lunes, 22 de septiembre de 2025

Cabalgando el relámpago

 





El humano llega a su casa. Abre la puerta. Cuelga el maletín y el saco en el perchero. Se acomoda en su sillón favorito. Pasado un rato siente un dolor en la espalda y se pregunta por qué no lo han recibido sus hijos. Algo falla, pero allí están los cuadros, la televisión de bulbos, la cocina a un lado del baño, la pared marrón a medio pintar. Allí están, como en la mañana, antes de partir hacia el trabajo. Sin embargo, el dolor y sus hijos sin saludar persisten.  El humano decide levantarse del sillón, recoge el maletín y el saco, abre la puerta, sale. Está seguro de haber de haber doblado en la esquina equivocada.

Los personajes de estas historias siempre llegan de ninguna parte y regresan a ninguna parte. Mejor dicho: se desvanecen. Su condición fantasmal contrasta con la precisa descripción de los lugares donde se desarrolla su breve tránsito por algo que, con bastantes dudas, podríamos llamar el mundo. Están los cuadros, la cocina, el   televisor anacrónico, el saco, el perchero, pero el personaje muchas veces ni siquiera tiene nombre. Dicho de otra forma: el protagonista no es.

Con esa incierta materia están tejidos los treinta y ocho relatos que conforman el libro Crónicas para Fantasmas, del periodista y escritor colombiano Gustavo Vargas, radicado en México desde hace un buen rato. La obra fue publicada bajo el sello editorial Cine Club Borges en 2025.

Los textos (¿Poemas en prosa? ¿Crónicas breves? ¿Cuentos cortos?) ostentan títulos como Cuestión de mirar bien, Esquina equivocada, Génesis, Palmillas, Luciérnagas.  A veces los protagonistas tienen nombre propio: Vargas. Rosa, Talita, Siete, Nacianceno, Blanca.  Pero las pistas se pierden allí. Seguir su rastro es adentrarse en callejones sin salida que al final se anudan en uno solo, como si el narrador o los narradores se propusieran recordarnos que la vida no deja opciones distintas al extravío. Es la atmósfera que se respira en una historia titulada Agotamiento del teatro cuyo, último párrafo dice así:

Muchas formas he inventado para ahuyentar el olvido. Fui creador y titán, conté las nubes y las estrellas, también sus plumas. Volví al pasado, corregí mi falta, robé de nuevo. Le advertí a la esposa de mi hermano, le aconsejé abrir el ánfora y envidié ese amor nada difícil entre ellos. Inútil. No recuerdo mis primeros actos. Nada queda por imaginar, solo quiero ver al Héroe, quien expía una culpa con trabajos imposibles. Con la espada cortará mis cadenas, con la flecha matará al que viene por mí. Y si no es de esa forma, si el futuro cambia, bueno, poco nos importa el orden de las cosas.

La última frase es toda una declaración de principios: Poco nos importa el orden de las cosas ante la imposibilidad del recuerdo y su correlato, el olvido. Para quien llega siempre a la esquina equivocada (título de una de las historias) todo es inútil, según se desprende del brevísimo texto que aparece en la página 51 del libro:

Le he llevado una flor a Rosa. Hoy tampoco salió. Quizá un día de estos pueda pasar una tarde junto a ella.

Le he dejado la flor a Rosa. Estará marchita al volver, como las anteriores.

Esta forma de poesía desolada brota a lo largo de las 121 páginas de Crónicas Para Fantasmas. Algo nos dice que el mundo está puesto ahí para permitir esos brotes.  Jardín calcinado, tiene de todos modos un lugar para la esperanza. Eso es lo que nos deja la imagen de la historia de dos renglones titulada Talita:

Descubrió un granito de arena de playa en el centro de Bogotá.

-       ¡Bien!- dijo-. El mar está cerca.

 En muchos sentidos, leer estos relatos de Gustavo Vargas es como cabalgar el relámpago, según la atinada metáfora de la banda norteamericana Metallica:  a través de sus imágenes uno tiene una vislumbre del misterio antes de pasar a la siguiente página, hasta tropezar al final del callejón con la tragedia definitiva: la de la princesa Sherezade:

En un momento de somnolencia, Sherezade olvidó continuar la historia de la mujer que narraba historias al sultán.

-Bueno- dijo Shariar-, también a ella se le habrá olvidado-, y llamó a los verdugos.


PDT: les comparto enlace a la banda sonora de esta entrada

https://www.youtube.com/watch?v=We_DLCYDaYw&list=RDWe_DLCYDaYw&start_radio=1

 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Ingrese aqui su comentario, de forma respetuosa y argumentada: