jueves, 22 de mayo de 2014

Felices y amnésicos




 
Las encuestas y sondeos  de opinión son un instrumento que  pretende medir el ritmo y la dirección de los anhelos, los miedos, las obsesiones, las expectativas y las frustraciones humanas. Por eso mismo son tan apetecidos por políticos, pastores religiosos, vendedores, publicistas  y expertos en mercadeo. En el momento oportuno cada uno de ellos, por separado o en gavilla, se presentará como el portador de una respuesta  a la medida de los  reclamos de la gente.
Eso explica por ejemplo que durante casi medio siglo los guerrilleros colombianos se hayan convertido en los  grandes electores del país. Con la promesa de acabar con   ellos a plomo limpio o de llevarlos a la vida civil a través de una negociación,  una sucesión de hombres ha llegado a la presidencia de la República, sin que hasta la fecha  las aspiraciones de la gente se hayan vuelto realidad. Dicho de otra manera, como en esas historias de amor truncadas,  hasta  hoy  los políticos colombianos no han aprendido a vivir sin la guerrilla... aunque los estudios digan que   hace rato dejó de ser el mayor factor de violencia entre nosotros.
Pero no es de guerrilla sino de encuestas de lo que quiero hablar ahora. Durante  varios años estas últimas ubican a los colombianos como “ las personas más felices del mundo”. No pregunten, por favor, cómo hacen para medir un asunto tan etéreo y por lo tanto inasible. Pero lo hacen:  año tras año publican los resultados. Lo anterior prueba que un encuestador es capaz de cualquier cosa con tal de vender algún producto de su  catálogo.


Por lo pronto, me gustaría conocer algunos detalles como los siguientes: ¿Los encuestados viven en Colombia? ¿En la Isla de la fantasía? ¿Con Alicia en el país de las maravillas? Pero además quisiera saber en qué momento fueron  formuladas las preguntas  ¿ Al finalizar el partido  en que la selección de fútbol  ganó por goleada? ¿minutos después de echar un polvo con una amante recién estrenada? ¿Al regreso de un  acceso de amnesia? ¿ Todas las anteriores?
Lo digo, porque, descreído como soy, tengo en mis manos un listado de asuntos que podrían incluirse en los próximos cuestionarios.  Preguntas duras, creo que llaman a eso los expertos. Aquí van :
. El vergonzoso  espectáculo de los candidatos a la presidencia sacándose los ojos como buitres frente a  un montón de carroña.
. Mujeres desfiguradas por amantes desairados que esgrimen como justificación  un “ exceso de amor”.
. Un niño con las piernas destrozadas por una mina explosiva, que no puede entender la histeria nacional porque algunos de sus futbolistas lesionados no podrán asistir al mundial.
. Defensores de los animales organizando un plantón porque, en cumplimiento de la ley, un funcionario debe ordenar el sacrificio de un perro furioso que le desfiguró el rostro a un niño.
. Diez  campesinos que llegaron a mi vecindario, huyendo de las hordas  anti restitución de tierras  que ordenaron  su asesinato.
. Un energúmeno que organiza una fiesta de tres días con la música a todo volumen  y ante la propuesta  tímida de sus víctimas decide reforzar la velada echando tiros al aire.



En fin. Ustedes disculparán.  Pero sin ánimo de estropear la fiesta, me gustaría que se incluyeran  preguntas  como estas. A lo mejor descubrimos en las respuestas que la principal característica de nuestro ser nacional no es la felicidad  sino la desmemoria, o la indolencia, o el cinismo. O todas esas cosas juntas : va uno a saber.

8 comentarios:

  1. Es el masoquismo, Gustavo. Cómo dijo alguno por ahí "puro amor de cantina" le profesamos a éste país.

    Cami.

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  2. A lo mejor alli está una de las claves de nuestro ser nacional, apreciado Camilo : en la música de despecho. Pienso en aquello de : " Si no me querés/ te corto la cara/ con una cuchilla/ de esas de afeitar".

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  3. Vaya continente de masoquistas que somos. Lo ha dicho muy bien, amigo Gustavo, la amnesia colectiva gobierna nuestras vidas desde siempre. Suena aberrante eso de que los colombianos están entre los pueblos más felices del mundo, a pesar del medio siglo viviendo entre el fuego cruzado de las guerrillas y paramilitares, amén de los actos violentos de los gobiernos de turno. Nosotros tampoco estamos muy por detrás. Usted sabe, estamos felices y orgullosos de tener un analfabeto experto en bloqueos de caminos como presidente y un exterrorista de vicepresidente, y que encima ejercen el poder como absolutos dueños del país. Y todos contentos, sin apenas reclamo por el pisoteo de los derechos ciudadanos, laxos, supinamente adormecidos por el pan y el circo. Un escritor nacional decía en una de sus columnas a manera de corolario: “pueblo que necesita amos, pueblo que no sirve”.

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  4. Usted ha dado en el clavo, apreciado José : los colombianos somos felices , no solo viviendo, sino bailando entre el fuego cruzado.
    Para la fecha, a tres días de las elecciones, nos debatimos entre bandas delincuenciales disfrazadas de partidos políticos que se disputan un botín llamado Colombia.
    La única diferencia reside en que los delincuentes comunes no presumen de honestos : son bandidos y asumen su condición. Para cometer sus fechorías no precisan invocar abstracciones como la democracia, la justicia o la libertad.

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  5. Vaya entonces un brindis, un homenaje, a las víctimas de esa hipocresía, a la gente capaz de sonreír entre los sollozos, a tus mujeres y tus hombres, la gente sencilla que sostiene a tu país y que seguirá allí cuando los bandidos se den por vencidos.

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  6. Al leer este artículo como que se ensancho mi entorno Gustavo. Quizá fue por esta protesta, porque así lo veo, por lo directo de sus palabras o porque he leído con algo de fiebre y me voy a enfermar. De todos modos el olvido parece más nuestro afán, como si lo necesitáramos para seguir enfrentándonos a nuestros problemas como país, como nación. Y ese es nuestro error.
    Saludos.

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  7. Apreciado Eskimal : entre otras razones, los carnavales se inventaron para que la gente pueda desdoblarse y de esa manera seguir soportando la realidad. El problema empieza cuando empezamos a vivir en perpetuo carnaval mientras los bandidos hacen su fiesta en el infierno.

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