jueves, 13 de septiembre de 2018

No mires atrás






“Podemos dar a Luisa oportunidade du contato com a música, onde ela deu os primeiros passos de leitura de partituras de músicas clássicas e nos presenteava, ao final do ano, com seus emocionantes  concertos de violao.

“Em casa tínhamos um casal de periquitos- puby e cátia- que completavan a alegría do novo lar que conseguimos construir em paz

En esos dos párrafos, que aparecen en la página 99, se condensa buena parte del hondo  sentido del libro Um olhar no retrovisor e outro na Estrada,  de la brasileña   Ieda Lima,  una de esas historias  en primera persona que cortan el aliento, en tanto  suponen un viaje a lo más profundo y terrible de una aventura personal marcada por el dolor del destierro.

Pero también por la esperanza.

La música, ese hilo que nos conecta con lo más esencial de nosotros  mismos, les permite a Ieda  y a y su familia echar raíces, por precarias que sean, en el suelo de la antigua República  Democrática Alemana, luego de que tuvieran que escapar de  su Brasil natal, y posteriormente de Chile, durante los años más terribles de las dictaduras militares en América Latina.

Y, al fondo,  dos periquitos frágiles y firmes a la vez, que le dan calor  a ese nuevo hogar en  el que intentarán con todas sus fuerzas recuperar algo de la paz perdida.

La paz de que gozó durante su infancia y juventud en Campina Grande,  Estado de Paraíba, en el nordeste de Brasil. Tiempos en los que le gustaba cantar, escribir y tomar fotografías.

Pero la vida, dadora de sorpresas, le tenía preparado un camino diferente.



Corrían los tiempos de la Guerra  Fría. Por esos días, Alemania estaba dividida en dos: República Federal, cuya capital era Bohn; por  su lado, la República  Democrática tenía a Berlín Oriental como su capital.   La primera estaba alineada con las naciones occidentales mientras la segunda respondía a la injerencia  soviética.

A  esa Alemania oriental llega Ieda Lima en 1974, luego de salir de Chile perseguida por la dictadura de Augusto Pinochet.

“O grupo dos asilados políticos vindos do Chile passou poco menos de una semana em um hotel, onde fomos preparados para asumir a vida de  asilado, como trabalhador e aprendiz do alemao, simultáneamente. A seguir, ese grupo foi distribuído em quatro cidades: Berlim, Halle, Dresden e Zwickau. Recebemos a chave do nosso apartamento mobiliado, a designacao da vaga  de emprego e a matrícula de Luisa na creche, para a cidade  de Zwickao”.

A vista de pájaro, el párrafo  tiene el aire distante y seco de un relato notarial. Pero uno descorre el velo y  descubre el desamparo de  todos esos desterrados por los militares en razón de su creencia o militancia política.

Esa aparente frialdad es el recurso supremo para  no quebrarse. Para seguir viviendo.



Para llegar hasta allí, Ieda  Lima tuvo que pasar por la cárcel en su país y por el Panamá de Torrijos durante los días de lucha  para recuperar el Canal.

Pero  antes le tocó  sobrevivir a la pesadilla de Chile, donde Pinochet, con la ayuda de los Estados Unidos, había puesto un sangriento final al gobierno democrático de Salvador Allende.

“Passei a noite na prisao, em una cela muito pequeña e fría, com mais tres mulheres estrangeiras, dua uruguaias e uma argentina. Nao preguei o Olho! Nao consigo lembrar a fisionomía dessas minhas companheiras de cela.

“Havíamos sido comunicadas que iríamos ser transportadas para o Estádio Nacional-prisao coletiva para chilenos e estrangeiros- onde as polícias  militares do Chile trabalharam em conjunto com as de outros países da América Latina sob Ditadura Militar, inclusive do Brasil, nos interrogatorios e torturas”.

Interrogatorios y torturas. Esos viejos monstruos a los que deben  enfrentarse quienes se atreven a desafiar los poderes de este  mundo

En esa huida,  Ieda  Lima tuvo que dejar a Luisa, su pequeña hija, en casa. Ese acto marcaría  sus pasos  de ahí en adelante, al punto de que en la página  setenta y cuatro del libro se recrimina:

“Carreguei por anos essa culpa de  ter de deixar minha filha sozinha, até que tive condicao para fazer una terapia decente, já nos  anos 90, em Brasília”.



