viernes, 14 de octubre de 2011

¡Todos al polígrafo!


En  los diccionarios de edición más reciente se nos aclara  que un polígrafo no es  solo un tipo versado en escribir  sobre diversas materias. También es un aparato que, según los manuales, detecta los más  leves cambios fisiológicos experimentados por un individuo conciente de estar diciendo mentiras. Mejor  dicho: el infierno de Pinocho y toda su parentela. En  resumen, la máquina detecta    perturbaciones sutiles en aspectos como la respiración, la sudoración y la presión sanguínea, de modo que por más habilidades que posea el sujeto acaba, como quien dice, delatado  por su propio organismo.
Durante los últimos días he pensado mucho en el polígrafo y en sus muchos beneficios leyendo las propuestas de campaña- o, mejor  dicho, la ausencia de ellas- de los políticos con aspiraciones de ser alcaldes, gobernadores, concejales   o diputados al final del proceso  electoral  adelantado en Colombia y que finalizará el domingo 30 de octubre.
Ustedes conocen de sobra los discursos, así que no voy a fatigarlos mucho. Tomaré al azar tres ejemplos  encontrados en los folletos repartidos en las reuniones o reproducidos  de los comunicados de prensa que los medios replican con cómplice automatismo.
“Trabajaré con todo mi amor  y todas mis fuerzas por  hacer del nuestro el mejor  departamento de Colombia. Generaré  empleo  para las mujeres  cabeza de hogar  y haré feliz la infancia de nuestros niños que son el futuro de la patria”. Se  lee en las declaraciones de una mujer  con aspiraciones de gobernar  un abandonado- perdón por la redundancia- departamento de la Amazonia .Olvidemos la sarta de lugares comunes que se multiplican en el párrafo. Es más: perdonemos eso de “la infancia de nuestros niños” El detalle  reside en que por parte alguna explica cómo lo va  a conseguir, a resultas de lo cual no debemos  esforzarnos mucho para concluir que no tiene intención de hacerlo. Ni siquiera de intentarlo.
Mejor  trasladémonos  al centro del país. Justo en el corazón de la que  algunos  mensajes publicitarios llaman  “región de oportunidades”, a despecho de los indicadores de desempleo, de los cacicazgos , de los carteles de la contratación que lo controlan todo y del éxodo de buena parte de sus habitantes   al exterior, uno de los aspirantes dice en su página de Internet  que  "convertiré a la ciudad región en uno de los motores de las locomotoras de la prosperidad anunciadas  por el presidente Santos”. Para variar, no se toma la molestia de explicarnos por dónde diablos  van a circular unas locomotoras en un país y una región  en los que la construcción de  una  carretera tarda décadas y donde  una mezcla de indolencia y corrupción acabó con el sistema de ferrocarriles, medio de transporte indispensable para dinamizar cualquier propuesta de desarrollo digna de ese nombre.
Por último ocupémonos de  los boletines de un señor que desea- así lo dice- ocupar un escaño en  la Asamblea. “En mi condición de  diputado concentraré todos mis esfuerzos y mi experiencia como servidor público para que no haya un solo rincón de nuestro querido departamento sin conexión a Internet. Cada niño tendrá un computador a su disposición y de esa manera se hará realidad   nuestro sueño de ser ciudadanos de la aldea global”. Confieso que tuve  que hacer un gran esfuerzo para resistirme a la tentación de exclamar !Amén!  Pero por respeto a  la democracia  cantada por el poeta Walt Whitman opté por seguir de largo. Al fin  y al cabo ya estamos acostumbrados  a que nuestros políticos  derrochen   durante la campaña todo  el acervo de  adjetivos,  adverbios de modo y demás  recursos que abundan en el  diccionario greco quimbaya. En su defecto, les propongo  sumarse a  una campaña que, aprovechando  el recurso de las columnas de opinión y de las muy efectivas redes sociales , consiga  que   todos  aquellos ciudadanos dispuestos a no hipotecar su voto  a un contrato o a un cargo público , cada vez que alguien intente asestarles un plegable promocional o un comunicado de prensa proselitista respondan con una frase que puede empezar por fin a cambiar la historia de Colombia : ¡ Todos al polígrafo !

