sábado, 28 de mayo de 2011

La cultura sí paga


Hace poco más de un año le pregunté a Mauricio  Pérez Salazar, entonces  Secretario de Hacienda de Medellín , por el secreto que  les había permito a las administraciones de Sergio Fajardo y Alonso Salazar desarrollar una transformación de  la ciudad  a partir de la inversión sostenida en educación y cultura.“ Ningún secreto”,  respondió muy tieso y muy majo. “ El asunto es simple : políticas claras y utilizar las herramientas administrativas para evitar que los pillos se roben la plata”, redondeó y pasó a otro asunto.
La  experiencia viene  a cuento ahora que, por iniciativa del concejal  Juan Carlos  Reinales, con la participación de algunos líderes naturales como el exalcalde Gustavo Orozco Restrepo y un grupo de gestores culturales, contando con el apoyo de una alianza de medios de comunicación denominada Pulso de Ciudad, se plantea  para el día 13  de junio la realización de un evento  que comprometa  a los candidatos  a la alcaldía de Pereira  y a  la gobernación de Risaralda en unos contenidos de gobierno que  , además de la prospectiva, la movilización social y la planeación del territorio , contemplen  a la cultura como soporte  en la construcción de proyectos sostenibles de ciudad, atendiendo a la disposición constitucional que la define  como base de la nacionalidad.
Son varios los puntos que se exponen como base de lo que puede y debe ser un desarrollo sostenible del sector  cultural en  una ciudad que, siguiendo una constante  nacional, ha  confinado la cultura a un segundo plano, sometiéndola a los vaivenes de unas formas de administrar centradas en la repartición de favores y en la politiquería rampante.
Lo  clave de todo consiste en la inserción de una política pública en materia cultural que forme parte activa de los planes de desarrollo y por lo tanto garantice el acceso a presupuestos dignos y controlables, bajo conceptos amplios de integración metropolitana,  planeación del territorio y   relación  con  sectores como  la educación, la recreación y el turismo.
En ese punto surge la celebración del sesquicentenario de Pereira  como la convergencia de  una suma de circunstancias que, bien manejadas, suponen de entrada  insumo  para una convocatoria que implica  a  distintos agentes  entre los que se cuentan las instituciones culturales, la academia, el sector educativo de básica primaria, los gremios de la producción, las administraciones locales y regionales, el concejo, la asamblea , las organizaciones sociales y por supuesto los medios de comunicación como agentes para informar sobre los contenidos  y avances de la propuesta, al tiempo que generadores de discusión sobre  la pertinencia y avances de los  proyectos.
De allí se desprenden realidades de ciudad tan importantes  como la recuperación de los parques convertidos hoy en tierra de nadie. La creación de un sistema de bibliotecas públicas que conecte los distintos sectores de la ciudad y del Área metropolitana. La resignificación de los ríos Otún y Consotá como  parte del  patrimonio colectivo. El desarrollo de la Fundación  “Salado de Consotá”  en su condición de  elemento   dinamizador de actividades educativas, recreativas, culturales  y turísticas, así como de  valoración y difusión de la memoria histórica de  la ciudad región. Como gran escenario de fondo se  plantea  el Paisaje Cultural Cafetero  en tanto oportunidad de  promoción a nivel internacional.
 Por supuesto, no basta con la política pública si no se tienen instrumentos para la obtención y administración cabal de los recursos financieros, lo que implica asignación de presupuestos locales,  el aprovechamiento de la estampilla Procultura, la cooperación internacional y la inversión privada que exige convencer a los empresarios de que la cultura si paga.
El reto está planteado entonces en exigirles a quienes aspiran a gerenciar la ciudad región con el respaldo de los ciudadanos en las urnas  el cumplimiento de sus obligaciones en el campo cultural. Lo demás es tan simple como lo  resumió en su momento el ex secretario de Hacienda de Medellín: políticas claras y herramientas  para que los pillos no se tumben la plata.

