viernes, 1 de abril de 2016

El camino de arena




 Un viajero del siglo XXI baja del avión en Sri Lanka, “La isla resplandeciente” en la que, según la leyenda, estuvo ubicado el  Paraíso Terrenal.
Buda, El iluminado, emprende un largo y tortuoso camino en busca de la gracia.
A finales del siglo  IV después de Cristo el monje  chino Fa Hsien, hastiado de la degradación de su mundo, parte con  el propósito de encontrar los manuscritos originales  que guardan las disciplinas, el código ético del budismo.
Los tres: el viajero,  El iluminado y el monje tendrán que atravesar desiertos, surcar océanos y escalar  montañas en una tarea que puede  tomarles muchas vidas antes de encontrar el  esquivo objeto de sus desvelos.
El lugar común diría que partieron en busca de sí mismos . O que escapan de sí mismos : en el fondo da igual. Pero a veces- algunas veces- la vida elude el tópico : nunca  sabremos  qué buscaban . Apenas podemos sospecharlo a  través de las trescientas treinta y cuatro páginas de Resplandor, el libro del escritor colombiano- colombio, diría él- Gustavo Arango, publicado por Ediciones B en marzo  de 2016.


Podríamos  simplificar y decir que se trata de un  libro sobre un viaje de iniciación, pero estaríamos redundando : en el fondo  , todo viaje que no tenga intenciones turísticas participa de esa condición.
 En realidad el autor  nos devuelve  a  las viejas metáforas sobre la búsqueda de la sabiduría, esa ardua tarea en la que el camino mismo, sea de  agua, de arena o de piedra , es la fuente de todo conocimiento.
Lo  intuía el  Buda cuando  escapó de la prisión paterna y de los límites  del mundo conocido, para adentrarse en unos territorios inhóspitos en los que, paso a paso, aprendió a despojarse  de  las ataduras  hasta alcanzar la ingravidez donde todas las fronteras  se diluyen en la luz.
Lo aguardaban el monje Fa Hsien  y su  grupo de peregrinos cuando  seguían  el camino de arena hasta el lugar donde  alienta el Vinaya Pitaka,  el  libro de las disciplinas.
Lo creía también el viajero, obsesionado con esa isla desde los tiempos de su juventud. Así  lo revelan sus referencias  constantes  a quienes una  vez pasaron por allí empujados por sus propios demonios : Marco Polo, Tamerlán,   Gengis  Kan  y, entre los más recientes, los escritores  Thomas Merton y Artthur C. Clarke, autor de 2001 Odisea del Espacio, que incluso murió en la isla en el año 2008.


Después de una rigurosa investigación de documentos  y de un viaje previo al lugar, Gustavo Arango  emprendió la escritura de Resplandor, en un esfuerzo equiparable al  ascenso  a Sri Prada, el monte donde Buda dejó marcada en la roca la  huella de uno de sus pies, visitada cada año por  miles de peregrinos de todo el mundo.
A través de un  impecable manejo del  lenguaje el libro conduce, a quienes tengan la paciencia budista de  perderse y volverse  a encontrar en sus meandros hechos de poesía, hacia una sucesión de revelaciones que van todo el tiempo  de  los estados interiores de  los protagonistas a los prodigios de  un paisaje  que es , a su vez, un relato de las aventuras de que quienes lo recorren.
En ese  cruce de caminos asistimos   a los pasos que conducen  a la perfección del Buda, contados por las piedras y los árboles donde El iluminado se detuvo a meditar, desatando de paso infinidad de prodigios a su alrededor. 


En otro punto de la madeja  el viajero nos  remite  a su propia infancia y, a partir de  allí, al extenso periplo que lo llevó a la isla de sus dichas y terrores, desde  “ El valle de la muerte” hasta “ El país del sueño”, pasando por “ La Ciudad de los crepúsculos” .
 Entretejidos en esas dos líneas de tiempo,  el monje Fa Hsien y sus acompañantes siguen en la arena el rastro de  los libros : los diminutos granos de  polvo petrificado son letras del gran texto del  universo. En su recorrido algunos dejan sus propios huesos a manera de  grafía destinada a  futuros caminantes.
El sello  editorial la define en la categoría de  Novela Histórica. Pero luego de llegar al final, el  lector descubre, entre dichoso y perplejo, que  la historia es apenas  la metáfora de algo más hondo, el dato que pone  en marcha a los  viajeros. Incluso, como corresponde a toda mente lúcida, hay espacio para el humor negro, como aquél momento en  que  el narrador pone en labios de El iluminado unos versos del compositor colombiano Jorge Villamill, que podrían , en efecto, haber sido tomados de un  texto budista :“Ya nunca volverán/ las espumas viajeras/como las ilusiones/ que me depararon/dichas pasajeras”.

2 comentarios:

  1. Maestro, con esta reseña pienso en una novela fantástica. Un viaje es suspenso, es el anhelo por respirar las leyendas o mitos que se han tejido en ciertos lugares. Cuando estamos donde queremos estar lo creemos todo. Los libros son eso, y las historias que se cuentan, para poder ser articuladas, son tan reales como el sudor y los deseos de seguir caminando.
    Saludos.

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  2. Creo que Resplandor no lo defraudará, apreciado Eskimal : el perfecto equilibrio entre forma y fondo le depararán una experiencia exquisita.

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