Bastante se ha dicho en las últimas décadas sobre lo que significa la Internet como oportunidad para fortalecer las democracias, en tanto permite la libre circulación de opiniones,sin pasar por los obstáculos implícitos en la estructura de poder de los medios de comunicación convencionales. En ese contexto muchos ven los blogs como la expresión más palpable de la libertad de pensamiento y la circulación sin límites de las ideas. Como si fuera poco, los defensores a ultranza de las llamadas redes sociales se quedan sin palabras a la hora de magnificar el papel que estas pueden y deben jugar en el momento de poner en marcha el enorme potencial que subyace en muchos grupos humanos maniatados hasta ahora por mecanismos legales no siempre orientados en beneficio del interés colectivo.
Llegados a este punto, todo parece concentrarse en la rapidez con que circula la información y en la capacidad para poner en contacto, en tiempo real, a millones de personas en el planeta que comparten similares visiones del mundo, a pesar de las diferencias en materia de idioma, género, edad o situación económica. En el caso colombiano, nos muestran como ejemplo la manera como algunos blogs han permitido que el mundo se enterara de muchas atrocidades perpetradas por los amos de la guerra . También nos hablan de lo que significó el llamado a través de Facebook a participar en una marcha que, multiplicada por la capacidad de medios de comunicación tan poderosos como Caracol, RCN o El Tiempo, se convirtió en símbolo del repudio de un sector de la sociedad contra las acciones del grupo guerrillero de las Farc.
Y aquí es donde empiezan las dificultades, porque a los pregoneros de esa cosmovisión poco parece importarles la calidad de lo que se escribe y mucho menos se preguntan por las herramientas que permitan unos mínimos de control que garanticen la veracidad de lo que circula en la red. Como buenos utilitaristas , lo plantean todo en términos de velocidad y eficiencia : “Si es rápido, es bueno”, parece ser la consigna. A sí las cosas , nadie se fija en gastos en el momento de reflexionar sobre el sentido de lo que se dice y mucho menos en los efectos que pueda tener en la vida cotidiana de la gente. El ejemplo más reciente de ello es la decisión del caricaturista Vlado de clausurar su cuenta de Twitter, porque la idea inicial de crear un espacio de intercambio de reflexiones respetuosas y argumentadas derivó hacia la degradación del lenguaje, cuando no a las amenazas directas o veladas de anónimos interlocutores que no comparten su visión del mundo. Los insultos utilizados no son reproducibles aquí, tanto porque violentan los mínimos de decencia como por su capacidad de sumarle bajeza al ambiente de un país de por sí enrarecido por el hálito nauseabundo que emana desde los grandes centros de poder legales o ilegales. Ese estado de cosas fue posible gracias entre otros factores a que el carácter impersonal, masivo e instantáneo de la comunicación en la galaxia digital hizo de esta el territorio perfecto para el florecimiento de toda suerte de francotiradores , que en cuestión de segundos pueden desatar una inquisición tomando como pretexto cualquier causa con apariencia de nobleza, o por simple incapacidad para digerir el pensamiento ajeno. El toque máximo de irresponsabilidad lo da el hecho de que,independiente de las motivaciones, estarán siempre amparados , cómo no, por la patente de corso de su condición invisible.
Cada vez es más difícil discutir en un país explícitamente polarizado y radicalizado. La atmósfera bélica inunda los intercambios en foros, blogs, facebook y twitter...la realidad condicina estos usos y abusos del lenguaje, pero al mismo tiempo esos mismos usos van conformando las condiciones de la primera. Pero ojo, que la violencia verbal no sólo se viste de insulto directo, sino también de sarcasmo (arte violento en el cual Vladdo tiene mucha experiencia). Su retiro de esa red social está bien justificada, pero excesivamente cacareada por él mismo, lo cual también es molesto y banaliza el asunto.
ResponderBorrarAmigo Olave, Por supuesto que la opción de convertirse en mártir de cualquier cosa es bastante tentadora para una figura de tanto peso mediático, como Vlado. Pero eso no nos puede llevar a desconocer que Internet , en tanto herramienta, puede enriquecer la discusión o degradar el lenguaje hasta límites insospechados.
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