viernes, 20 de mayo de 2011

Bienvenido Mister Matrix


Mi vecino, el poeta Juan Carlos Aranguren, no se ha podido reponer de la decepción que le produjo saber que la mujer  a la que le dedicó más de una sesión de fervorosos ejercicios onanistas no existe en realidad en lugar alguno de la tierra, ni siquiera en Hollywood,  ese reino de ensueño donde, según sus promotores, todo es posible.
Ahora no sabe qué hacer con sus tribulaciones amorosas.  Descartó la opción del confesionario católico porque lo considera impresentable en un agnóstico. Del sillón del sicoanalista, ni hablar: desconfía de esos especímenes, porque, según afirma, en sus cincuenta años de vida no ha podido encontrar  uno solo menos confuso que él. Las sectas nueva era le repugnan por su sospechosa   manía de  combinar los fluidos astrales con el consumo obstinado de lechuga. De modo que,   como cada vez que  sus infortunios lo agobian, ya se trate  de fútbol, literatura, política  o sexo,  tocó a mi puerta  a las dos de la  madrugada  con una botella   de ron medio vacía, ganándose unos puntos más en el escalafón de odios de mi mujer.
-         Parse, uno ya no puede ni hacerse una pajita que sea de verdad, dijo entre sollozos, echándose otro trago  al coleto.
Inquieto por semejante declaración de principios indagué por las raíces  de  su desaliento  y me  di de   narices con una verdad terrible :  según una de esas revistas de trivia cinematográfica disfrazadas de divulgación cultural, esas  mujeres que   en la pantalla  nos provocan estremecimientos de ansiedad o de pánico, en realidad no existen : son armadas, pieza a pieza por los magos de la informática  que juegan al  Doctor Frankesnstein en versión digital. Toman unas piernas perfectas por aquí,  unos pechos que ni le digo por allí, unos ojos de Mae West por este lado y un pubis… y un pubis, que mejor dejémoslo así. Para acabar de completar, pueden reemplazar una voz gangosa  por uno de esos tonos de terciopelo capaces de enloquecer prójimos en las líneas calientes.
-         El problema, poeta, le respondí  entre fascinado y malhumorado, es  que lo mismo está sucediendo con  todas las esferas de la vida.  Los declaraciones de los políticos y sus contradictores  son editadas, maquilladas y dobladas dependiendo de las fluctuaciones del mercado.  Con media docena de  imágenes tomadas en el momento preciso, más un buen editor de video, los mercaderes del fútbol son capaces de  convertir un jugador del montón en un cruce entre Messi y Maradona. Y ni qué decir de esas empresas de turismo, diestras en transformar  un muladar  maloliente y peligroso en una versión  actualizada del paraíso terrenal  redimible a cuotas. La clave de todo eso, según  dice un cinéfago irredento apodado  “Koala”, está en una de las escenas de  la película Matrix.
Pero el hombre, ustedes ya lo conocen, es tozudo e, incluso a veces, contumaz. De modo que tomó asiento, mientras  mi mujer  refunfuñaba en sueños desde la habitación que le sirve de refugio en  esos casos, y empezó a  blandir otra vez la revista donde los pechos de Angelie Jolie resplandecían  bajo la media luz como si, al menos en ese instante, fueran de verdad.

