domingo, 2 de octubre de 2016

Qué manera de perder


 
Y nos volvió a suceder: quienes se consideraban ganadores en las redes sociales perdieron en las urnas. Y quienes  aparecían como perdedores, al final resultaron  triunfadores.  Por estrecho margen,  pero  después de todo la mecánica electoral es asunto de números.
A las ocho de la mañana de hoy domingo  2 de octubre salí con mi mujer a votar por el Sí y le prometí a mi hija un nuevo amanecer. Le dije que a partir de ese momento muchas cosas  empezarían a cambiar. Para convencerla,  leí  durante meses los acuerdos de paz de principio a fin y no encontré ninguna de las falacias propagadas por los promotores  del No en el plebiscito. Todo lo contrario: se trataba de una negociación adelantada dentro del más puro pragmatismo  político.

El pasado viernes tuve la ocasión  de  compartir un programa de Ecos 1360 Radio con  dos mujeres :  una  ex  combatiente de las  Farc  y una víctima que perdió  a su padre a manos de ese grupo insurgente. Al final, se abrazaron  y expresaron su confianza en que ganaría el Sí. Esa  escena acrecentó aún más mis esperanzas.

Ahora le debo a mi hija una  explicación.

La más simple, la más maniquea de todas sería decirle que Colombia  es un país conservador, católico y desmemoriado. Pero con eso no haría sino  redundar en lo ya sabido.

La otra   es más simple: endilgarle toda la responsabilidad a quienes no salieron a votar. Pero resulta que en esta tierra indolente la abstención  ha alcanzado a veces el 70%. De modo que no estamos ante  un fenómeno nuevo.

En realidad resulta que en nuestro país tenemos electores pero no ciudadanos. Los primeros obedecen a  impulsos, a prejuicios o  a  relaciones clientelares. En cualquiera de los casos el voto es profundamente interesado y egoísta. Los segundos, al sentirse parte  de un proyecto común, evalúan su rol en la sociedad  y ponen los intereses colectivos sobre los individuales. Los primeros atienden a caudillos. Los  segundos, a razonamientos.
 
 
Hace poco leí  en una encuesta que los colombianos pasan el 85% del tiempo libre en los Centros Comerciales. Y bien sabemos  que esos sitios son lo más artificial y alejado  de la realidad que existe en estos tiempos.

¿Y qué relación tiene  eso con los resultados del plebiscito?

Pues eso: que no tenemos  ciudadanos sino consumidores.  Narcisos consagrados a tomarse selfies y a poner  “Me gusta” incluso en los mensajes más atroces que circulan en las redes.

Ese es el otro punto: en las redes sociales abundan  emociones, instintos, prejuicios, ideas fijas, odios y pasiones en 140 caracteres. Pero  escasean la reflexión y el análisis.

Hace unas semanas noté con preocupación cómo un trabajo del caricaturista Matador se convirtió en  bandera de los  activistas virtuales: en el dibujo se mostraba al ex presidente Uribe aplastado por el Sí. Y ese no  es precisamente un mensaje de paz.

A lo mejor por allí  empecemos  a  desenredar la madeja: nos  hace falta más pensamiento y menos escarnio. El humor  es siempre saludable y bienvenido como expresión de la inteligencia. Pero  cuando se convierte en pulsión todo lo trivializa y pierde su poderosa carga contestataria.
 
 

No sé  qué piense  en su intimidad el presidente Santos. Tuvo en las manos la firma de la paz sin necesidad del plebiscito, pero sucumbió a  sus veleidades de político y perdimos esta oportunidad.

Pero sí sospecho lo que deben estar sintiendo millones de campesinos desplazados, despojados y arrasados por  la guerra, que  vieron en estos acuerdos una salida a su pesadilla sin fin.  No por casualidad, en las regiones donde ellos  habitan el voto por el Sí fue mayoritario.

Todos  los colombianos. Los que votamos por el Sí, los que lo hicieron por el No y quienes no salieron a votar les debemos una explicación.

