miércoles, 6 de agosto de 2025

Más allá del túnel

 



Suele suceder que la faceta pública más promocionada de un artista oculte otras manifestaciones de su espíritu que podrían ayudarnos a esclarecer la complejidad de sus concepciones del mundo. El de la obra de Ernesto Sábato es uno de esos casos. Sus obras de ficción (El Túnel, Sobre Héroes y Tumbas, Abaddón El Exterminador) y sus ensayos ( Heterodoxia, Hombres y engranajes, El escritor y sus fantasmas, Uno y el Universo, Apologías y rechazos), siguen concitando la atención tanto de expertos como de  lectores desprevenidos. Desde la publicación de Uno y el Universo – una colección de ensayos sobre ciencia, literatura y filosofía -en 1945 se han escrito miles de artículos, monografías, ensayos y textos en profundidad sobre una obra que no para de demandar nuevas lecturas a medida que se suceden las generaciones.

Pero del Sábato pintor poco se dice, o al menos no con el talante copioso de todo lo escrito, bueno y malo, sobre su legado literario. De ahí que resulte tan significativa la publicación en formato digital por parte de la Universidad Tecnológica de Pereira del libro titulado Ernesto Sábato, Facetas y Perfiles, firmado por Christian Daniel Marín Franco y William Marín Osorio.

De entrada, los autores advierten al lector:

A lo largo de una década tuvimos un encuentro personal con una de las figuras más significativas en el orden de las letras hispanoamericanas, el argentino Ernesto Sabato. Un encuentro con los lugares que visitaron y habitaron sus seres de ficción que, sin embargo, son la expresión de su alma atormentada y alucinada; un encuentro con el espíritu de una época fatigada por el cruento régimen militar, un signo de los horrores y de la barbarie que ha acompañado tristemente a América Latina a lo largo de su historia.

 Se trata, como quien dice, de un viaje al fondo de esa noche que es la obra toda del escritor de Santos Lugares, iluminada de vez en cuando por ráfagas que dejan   entrever esbozos de esos múltiples rostros que conocemos en  forma de personajes y que encarnan el siempre aleccionador entramado de sus ideas sobre arte, ciencia, política, filosofía, religión … y hasta sobre fútbol, porque el  autor de El Túnel fue en su momento jugador en las divisiones inferiores de Estudiantes de La Plata, uno de los equipos de su ciudad natal.

Vale la pena detenerse en el énfasis que los autores ponen en el carácter de encuentro personal con Ernesto Sábato. Eso quiere decir que, sin eludir el rigor académico exigido por este tipo de  investigaciones, el equilibrio entre el intelecto y la emoción cobra aquí especial interés. Ese encuentro personal implicó viajes a la Argentina, en busca del rastro de ese hombre atormentado que en su momento coqueteó con la ciencia, alentando la esperanza de encontrar en las fórmulas abstractas de la física, la química y las matemáticas la claridad que le negaba la turbulenta realidad contemporánea; la del siglo de las dictaduras, de Hiroshima y Nagasaki, de la depredación de la naturaleza y de los fascismos surgidos en los mismos países que combatieron a los nazis.




En esa dirección, los autores del libro publicado por la Universidad Tecnológica de Pereira nos dicen:

Se busca interpretar, en este sentido, los ensayos más emblemáticos de este importante humanista y cultor de las letras argentinas –para situarlos en la perspectiva de toda su obra– y establecer una cartografía cultural de su pensamiento político frente al movimiento de ideas de Occidente y cómo se sitúa este frente a sus contemporáneos y los lectores críticos de la realidad americana y de su tiempo: Jorge Luis Borges, Pedro Henríquez Ureña, Ezequiel Martínez Estrada, José Enrique Rodó, Alfonso Reyes, José Martí, Eugenio María de Hostos, entre otros importantes pensadores .

Releer a Sábato en ese contexto obliga al lector a ubicarse en medio de esas corrientes muchas veces antagónicas que enriquecieron el quehacer artístico hispanoamericano, influenciado desde luego por todo lo que llegaba desde Europa y Norteamérica en materia de ideas políticas y escuelas literarias. Así, aludiendo a algunos personajes de ficción, los autores señalan:

Sus personajes literarios son la encarnación de la memoria histórica de Argentina y por extensión de América Latina, de sus cruentas luchas por el poder político: en Sobre héroes y tumbas (1961, 1986), Alejandra representa a una clase alta aristocrática en decadencia, el lado enfermo de una familia prestigiosa, cuyo linaje se remonta al capitán Olmos de origen inglés y quien combatió a órdenes del general Lavalle a principios del siglo XIX, en el contexto de la guerra civil. Alejandra es transgresora de la idea de lo femenino impuesta por una sociedad patriarcal. Martín, quien representa el viaje hacia el sur, La Patagonia, pertenece a una clase media empobrecida, la misma clase social de Bruno, el intelectual, hombre altruista quien encarna la sabiduría de la vida; estos tres personajes, indudablemente, constituyen, en ese sentido, tres formas del desarraigo y el desamparo frente al mundo, figuras que perseguirán al escritor y artista plástico Ernesto Sábato en momentos clave de su existencia.




Llegamos aquí a lo más novedoso de la propuesta investigativa: las fuentes creativas del Sábato artista plástico, como complemento del escritor y del hombre político, en el mejor sentido de esa última expresión. Al respeto, Christian y William Marín señalan:

Veamos algunos trabajos al respecto que se ocupan particularmente de la obra plástica del creador de ficciones y del ensayista, revelando, singularmente, una etapa creativa que le permitió a Sabato expresar su alma atormentada, el alma de un niño grande incomprendido por sus contemporáneos y a quien le correspondió vivir una de las etapas más violentas en la Argentina de la época de la dictadura militar de Videla que, de un modo u otro, enmarcaba el malestar de una América Latina sangrienta y dolorosamente frágil ante los asedios del régimen de terror del sistema financiero internacional y los conflictos políticos entre las potencias mundiales; evidentemente, los lienzos que comprenden el conjunto de su obra plástica, revelan un lenguaje sutil y delirante, dominado por los paisajes claroscuros que se expanden hacia los bordes del cuadro, invadiendo el espacio del lector que queda incluido en su performance, paisajes que constituyen el telón de fondo donde tiene lugar una narrativa del horror de los seres atormentados que los habitan en un grito perenne y silencioso.

Vista así, la obra plástica de Ernesto Sábato no emprende un camino distinto al de su literatura. De hecho, lo complementa. Los personajes siempre asomados al abismo de sus novelas reaparecen con otros rostros en unas pinturas que parecen hacerse eco del célebre cuadro El grito, de  Edvard Munch, que para muchos expresa la angustia existencial en su estado más puro.

Escribí cuando no soportés más, cuando comprendás que te podés volver loco, le aconseja el narrador de Sobre Héroes y tumbas a un joven aspirante a escritor. A juzgar por la materia de sus cuadros, la incursión de Sábato en el mundo de la pintura fue su último intento por salir indemne de un mundo que se le antojaba de pesadilla.


PDT. les comparto enlace a la banda sonora de esta entrada:

https://www.youtube.com/watch?v=QMYbhXJQq8o

 

 

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