viernes, 13 de mayo de 2011

Las mujeres y los sofistas



Como si no bastara con el empecinamiento del procurador en poner sus creencias personales por encima de la jurisprudencia , los defensores del aborto en Colombia tienen que vérselas ahora con las intenciones del Partido Conservador, que en cabeza de José Darío Salazar se ha lanzado contra una conquista avalada por la Corte Constitucional, que permite a las mujeres la interrupción voluntaria del embarazo en situaciones ya conocidas por todos. Para lograr su objetivo proponen una reforma constitucional que dé marcha atrás a lo ya establecido en la ley.
Replicado en distintos escenarios, el argumento del señor Salazar se ha reducido a formular variantes de una idea que él resume así : “ Somos católicos, defensores del derecho a la vida y la protegeremos desde el momento mismo de la concepción”. En tono desafiante afirma además que no permitirán que una minoría le imponga a la mayoría una norma violatoria de esos principios.
Dejemos de lado el hecho de que esos defensores de la vida se muestran con frecuencia indolentes frente a la vulneración de la misma cuando acontecen desapariciones, masacres, asesinatos selectivos o cuando esos niños que dicen proteger padecen lo suyo en las calles del hambre ante la indiferencia de todos. Centrémonos entonces en la esencia de los planteamientos.
Para empezar, tanto los conservadores como el procurador pasan de largo por un pequeño detalle: la Constitución Política de 1991 define a Colombia como un país laico en el que existe libertad de cultos y admite tácitamente que alguien pueda ser creyente o no. No se entiende entonces como uno de esos cultos- en este caso el católico- se arroga el derecho de imponerles sus códigos morales paticulares a quienes no comparten sus creencias. Para ellos no tienen validez los argumentos de los grupos defensores del aborto cuando reclaman el derecho de las mujeres a tener autonomía sobre su propio cuerpo. Aquí aparece una idea muy importane , pues el énfasis se centra en la condición de feligrés, no de ciudadano. Y una de las características del ciudadano es la facultad para discernir y escoger los caminos que considera más convenientes para su propia existencia.
El segundo aspecto de la premisa no es menos tendencioso. Nos dice que una minoría al parecer inmoral pretende imponerle la obligación de abortar a una mayoría piadosa y respetuosa de la vida. Nada más ajeno a la realidad, pues en ningún momento de la discusión y mucho menos en la ley se establece que una mujer – creyente o no- pueda ser obligada a abortar contra sus deseos o convicciones. De modo que estamos ante dos ejemplos bastante riesgosos, por el precedente que puedan sentar- de la tergiversación del sentido de una idea o de una norma en beneficio de los prejuicios particulares de un individuo o de un grupo social. Mediante ese método, caro a los viejos sofistas y revaluado en Colombia por la escuela de altos estudios filosóficos de José Obdulio Gaviria, se desvía entonces la atención de lo importante: que la Constitución ampara hasta hoy el derecho de una mujer a suspender su embarazo en casos especiales, aunque de hecho algunas lideresas abogan por que la libertad sea total , como acontece en Holanda ,donde el libre pensamiento es norma de vida. Pero no exageremos : ese país es la cuna de Erasmo de Rotterdam y de Baruch Spinoza mientras nosotros engendramos a Laureano Gómez y todas sus derivaciones.
De modo que resulta muy importante llevar el debate al terreno que le corresponde. El de una ética laica y el de unos ciudadanos facultados para determinar el propio destino. Es por eso que durante una marcha organizada por colectivos de mujeres frente a las oficinas de la Procuraduría, algunas de ellas resumían su manera de ver las cosas en una ingeniosa y lúcida sentencia : “ Señor procurador, no meta el rosario en nuestros ovarios”.

lunes, 9 de mayo de 2011

Sociales y judiciales


 En esa  obra  tragicómica que es la Historia de Colombia resulta   singular la manera como  muchos de sus actores  pasan de las páginas sociales de periódicos y revistas a las judiciales, casi sin solución de continuidad. Un día aparece en las sociales un congresista  dorándose  al lado de  su muñeca de silicona en una playa del mar  Caribe  y a la semana siguiente lo vemos descender  de un avión comercial, esposado y  custodiado por agentes de policía, acusado de adelantar su gestión  en abierta connivencia  con  mafiosos, guerrilleros, paramilitares o las  tres cosas juntas.  En el  segundo capítulo nos topamos con uno de  esos jóvenes genios de las finanzas que amasan fortunas  en un abrir y cerrar de ojos en el reino de la especulación financiera. Está celebrando la llegada del  nuevo año en una discoteca de la ciudad amurallada de Cartagena, rodeado de algunos especímenes de la fauna silvestre del jet set internacional.  Días después  lo descubrimos protagonizando una crónica  roja con estafas y crímenes de por medio: su fortuna había sido amasada mediante  fraudes y artimañas que  dejaron en la ruina a miles de pequeños inversionistas. El tercer acto de la puesta en escena nos presenta a la alta ejecutiva  de una entidad oficial  flotando en una piscina de champaña a bordo de uno de esos cruceros  que le dan la vuelta al mundo  cargados con esa población bronceada y ansiosa que hace las delicias de las revistas del corazón. El problema  es que, apenas  a la vuelta de unas semanas  vemos a la misma señora, ojerosa y pálida, ingresando a una dependencia de la fiscalía porque resultó que su universo de artificio estaba  sostenido por el dinero de los contribuyentes, en un giro inesperado de lo que  ahora se ha dado en llamar los carteles de la contratación.
En la sutil frontera que separa las páginas sociales  de las judiciales alienta la corrupción en todas sus manifestaciones. Y el fuego que la alimenta es, por supuesto, el arribismo, esa  lacra mental y social que lleva a las personas y a las familias, a no detenerse ante nada con tal de acceder   a los símbolos  de prestigio y reconocimiento. Todo posible  código  ético o noción de respeto queda  anulado  ante  lo que parece  una sentencia bíblica al revés :  trepe como sea, mijito, arrástrese primero, pisotee después,  adule, falsifique, amenace , mate, aprópiese, desplace, masacre pero trepe, que es el único medio posible  de ingresar a esa suerte de paraíso contemporáneo que  son las  portadas de las revistas de negocios y farándula. No importa si esas mismas revistas lo descuartizan después, en  ese  acto de canibalismo ritual que es propio de los humanos desde el comienzo mismo de los tiempos: nadie podrá quitarle lo bailado, ni sacarlo de esa portada que permanecerá durante generaciones en el álbum  familiar como prueba de las cimas que se pueden alcanzar cuando se carece de escrúpulos. Se omitirá , eso  sí, cualquier mención de las simas a las que se puede descender cuando la ambición  convierte al individuo  en un animal enloquecido.   Eso  lo supieron los antiguos griegos, como puede rastrearse  en las tragedias   de Sófocles. Lo recrearon  con  despiadada agudeza  escritores como Dostoievsky  , Balzac, Stendhal,  o Scott Fitzgerald, geniales exploradores  de los abismos de la condición  humana.  Pero tuvimos  que esperar la  llegada de los periódicos modernos  para comprender que, tal como lo intuyeron las viejas sabidurías, el destino de los mortales  puede cambiar de plano con solo dar vuelta a la página.