Como se la debo yo a mi hija y apenas alcancé a esbozar en esta entrada.

PDT : les comparto enlace a la banda sonora de esta entrada
https://www.youtube.com/watch?v=xTO5rSqFeag

 

16 comentarios:

  1. Profe, nuestra paz es ver todo desde la caja de la televisión y pensar que estamos siempre seguros en nuestras cuatro paredes, que todo eso nos es ajeno, lejano, vacío de significado si se busca medir la distancia y aparecen los kilómetros y las horas.

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    1. Alienados hasta el tuétano. Despojados de lo más esencial de nosotros mismos, solo nos queda elevar la plegaria al Ángel de la Guarda : " No nos desampares/ ni de noche ni de día/ hasta que nos pongas en paz y alegría", mi querido Eskimal.

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  2. Pues parece que Santos cometió el mismo error que David Cameron... Plesbicitos o referendos son peligrosos, muchas veces van contra el pelo del raciocinio, con la excusa de la democracia directa. Hasta en Suiza tienen problemas con esto, y eso que allí tienen una larga tradición, ya llevan como 600 referendos a nivel federal, sin contar los cantonales.

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    1. ¡ Ay! , mi querido don Lalo. Nuestra constitución política hizo de la paz un mandato y Santos le hubiese bastado con atenderlo.
      Pero la soberbia y las veleidades de la política lo llevaron a correr ese grave riesgo. Ahora deberemos afrontar las consecuencias.

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  3. Querido Martiniano, lo triste es la división, el bipartidismo, las discusiones y otras mil cosas que genera este tipo de actos entre el pueblo, sacando lo peor y lo mejor de cada ser como individuo. Todo se trata de elegir, siempre terminamos en lo mismo GANAR O PERDER, no prevemos, nos dejamos llevar por las pasiones, por el colectivo, nos tienen cegados, distraídos y dormidos, esa es la explicación.

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    1. Tiene usted razón, amigo de Radiomierda: aparte de la indiferencia absoluta de casi el 70% de los habitantes de este país, queda el dolor de que, con este grado de alienación, cualquier culebrero puede hacer lo que le dé la gana con nosotros.

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  4. ¿Qué le puedo decir?, me ha dejado bastante perplejo el resultado del plebiscito, considerando que semanas antes podía leerse en toda la prensa internacional que las negociaciones por el fin del conflicto se estaba convirtiendo en una suerte de modelo, de ejemplo a seguir, con expertos y columnistas que alababan el proceso y que casi todos coincidían en un esperanzador desenlace. Como usted bien explica, el desastre de las urnas se debe a complejos y variados temas de fondo, inherentes a la idiosincrasia local. Pero me llama la atención esa falta de solidaridad, -que un periódico español resaltaba-, de gran parte de la población con los que más sufren la violencia. Aquellos que vivían en las grandes ciudades habían dado la espalda a las provincias y municipios rurales azotados por el fuego de ambos bandos. Como los citadinos casi ya no viven de cerca el conflicto, les tiene casi sin cuidado la suerte de sus compatriotas desplazados y amenazados. ¿Será cierto ese prejuicio de que los colombianos aman la violencia?, ¿cómo pueden convivir con el peligro constante del secuestro, las balaceras y la posibilidad de ser mutilado por alguna mina perdida?, ¿no les gustaría recorrer todos los rincones de su país, plenamente pacificado y con el espíritu desarmado, como cualquier viajero? No quisiera pecar de frivolidad e ignorancia, pero sigo sin entender el alma de la nación colombiana.

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  5. Ya somos dos : yo tampoco la entiendo... si es que la tenemos. Digo, lo de " el alma colombiana", apreciado José.
    A esta hora muchos nos sentimos como si nos huieran asestado un garrotazo terrible en la cabeza. Es algo así como un dolor que va de la coronilla a los dedos de los pies. Supongo que eso es lo que llaman " Dolor de patria".
    Ah... y mil gracias por la solidaridad, apreciado vecino.

