jueves, 24 de septiembre de 2020

Cuestión de costumbres


Leo  en un informe de  la Organización Mundial de la Salud los siguientes datos:

8.2 millones de personas murieron de cáncer en el mundo en 2019.

Entre tanto, 7.4 millones murieron por infarto y otras afecciones coronarias durante el mismo periodo.

Además,   3 millones de personas mueren cada año por afecciones respiratorias.

Esos números bastan por sí solos para  recordarnos  uno de nuestros olvidos favoritos : que la muerte es una vieja costumbre de los seres vivos. Sin ella no podríamos vivir.

En su momento, la sola mención de la palabra cáncer  bastaba para sembrar la angustia  en el diagnosticado y en su más cercano círculo familiar.

Caso contrario al de los infartos: como  acaecen  en  cuestión de segundos no hay tiempo para el pánico. Tanto, que muchos lo consideramos una forma deseable de  despedirnos de este mundo.

“ El abuelito se murió de repente”, decíamos en  otros tiempos, cuando los tecnicismos clínicos todavía no formaban parte de nuestro lenguaje cotidiano.

En ambos casos nos  acostumbramos  en corto plazo a su presencia. Al fin y al cabo son apenas otras formas de disolverse, de  abandonar el mundo por la puerta trasera.

“ De algo nos tenemos que morir”, es otra verdad de Perogrullo.



Traigo esto a cuento  porque,   gracias a la pandemia de Covid-19, la palabra   incertidumbre recobró su plena vigencia  en nuestras vidas: abandonados a  certezas artificiales como el empleo, el matrimonio, el estatus o el reconocimiento, olvidamos que lo incierto constituye la materia misma de nuestra condición.

Por eso nos  seduce tanto la  noción de seguridad, así en la vida privada como en la pública. Es una suerte de asidero, de fórmula para  conjurar  la certeza de nuestra fragilidad.  Eso es lo que ofrecen las figuras de autoridad, ya se trate de la pareja, del   caudillo o del gurú.

No por casualidad, caudillismos y mesías  de toda laya se han multiplicado al ritmo de los contagios.

Pasada la primera fase del pánico, exacerbada por el tono de los medios de comunicación y por la monomaníaca  repetición de estadísticas emitidas por las  autoridades, la  gente ya empieza a hacerse   a  la idea de que no necesariamente hay  que lanzarse a las  calles o abandonarse  al delirio de una orgía para recibir la acometida de la pelona, disfrazada esta vez de Coronavirus.

Este puede llegar en la fruta que pedimos a la tienda de la esquina, en el pescado  enviado desde el supermercado o en  el regalo remitido por un ser querido desde lejanas tierras.

O en una bala perdida.


Entramos pues en la fase de la costumbre, en ese ganar confianza propio de las especies gregarias proclives a refugiarse en la real o aparente fortaleza del grupo.

¿Por qué no echarse una cana al aire?

De modo que no es solo irresponsabilidad o “ indisciplina social”, como les gusta decir a los amantes  de los controles férreos.

Es una combinación de instinto animal y hábitos sociales. Si nos quedamos encerrados pereceremos por hambre y sin los otros   seremos más frágiles ante la acometida del enemigo.

En principio nos conformamos con  mirar el mundo a través de la ventana. Luego, asomamos la nariz por la puerta  entreabierta y ahora nos lanzamos a las calles en busca de pan, de libertad, de diversión o de una simple bocanada de aire fresco.

Los necesitamos para seguir vivos y por eso forman parte de nuestro equipaje.


Un vecino, profesor de matemáticas y devoto creyente en Dios, llegó a una saludable combinación de fe y estadística, expresada en el siguiente razonamiento: si la población en alto riesgo representa el 20 por ciento del total, debemos poner toda nuestra fe en que formamos parte del 80 por ciento restante. Con la calculadora en una mano y el devocionario en la otra, se ha convertido en un  vehemente defensor del regreso a las aulas.

Por ahora, los padres de familia y sus propios compañeros de  profesión lo miran con una mezcla de miedo y desdén. ¿ A qué tanto afán? Le preguntan.

Pero ya tendrán tiempo de acostumbrarse.


PDT. les comparto enlace a la banda sonora de esta entrada.

https://www.youtube.com/watch?v=RP0_8J7uxhs

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