martes, 9 de noviembre de 2021

Mentiras eternas





El poder académico es bastante proclive a utilizar el truco de ser oscuro para parecer profundo:   es el foso que separa su castillo del resto de los mortales. Tal como hicieran los monjes medievales, en lugar de permitir que el pensamiento alumbre la vida de la gente, lo etiqueta en  documentos arcanos , libros y revistas accesibles sólo a los iniciados.

De ese modo, cada cierto tiempo echa a volar un concepto que produce conmoción por su impenetrabilidad. El consumidor  de información cae en la trampa: para no parecer ignorante empieza a recitarlo sin tener idea de qué le están hablando.

Los usuarios de la jerga se multiplican : profesores, estudiantes y medios de comunicación se consagran con tozudez a afianzar el malentendido. Poco importa si se hacen un nudo mental y verbal cuando algún contertulio les pide una  explicación  clara , razonada- y razonable- sobre el asunto en cuestión.

Eso sucede ahora con  el término Posverdad… o post verdad… tal vez postverdad. ¿ Es una palabra, son dos, tres?.

Consulto el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española y  me dice lo siguiente:   “ Posverdad : Distorsión deliberada de una realidad, que manipula creencias y emociones  con el fin de influir en la opinión  pública y en actitudes sociales”




Lapidaria como suele ser, mi hija formula a su vez otra pregunta : “¿Cuál es la diferencia entonces entre una posverdad y una mentira a secas?”. Como  nunca pude ser posmoderno, le doy mi única respuesta posible : no tengo respuesta. A no ser que uno decida fabricar una explicación todavía más abstrusa, como acostumbran hacer los expertos, no hay diferencia alguna entre nuestra capacidad para mentir- lo que nos diferencia también de los animales- y este juego perverso de  urdir galimatías verbales donde todo estaba claro.

Convengamos pues,  en que estamos ante una vieja conocida: la mentira. La utilizan el político, el cura, el demagogo, el publicista, el seductor y el niño que quiere salvarse de un castigo. Está tan presente en nuestra vida, que todos los códigos éticos, laicos o religiosos tienen un  castigo  para ella. Y   la muy bandida sigue tan campante.

Llegados a este punto, les propongo formularles algunas preguntas políticamente incorrectas a distintos momentos de la Historia, reales o inventados:

¿ El pretendido engaño de la serpiente bíblica a Eva fue una posverdad o  sólo otra mentira más de su inagotable repertorio? Hasta ahora, los exégetas del Antiguo Testamento no han hecho mayores precisiones al respecto.  Desde entonces, curas, frailes, papas y seglares se han encargado de multiplicar el infundio

¿ Los inquisidores    católicos que acusaban de hechicería a sus contradictores, los sacaban de circulacióny, de paso,  se apoderaban de sus bienes, incurrieron en crímenes de lesa humanidad o en simples pos verdades?



¿Los artífices de la Revolución Francesa, que tantos horrores perpetraron  en nombre de La Libertad, La Igualdad  y La Fraternidad, eran mentirosos  consumados o precursores ilustres  de la posverdad? Quiero consolarme pensando que la guillotina de la que muchos de ellos fueron víctimas funcionó a modo de justicia poética.

El mismo Beethoven sucumbió al canto de sirenas  de Napoleón, en quien creyó ver la encarnación de una Europa unida por el espíritu y hasta le dedicó su Tercera sinfonía, para renegar  de ella una vez se descorrieron los velos de la mentira y dejaron al desnudo las ambiciones imperiales del guerrero corso, ducho en posverdades, como todos los de su estirpe.


Llegados al siglo XX, los medios de comunicación y los aparatos de propaganda se hicieron más sofisticados y , por lo tanto, mejor dotados para acrecentar la confusión.




Así las cosas, los Nazis, que refinaron tanto las cámaras de  gas como la distorsión de las viejas mitologías nacionales en provecho de una improbable pureza racial, llevaron  la idea  demencial de que “ Una mentira mil veces repetida acaba por convertirse en verdad” a extremos  capaces de justificar horrores hasta ese momento impensados.

¿ Estarían hablando de la posverdad con esa manera sibilina tan suya de nublar el pensamiento?

En el otro polo ideológico, los soviéticos- no por casualidad Stalin escribió, o le escribieron,  libros sobre lingüística- diseñaron sus máquinas de muerte a través de una telaraña en  la que los hijos acusaban a sus padres y estos a sus hijos de delitos inexistentes , orientados a justificar el destierro  o el exterminio.




¿ No  cavaron las fosas comunes de sus disidentes y sospechosos con una antología completa de posverdades?.  La de "traición a la patria,” tan cara a todos los dictadores, no fue la menor de ellas.

El capitalismo tardío y su expresión política más perfeccionada, la democracia norteamericana, no se quedaron atrás. De entrada, hablaron de “la defensa de la democracia y la libertad donde  quiera que se encuentren amenazadas” para darle nobles argumentos a su propósito de hacer del planeta entero  una tierra arrasada por los apetitos de sus grandes corporaciones. Un seguimiento detallado a los editoriales de sus periódicos y  a los contenidos de sus películas  de cine y televisión ilustran con creces esa manera de ver el mundo.

Quizás la “ Doctrina Monroe” sea la expresión más perfecta de ella . En  la idea del “ Destino Manifiesto”, alienta  la esencia misma del imperialismo asumida por su pueblo como un designio divino. Dicho de otra manera, como verdad incontrovertible.


Con esos antecedentes, era inevitable que las redes sociales y los medios de comunicación digitales llevaran la mentira  a  límites no sospechados. Pero nos equivocamos al pensar que fueron Trump, Puttin Bolsonaro, Zuckerberg, Bezos o Murdoch los forjadores del engendro.  Ellos sólo supieron aprovechar  las herramientas que el  siglo les puso en las manos.


Frente a ese panorama, lo que  no se puede justificar es la  posición de académicos , líderes y periodistas que le hacen un flaco favor al pensamiento crítico  cuando se dedican a repetir que estamos ante el advenimiento de una nueva era : la de la posverdad.

Relean del Antiguo Testamento en adelante y verán.

PDT. les comparto enlace a la banda sonora de esta entrada

https://www.youtube.com/watch?v=XsGl-0pzEEc








4 comentarios:

  1. El jefe de redacción del diario donde trabajé mucho antes de la era digital tenía en su escritorio dos chapas metálicas: en una había hecho inscribir una maxima de Confucio: “El propósito del hombre superior es la verdad”; la otra, regalo de sus periodistas, decía: “Confucio nunca dirigió un diario”. Verdad y posverdad en dos chapas. Ya se sabe que Mark Zuckerberg tampoco dirigió un diario.

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  2. Jajaja, el pobre Confucio , que basaba sus principios en una búsqueda del equilibrio entre las ineludibles jerarquías de la sociedad humana y un hondo sentido de la misericordia, con seguridad hubiese esbozado una de sus enigmáticas sonrisas al leer lo escrito en la chapa por los periodistas.
    Mil gracias por el diálogo, mi querido don Lalo.

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  3. Me preguntan qué capricho tecnológico repitió palabra por palabra mi comentario en esta feliz entrada tuya. Debo aclarar que no son dos textos idénticos. El primero, original mío, es un elogio retórico de la verdad, mientras que el segundo, escrito según creo por Pierre Menard, ilumina la profunda contradicción dialéctica entre verdad y mentira.

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    1. Mmmm.... este Pierre, tan borgesiano él, se me antoja a su vez u avatar de cierto escritor que descubrí en un blog de BBC Mundo.

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