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    1. Si no lo han leído ya, aquí hay un intento de explicar el fracaso, en un magnífico artículo de Hector Abad Faciolince.

      http://elpais.com/elpais/2016/10/03/opinion/1475515757_441155.html

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  6. Nadie quiere compartir sus recursos. Los patrones quieren seguirlo siendo. La gente prefiere que los campesinos se sigan matando a arriesgar un poquito de lo que tienen porque creen, absurdamente, que nuestro país se puede volver de izquierda. El uribismo es otro factor que explica el resultado y es un cáncer para el país. Solo me resta decirle al resto del mundo que no todos los colombianos pensamos así. Que somos muchos los que esperábamos con ansias la implementación del acuerdo.

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    1. Hola, Maria Paula: la lógica del sálvese quien pueda es ley entre nosotros. Si ya tengo asegurada mi parcela de bienestar, a los demás que se los trague la tierra: esa es la premisa.
      El problema reside en que sin el principio de solidaridad no se edifica una sociedad digna de ese nombre.

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  7. ¿La mayoría siempre tiene la razón? ...
    Fernando López Mirones.
    Director de cine español y guionista, a raíz del Brexit.(Referendum que aprobó la salida de Inglaterra de la Union Europea. No se refiere a Colombia).
    Esta nueva moda nefasta de preguntarle al pueblo sobre cosas de las que la gente del común no tiene ni la más mínima idea, trae estas consecuencias.
    Los ignorantes son más que los cultos, los que leen son menos que los emocionales, los documentados son pocos comparados con esa sobrevalorada entidad llamada calle.
    La lerdez se inspira en la TV, y no en las cátedras. Si queremos que triunfe la ignorancia, los populismos y los extremismos: ¡preguntémosle a la gente!.
    ¿Quién tiene más seguidores las Kardashian o el último Premio Nobel de Economía?.
    No señores, no hay que consultarlo todo, no hay que hacer referendums para cualquier cosa.
    Si se hubiera sometido a votación la evolución, hubiera salido que no. Si por votación fuera, los aviones no volarían, las vacunas no existirían, y las mujeres no tendrían derechos. La Tierra sería plana y Einstein un fracasado que escribe incongruencias.
    Tengo por seguro que LA MAYORÍA CASI NUNCA TIENE RAZÓN.
    Un arquitecto no somete a sufragio sus cálculos de estructuras entre los obreros, un cirujano no pregunta a sus asistentes cómo operar.
    La sociedad inteligente confía en los que saben de cada disciplina y sigue sus consejos.
    El gobierno de los tontos se obtiene preguntándolo todo.
    Las opiniones no hay que CONTARLAS, hay que PESARLAS. Tres sabios aciertan donde tres millones de "ciudadanos" se equivocan.

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    1. Mil gracias, amigo Odiseo : por supuesto que escasean los sabios entre nosotros. Y tiene usted razón : las estrellas de la farándula y el deporte son los oráculos del siglo XXI.Tanto, que el pasado domingo a millones de colombianos les preocupaba más la lesión de James Rodriguez que la suerte del proceso de paz. A ese grado de alenación nos han llevado.
      Sobre los plebiscitos, son apenas el resultado de la demagogia de gobernantes empeñados en endosarle las grandes responsabilidades a una " voz del pueblo" embrutecida por la televisión y por los medios de comunicación en general.

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  8. Pero que hacer ante tanta irracionalidad, me he encontrado con fundamentos que van desde que Dios no esta presente en los acuerdos hasta que en la mayoría de veredas y pueblos botaron por el SI porque estaban amenazados por la guerrilla. Es una lucha desgastadora y hasta a veces creo que inutil. A la gente le gusta ser ignorante, para no sentirse comprometida en realidad, viven de emociones efimeras.

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    1. Pues lo que debemos hacer, señor Unknown, es seguir promoviendo el diálogo y la reflexión.
      Convencido como estoy de que no vivimos en un país sino en un agujero negro, debemos poner todo de nuestra parte para contribuir al tránsito de las tinieblas hacia la luz del día.
      Mil gracias por sus aportes.

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