En junio de 1967 la fruta de los sesenta ya estaba madura. Era cuestión de estirar la mano y tomarla.
Los síntomas-buenos y malos- llegaban de todas partes. El 22
de noviembre de 1963 el presidente norteamericano John Fitzgerald Kennedy fue asesinado por un francotirador en las
calles de Dallas, Texas.
Pero las turbulencias databan de más atrás.
El 1 de enero de 1959 los
guerrilleros cubanos bajaron de la Sierra Maestra y pusieron en fuga a
Fulgencio Batista.
Ese día nació una esperanza… que empezó a morirse
el 9 de octubre de 1967 cuando
Ernesto Che Guevara fue acribillado a tiros en La Higuera, un lugar de las selvas bolivianas.
1967: el año en que The
Beatles publicaron el Sergeant
Pepper´s Lonely Hearts Club Band.
Ese mismo año vio la luz The piper at the gates of down, el
primer álbum de Pink Floyd, creado
bajo la inspiración de Sid Barret, El diamante loco que muy pronto se
extraviaría, como tantos hijos de la década, en las montañas de la demencia.
Occidente atravesaba un puente
sobre aguas turbulentas, como bien lo advirtiera Paul Simon en una de sus
canciones.
Como si no bastara con eso, los modistos habían subido las faldas de las mujeres un
poco más arriba de la modilla. A su vez, La industria farmacéutica masificó la producción de píldoras anticonceptivas.
Esos dos hechos abrieron de par
en par las puertas del deseo y una generación entera se precipitó por allí.
El Sargento Pimienta no era
entonces una casualidad.
Los muchachos de Liverpool ya habían tenido suficiente con las que Paul Mc
Cartney bautizaría, ya en su carrera solitaria, como Silly
love songs.
Además, estaban hasta el cogote
con la histeria de las niñas bien que se quitaban los sostenes en los
conciertos y los arrojaban al escenario como una promesa a cumplirse aquí y ahora.
Tenían suficiente talento para conformarse con tan
poco. Incluso Ringo, ninguneado tantas veces por los fanáticos, demostró su
capacidad creativa cuando el grupo le
dijo adiós a una década de desmadre.
Pasar de canciones tan
edulcoradas como And Love Her o Love me do supuso emprender una
aventura que los llevaba de la tierra a la luna.
Cincuenta años después resulta
natural hablar de discos conceptuales o
de trabajo de autor cuando se alude a una propuesta
musical.
Eso es posible luego de
escuchar a Yes, a Jethro Tull, a Emerson Lake and Palmer, Pink
Floyd y a tantos grandes del denominado rock sinfónico.
Pero en 1967 Harrison, Starr, Lennon y Mac Cartney
emprendieron una aventura.
Basta con asomarse a la tapa del
disco para entender que su propósito no era solo rendirles tributo a quienes
desde distintos frentes de la ciencia, el cine, el arte, la música, el
activismo, la literatura o la política habían contribuido a forjar la llamada
cultura occidental.
Su intención era sumergirse en la
esencia de esa cultura, incluidas sus facetas más riesgosas.
Por eso no se negaron la experiencia de las drogas fuertes que
profetas de la contracultura como Tim
Leary pusieron a rodar como si se tratara de golosinas en un supermercado.
No por casualidad, el profesor
fue una de las primeras personas cuyos restos fueron enviados al espacio por
petición propia.
Siguiendo su pista, The
Beatles se fueron también al espacio en una canción titulada Lucy in the Sky with Diamonds,
interpretada por algunos críticos como una oda al ácido lisérgico.
Años antes habían emprendido su propia travesía bajo el
océano en su canción Yellow Submarine.
A estos músicos les gustaban
los viajes de gran calado.
El Sergeant Pepper es uno de los resultados de esa experiencia.
Varias generaciones han hecho suyo el legado
de ritmos y canciones como A day in
the life, acaso la mejor lograda del disco.
Aunque también destacan With a Little help from my friends,
recordada por la epiléptica interpretación
de Joe Cocker en el festival de Woodstock.
Pero, bueno, She´s leaving home no lo hace mal como himno para la primera
generación de mujeres que se fue de casa sin sentir remordimientos.
O la premonitoria When I´m sixty-four.
O… mmmm, lo mejor es sentarse a
escuchar todo el álbum como una manera
de agradecer lo que estos tipos nos dejaron para ayudarnos a estar vivos.
Aquí va enlace a galería de imágenes relacionadas en La cebra que habla
PDT Les comparto enlace a la banda sonora de esta entrada
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ResponderBorrarLalo21 de junio de 2017, 14:25
No soy muy fan ni entendido en asuntos musicales, pero la historia de los Beatles siempre me ha fascinado. A Day en the Life es particularmente fascinante, por la cooperación de dos creadores que ya entonces se amaban-odiaban, por la forma en que la contribución de ambos confluyó en el tema acabado (con el inestimable aporte de aquel gran productor musical que dio mucha personalidad a la banda), por el puñetazo emocional del tema, en fin, se trata para mí de la cúspide de la música popular de los últimos 50 años... pero ya saben que yo no entiendo nada de música.
Menos mal "no entiende nada de música", mi querido don Lalo.
ResponderBorrarPor lo pronto, me quedo con un ojo emocional amoratado por ese puñetazo digno de Sony Liston. Digo, para estar acorde con el tono de los tiempos.
Pero al final la gran batalla del rock de los 60 fue ganada por la banda the rolling stones. ya que han sido los únicos capaces de perdurar hasta nuestros tiempos.
ResponderBorrarAh... no sabía que era asunto de batallas, con muertos, ganadores, perdedores, y otras pulsiones propias de machos alfa.
ResponderBorrarPara mi es simplemente música.
Nunca he sido muy seguidor de los Beatles (a mi primo, diez años menor, sin embargo, le fascinaban que andaba un tiempo empapadísimo de ellos), pero tampoco me cansa escuchar alguna vez sus canciones. Quizá eso es lo valioso de esta banda, que sus melodías no han perdido ni un ápice de frescura y actualidad. Y en el fondo, hasta celebro que se hayan separado en la cumbre de su gloria, para no seguir un camino parecido a los Rolling Stones, que hoy dan pena con su estampa de dinosaurios decrépitos.
ResponderBorrarEl concepto de clásico tiene mucha relación con lo mencionado por usted, apreciado José: la frescura y la permanencia en el tiempo.
ResponderBorrarA mi modo de ver- y, sobre todo, de escuchar- El Sergeant Pepper reune esas características. Lo que resulta un buen motivo para brindar a la salud de esos cuatro tipos.