y  el melodrama para  formarse una idea de su común fuente nutricia.




La historia está llena de ejemplos. ¿Qué es El Quijote sino un clásico de la cultura popular? Es bien sabido que Cervantes, al igual que Shakespeare, frecuentó las tabernas, las posadas y las plazas de mercado donde recogió las historias que nutrieron sus relatos. En el campo de la música abundan los ejemplos de compositores- Brahms entre ellos- que encontraron en cantos y danzas populares fuentes de inspiración para sus obras. Pasados al terreno de la pintura, Picasso hizo suyas las imágenes de los pueblos africanos para incorporarlas con un toque muy personal a esas formas estéticas que transformaron en muchos sentidos el arte contemporáneo. Fue el genio de esos autores el que puso las cosas en otra dimensión, no la pertenencia a una clase social determinada; por eso lo suyo no era legitimar valores si no trascenderlos.

En otro plano del tiempo y el espacio, cuando Gabriel García Márquez declaró que  Cien años de Soledad no era más que un vallenato de trescientas cincuenta páginas estaba expresando una realidad palmaria: la de un patrimonio cultural que se transformaba  ante sus propios ojos en una suerte de milagro bíblico de perpetua muerte y renovación.  El asunto es simple:  el genio del escritor de Aracataca percibió y expresó con toda claridad el encuentro entre los instrumentos tradicionales de los juglares vallenatos (la caja, la guitarra y la guacharaca) y las músicas europeas sintetizadas en el acordeón, de la misma manera en que supo hacer suyo  el legado de Las Mil y una Noches recibido a través de España y los relatos orales heredados de los indígenas guajiros. Fue así como su obra se convirtió en clásica y no por la bendición de alguna capilla auto investida de poderes celestiales.


                                              Carnaval de Barranquilla

Tomemos un último ejemplo: el del nacimiento del rock como una de las más potentes expresiones de lo popular en el siglo XX.  En un principio, los ritmos de los negros (gospel, spirituals, soul, blues, jazz) eran escuchados   con recelo por los oídos puritanos y con delirios aristocráticos de los blancos estadounidenses. Sin embargo, es tanta la potencia de ese fermento llegado de África que no tardó en  traspasar los límites impuestos, igual que el tango saltó de los prostíbulos a los salones de los burgueses  latinoamericanos y europeos. Al encontrarse cara cara con ritmos  considerados propios de los blancos,  sobre todo de los terratenientes del sur norteamericano, como el folk o el country, saltó la chispa de nuevas músicas que no tardaron en adquirir un tinte clásico. Lo que  parecía una moda, pasajera como todas, está a punto de cumplir cien años, si nos atenemos al juicio de estudiosos como Charlie Gillet, autor de El sonido de la Ciudad, que le adjudican a Sister Rosseta Tharpe ( Arkansas, 20 de marzo de 1915, Filadelfia, 9 de octubre de 1973) la partida de nacimiento de ese género proteico que desde entonces no ha cesado de convertirse  siempre en otra cosa.

Por su condición próxima al prejuicio, los tópicos son difíciles de erradicar. Tanto, que a veces parecen hacer parte de nuestro material genético. De ahí que se haga necesario un estado de alerta permanente para no sucumbir a los cantos de sirena de quienes, contra toda evidencia, quieren vender su idea del talante irreconciliable entre lo clásico y lo popular.


PDT. les comparto enlace a la banda sonora de esta entrada:

https://www.youtube.com/watch?v=-88l-M0KgkI

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