6 comentarios:

  1. Bien elegida, la cita de esa señora: “Trabajaré con todo mi amor y todas mis fuerzas por hacer del nuestro el mejor departamento de Colombia. Generaré empleo para las mujeres cabeza de hogar y haré feliz la infancia de nuestros niños que son el futuro de la patria”.
    El tono y la elevada aspiración me hicieron recordar proyectos tanto o más empinados que esos, pero de un poeta. Encontré la cita en Internet: “Anuncio el advenimiento de las personas elementales,/ Anuncio a la justicia triunfante,/ Anuncio intransigentes igualdades y libertades/, Anuncio la justificación de la sinceridad y la justificación/ Del orgullo./ Anuncio que la unidad de los Estados es una sola unidad./ Anuncio que la Unión será indisoluble y compacta,/ Anuncio majestades y esplendores que harán palidecer a todas las Políticas de la tierra./ Anuncio afinidades, declaro que serán firmes, ilimitadas./ Digo que encontrarás al amigo que buscas.”
    Con Walt Whitman no hace falta el polígrafo, amigo Gustavo.

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  2. Mi querido don Lalo. Un crítico literario de estas tierras acuñó la expresión " grecoquimbayismo" , para referirse a un engendro nacido- según él- de un apareamiento contra natura entre la oratoria griega y la tradición heredada de los Quimbayas, pueblos indígenas que habitaban la región del centro de Colombia donde vivo.
    El resultado es un tono altisonante y ampuloso, muy apetecido por nuestros políticos para disfrazar la falta de contenidos de sus propuestas.

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  3. Comparto el fastidio ante el grecoquimbayismo, tan evidente en la señora del ejemplo. La cita de Whitman pretende invocar la transparencia, que no necesita intérpretes. El viejo también decía “Anuncio la llegada de un hombre o de una mujer… tal vez seas tú”. Supongo que los cultores del grecoquimbayismo, digan lo que digan, siempre quieren decir “seguramente soy yo”.

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  4. Lalo se me adelantó, pero a mi tambien se me hace que "haré feliz la infancia de nuestros niños que es el futuro de la patria" es de lo mas burdo e infantil que se le puede ocurrir a una persona adulta. Yo recuerdo haber participado de sketches cuando empezaba la secundaria donde haciendo las veces de politicos, causabamos risa a los compañeros con este tipo de frases demagogicas casi utópicas. Lo de los niños con computador suena tan absurdo como verlos con el portatil en el morral, mientras atraviesan descalzos los caminitos de Riohacha o Macondo. Tenia usted razón, esta tierra comun latinoamericana sólo vomita criaturas espeluznantes que van de "listas y visionarias" cuando aspiran a representarnos, entonces siendo tan puramente ingenuo como Whitman, me pregunto ¿por qué siempre los elegimos, a pesar de su cinismo e ignorancia? Aunque deberia consolarme el hecho de que mi pais no es el único reservorio de ejemplares dignos del bestiario de Borges, sin embargo es avergonzante comprobar una vez mas ese vieje adagio de que "todo pueblo tiene a los gobernantes que se merece". Espere a mañana domingo, cuando se celebren las "ineditas" elecciones judiciales en Bolivia, con los resultados, seguro que habrá mucha tela para cortar y mucho ácido que tragar.Ni J.J. Rousseau ni Whitman se hubiesen atrevido a celebrar la pureza de la naturaleza humana si hubiesen vivido por estos lares.

    Qué familiar me suena ese grecoquimbayismo del que habla. Aqui un periodista viejito y reconocido, fino cultor del humor criollo, ha inventado un filosofo "grecocochala" al que llama Aristoteles Giorgiadis Quiroga.

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  5. Hola, José. Tengo la sospecha de que siempre los elegimos porque la desmemoria individual y colectiva es nuestra más certera forma de identidad. Y lo hacemos, a pesar de que- con alguna honrosa excepción, quienes nos gobiernan tienen asegurado un lugar en la Historia Universal de la Infamia.

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  6. pero tambien hay que tener en cuenta la vieja estrategia de jugar con el estomago de los votantes y del ofrecimiento de mercados, tejas, subsidios etc.
    que opina gustavo ?

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