lunes, 2 de mayo de 2011

Don Ernesto el exterminador


Nació  el 24 de junio de 1911 en La Plata, Argentina , de modo que  en esa fecha iba a cumplir cien años. Pero  hasta en eso fue aguafiestas don Ernesto, así que optó por dejar  con los crespos hechos a quienes en el mundo de habla hispana se preparaban para rendirle toda suerte de  tributos. Conferencias, reediciones de libros, reseñas, encuentros y lecturas en voz alta de  esos textos implacables y lúcidos que lo caracterizaron formaban parte de  las actividades que se quedaron esperando a que el autor de  obras tan decisivas como El Túnel, Uno y el Universo, Heterodoxias, Sobre  Héroes y Tumbas, Abadón el Exterminador o La Resistencia, saliera aunque fuera por un momento de su refugio  en Santos Lugares para recibir el último gesto   de reconocimiento que el mundo le estaba debiendo.
Pero el viejo sabio prefirió salir por la puerta de atrás. Incluso se fue antes de que lo homenajearan en la Feria del Libro de Buenos Aires. La Santa María de Los Buenos Aires  fundada por don Pedro de Mendoza. La ciudad de inmigrantes provenientes de todos los lugares de la tierra. La de los laberintos que alimentaron buena parte de sus obsesiones y las de ese otro grande que  fue Jorge Luis Borges. La de los rufianes que  improvisaban oscuros  heroísmos  en  burdeles propicios a la bravuconada. La  de los dictadores  que hicieron del país entero el reino de paranoia y dolor  presentido  por el poeta  Andrés Calamaro. La de los barrios  donde se fundaban equipos de fútbol que tomaban sus colores de las banderas de los barcos que   atracaban por  decenas en La  Boca, esa puerta de entrada a la tierra de promisión a la que millones de europeos  llegaron a   “ hacer  la América” cuando la guerra y la miseria  asolaban sus lugares de origen.
Con todos esos materiales amasó don Ernesto su destino de exterminador, que lo llevó primero a explorar en los meandros de la ciencia  para anclar más tarde, decepcionado y lúgubre, en los terrenos todavía más inciertos de la creación literaria, esa especie de realidad paralela edificada con palabras. De  allí salió Juan  Pablo Castel, un pintor enfurecido al que el mundo de afuera se le escapa entre los pliegues del pincel. Allí  nacieron Martín del Castillo  y Alejandra Vidal Olmos,  personajes de ficción más consistentes que  muchos de carne y hueso, a los que miles  de adolescentes siguen visitando con  desesperada obstinación, tratando de encontrar en sus vidas la clave del propio destino.  De esos mismos territorios  surgió Bruno Bassán, una especie de sombra que  va por las calles del  Gran Buenos Aires con el aire  inconfundible del que se sabe  perdido en el universo. Todos  ellos se movieron en un mundo de pesadilla anclado de lleno en  una realidad que, en el caso de los argentinos, está marcada por  el desarraigo de  quien desembarca en una tierra baldía para tratar de reinventarse un destino y por la presencia ominosa de sucesivas dictaduras militares, en cuyos intermedios   los políticos  y los mafiosos hacían de las suyas.
Esa fue la pradera en la que don Ernesto Sábato, frecuentador de infiernos y fanático del  equipo de  fútbol   Estudiantes de la Plata, apacentó  una legión de fantasmas que son comunes a la humanidad. Esa pradera  que  apenas empieza a entrever el tamaño de su ausencia: un agujero negro así de grande desde el que evoco el momento  en que, adolescente  y trémulo, me asomé a la insondable dosis de desamparo de una mujer llamada María Iribarne.