Muchos años después, ya instalados en Alemania, esa misma niña, Luisa, les ayudará a curarse las heridas con  sus emocionantes conciertos de violín.

No hay tregua para la memoria ni para el lector en las  ciento sesenta páginas de este libro tierno y feroz a la vez: es  la única manera de salir a la otra  orilla sin convertirse en un monstruo igual o peor que los perseguidores.

Como bien lo sugiere su título,  la vida siempre está un paso más adelante de nosotros. Por eso, al pasado solo debemos volver en busca del conocimiento  y la sabiduría necesarios para llegar al  final del camino lo más purificados posible.

Como  esta mujer menuda y fuerte que regresó del infierno  decidida a participar en la vida pública de su país una vez restaurados los derechos civiles.

Una vida pública que la tuvo hace poco de paso por Pereira, donde bailó músicas colombianas entre guaduales bañados por la luz de la luna y compartió su lección de  vida con todo aquel que quiso escucharla.

Para muestra, este epílogo:

"Nem agora, nem em 1968, nem em momento algum, se pode negar ao joven o direito de sonhar, pois juventude e sonho sao inseparáveis, e precisa ser assim, para que continue havendo esperanca em um mundo melhor”.

PDT : les comparto enlace a la banda sonora de esta entrada

 

7 comentarios:

  1. Comparto mensaje de Ieda Lima:

    Meu caro Gustavo,


    Fico muito feliz com sua resenha; mais ainda com sua sensibilidade! Muito obrigada a você e todos os queridos colombianos que nos receberam com tanto carinho!

    Nestes dias que passamos aqui, fizemos uma imersão na história e na vida produtiva e cultural do povo colombiano, que fortaleceu a nossa crença de que a educação em seu sentido amplo, a apropriação da memória familiar e do território e a organização e mobilização da sociedade civil constituem a base da paz, da tolerância e do desenvolvimento do ser humano e de uma sociedade.

    O resto vem a reboque!

    Volto ao Brasil certa de que eu e meus companheiros de “missão” seremos capazes de usar o nosso potencial para criar laboratórios de promoção da cidadania e da dignidade humana, com base nas experiências e nos conceitos que aprendemos deste povo andino!

    Abraço carinhoso!

    Iêda Lima

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  2. Eso de que su escritura tiene 'el aire distante y seco de un relato notarial', la aproxima en cierta manera a las descripciones puntuales pero muy expresivas de Svetlana Alexievich en Voces de Chernobil, acaso uno de los mejores relatos sobre el sufrimiento humano, narrado de forma cruda pero desgarradora (sin caer nunca en la sensiblería) a la vez. Lo de la brasileña es algo más intimo y personal, pero en el fondo se parecen porque ambos relatos dejan translucir mensajes de esperanza.
    No podía ser mejor el corolario que esa joyita de Toquinho y su compadre Vinicius.

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  3. La sensiblería nos mata. La sensibilidad nos mantiene vivos, apreciado José.
    En ese detalle reside la diferencia entre la gran literaura y la trama de un culebrón.
    Porque, en últimas, los asuntos abordados son los mismos: el amor, la vida, el dolor, el olvido, el destierro, el abandono la muerte.

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  4. "Matar o sonho é matarmo-nos. É mutilar a nossa alma. O sonho é o que temos de realmente nosso, de impenetravelmente e inexpugnavelmente nosso."
    Fernando Pessoa-Livro do Desassossego

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  5. Mil gracias, mi querido don Lalo, por esa bella y terrible glosa del gran Pessoa.

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  6. Gustavo, este es un momento para las memorias y el reconocimiento de una acción que Jorge Drexler canta, y la cual, creo, tiene mucho que ver con el libro de Iêda Lima: https://www.youtube.com/watch?v=lIGRyRf7nH4

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  7. Mil gracias por el oportuno enlace a esa historia cantada, apreciado Eskimal.

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