jueves, 3 de agosto de 2023

Mick Jagger: de los extramuros al Mainstream

 



Es bien sabido que la fama, divinidad obcecada como ninguna, fragmenta el Yo y lo extravía en un laberinto de espejos donde la persona ya no puede saber quién es. ¿Puede concebirse un castigo más sofisticado?

Mick Jagger (26 de julio de 1943, Datford, Kent, U.K.) pertenece a esa categoría. De ahí puede derivarse su fascinación con los relatos de Jorge Luis Borges, ese poeta frecuentador de espejos y laberintos. O mejor dicho: de espejos enfrentados que devienen laberintos. En Performance, película de culto dirigida por Donald Cammell y Nicola Roeg estrenada en 1970, el cantante aparece leyendo un cuento del escritor argentino, con quien tuvo un fugaz encuentro luego de una conferencia, según lo narra María Kodama, compañera de Borges y devota de la música de The Rolling Stones, la nave insignia de Jagger, Richards y los pillastres que vinieron después.

Jagger & Richards, esa dupla tan célebre como la de Laurel & Hardy, Lennon & McCartney o Gardel y Lepera se conocieron en la temprana juventud, unidos por la literatura y la pasión  por el blues negro del más profundo sur norteamericano. De hecho, sus primeros discos fueron un tributo a los  más grandes músicos de ese género doliente y nostálgico en el  que las voces hablaban de despojos y desarraigos.

La esencia de ese espíritu la destilaron en Satisfaction, para muchos el mejor rock que se ha escrito. El desasosiego y la insatisfacción eterna de la criatura humana se ponen de manifiesto en ese desesperado repetir and I try, and I try and I try, como quien se despelleja los nudillos tocando a las puertas del cielo.



Sospecho que, en medio del delirio que vino después, con sicodelia incluida a mediados de los sesenta, cuando Satisfaction ya era un himno generacional, ni se les ocurrió pensar que un día del siglo XXI serían dos célebres octogenarios que, instalados en la cima de la gloria, acaso evocarían  con ternura y condescendencia  sus tiempos de chicos malos decididos a  espantar a los burgueses de todos los rincones de la tierra.

Es más, creo que ni esperaban llegar al final del siglo XX. Después de todo, la consigna de los tiempos se resumía en la frase “Vive rápido, muere joven y serás un cadáver bien parecido”, asumida como auténtico dogma de la rebelión sesentera.

Para ese propósito de épater le bourgeois  contaban con dos armas. De un lado, el enorme talento musical de ambos y por el otro un par de signos exteriores convertidos en marcas de fábrica por la industria del entretenimiento: la bocaza del cantante y el colmillo cariado del guitarrista.

Para entonces, el vocalista todavía no era Sir Mick Jagger y lo que eso significa como asimilación por parte del Mainstream, en una prueba más de la capacidad del establecimiento para convertir en mercancía hasta a sus más virulentos contradictores: la imagen crística del Che Guevara y la boca de Jagger estampadas en carteles, camisetas y cientos de chucherías son acaso las pruebas más elocuentes.




Todos tenemos a alguien que nos inicia en los misterios esenciales: el sexo, la música, los libros, la religión. En mi historia de amor con el rock ese rol lo desempeñaron dos personas: mi primo Pacho y Miriam, profesora de música del colegio Deogracias Cardona en Pereira. Casi al tiempo, me dieron a escuchar sendas casetes con canciones de los Stones. Estaban, claro, Satisfaction,  Simphaty  for the Devil, Street Fighting man, Ruby Tuesday y Paint it black. -¿Cuántas veces habrá sonado esta última como música de fondo de películas y documentales sobre la guerra de Vietnam?. Después vendría Angie, (Goats head Soup,1973) la balada que desde entonces ha inspirado el nombre de sucesivas generaciones de muchachas en el mundo entero.

Un par de anécdotas antes de seguir con el ya octogenario trotamundos: la profesora Miriam era alegre, vivaz, inteligente y muy, muy bajita; tanto, que al descansar la guitarra en el suelo ésta la excedía en estatura. ¡Pero cómo pulsaba sus cuerdas a la hora de interpretar las canciones! Por su lado, mi primo Pacho murió a los 75 años, en plena pandemia de Covid-19, al caer de un andamio mientras exploraba las alturas en busca de no sé qué cosas. Pero bueno… si Jagger se trepa a los escenarios a los ochenta.

Volvamos entonces a Jagger. En la novela ¡Qué viva la música!, del escritor colombiano Andrés Caicedo, quien se suicidó a los 25 años, la narradora rinde un manifiesto tributo a los Stones, pero en especial a su vocalista y a esa manera suya de plantarse ante el mundo con su cara de peleador callejero. A manera de glosario, al final aparece una lista de once canciones del grupo que, al lado de los grandes de la salsa, obraron a modo de banda sonora de su generación en la ciudad colombiana de Cali, conocida entre otras cosas por el vigoroso movimiento cinematográfico gestado allí en el tránsito de los sesenta a los setenta. Uno de los protagonistas de ese dinamismo, el escritor, director de teatro y periodista cultural Sandro Romero Rey, rindió tributo   a los Stones a lo largo de su obra escrita, que incluye un libro titulado: Mick Jagger El rock suena: piedras trae.





Como no podía ser de otra manera, de todo se ha dicho y escrito sobre Mick Jagger. Sin solución de continuidad, se le ha tildado desde genio hasta rey de la impostura. Supongo que todos tienen algo de razón, pero el negocio del espectáculo es así: las fronteras se diluyen, los adjetivos cambian de sentido en cuestión de segundos y los protagonistas pasan del cielo al infierno sin que  puedan tener control alguno sobre el rumbo de las cosas.

Al final, es mejor optar por la gratitud hacia quienes nos han regalado momentos de dicha o nos han acompañado en interminables noches de dolor, como se desprende del título de Let´s spend the night together, la canción que además le dio el nombre al documental donde el director Hal Ashby (1929-1988) otro fervoroso admirador de la banda, recoge algunos entre muchos hitos en esa carrera que aún no termina.

Para el efecto, poco importa en realidad si los chicos malos pasaron a golpe de fama de los extramuros al Mainstream.


PDT: les comparto enlace a la banda sonora de esta entrada

 https://www.youtube.com/watch?v=nrIPxlFzDi0

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