Postales del fracaso



José  Fernando  es un amigo cuyo mayor defecto consiste en ser hincha de Millonarios, lo cual es grave cuando se trata de sentarse a la misma  mesa   con un  fervoroso seguidor del Atlético Nacional. Algo así como la  crispación que se siente en el aire durante los intentos de negociación entre  israelíes  y palestinos. Pero bueno , el cuento es que, como la  ciudad lo acogió desde hace más de dos décadas , al hombre también le preocupa el  destino del Deportivo Pereira, aunque solo sea para incordiar  a los fanáticos  de este equipo que, lo he dicho en otras ocasiones,  parece predestinado por una sobrenatural inclinación hacia el fracaso.
En uno de  esos encuentros de trabajo, nuestro amigo soltó la pregunta  por la clase de material de que están hechos los corazones de unos hinchas que, después de un año sin  ganar un partido y de apurar el cáliz amargo de ver triunfar  a sus vecinos y rivales milenarios, seguían desplazándose  hacia otras plazas  muchas veces lejanas y por carreteras en mal estado alentando la esperanza de que el esquivo ángel  de la victoria desplegara por fin sus alas sobre ellos.
Es al revés, le dije. No es a pesar de la derrota, sino precisamente por eso. La vida  nos enseña  a cada momento que el éxito, por escaso, vuelve a las personas  veleidosas y vanas, como si estuvieran vacunadas contra el infortunio. Por eso cuando tarde o temprano este les llega, las  encuentra con la guardia baja y terminan  volándose  la tapa de los sesos, afiliándose a una secta milenarista o buscando  en una bola de cristal el punto exacto del mapa en que extraviaron el camino. El fracaso en cambio, nos vuelve más lúcidos y obstinados ¿o acaso han visto ustedes   a alguien más lúcido y obstinado que al hincha de un equipo nacido para perder, sobre todo después de apurar el segundo trago de ron? No por casualidad un hombre como el escritor Albert Camus- futbolista él mismo- declaró una vez que  lo mejor que  aprendió en la vida lo había tomado del fútbol. Claro: un autogol o  un penal errado lo convierten  a uno de  entrada  en filósofo. Muy amargo, eso sí, pero filósofo al fin y al cabo. O si no, miremos a esos muchachos de baja estatura, habilidosos hasta la exasperación,  capaces de  gambetear  a todo el equipo contrario, incluido el portero y cuando están frente al arco vacío la tiran varios metros por encima del travesaño. Hay que ver la expresión que  tienen pintada en el rostro, como si llevaran años preguntándose por  la cuadratura del círculo.
Llegados a este punto tendríamos que  emprender un estudio tendiente a averiguar en qué población de hinchas  se producen más suicidios: si entre los equipos perdedores  o entre los exitosos. Mucho me temo que, tal como acontece en otras  facetas de la vida, los suicidas se acumulan mas entre los segundos. Por eso mismo, por su incapacidad para asumir las derrotas  y convertirlas en sabiduría,  como aconsejaban los estoicos. Otro  escritor mítico, el argentino   Julio Cortázar , puso a decir a  uno de sus personajes que “ la esperanza es una puta de vestido verde”. Cortázar era aficionado al boxeo,  así que  sabía  mucho de golpes. Limpios y arteros. De manera que, puestos a pensar en todo lo que nos enseñan el fútbol en general y  los estertores de agonía del  Pereira  en particular, solo atinamos a concluir que sin el fracaso tanto la vida como la condición de hincha serían insoportables.  Una sucesión infinita de triunfos puede  convertir a un hombre en un idiota, en un infatuado,    o las dos cosas a la vez. En un escenario  así sería imposible plantar la  siempre esquiva semilla de la esperanza que todos necesitamos para seguir viviendo.